Revista Sociedad

El mundo que Repsol quiere construir

Por Tenemosderechoatrabajar

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Además del ya conocido eslogan “Inventemos el futuro”, en esta campaña Repsol quiere enfatizar en su compromiso por construir un mundo mejor:
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Utilizando una grafíca que imita a las letras escritas a mano, intentando mostrar cercanía, el eslogan dice: “construir un mundo mejor es un premio para todos”. Mientras que, en letra de imprenta, como muestra de que se habla de algo más serio, se puede leer: “Repsol, reconocida como la empresa de petróleo y gas más sostenible del mundo” y ya, en la letra más pequeña: “Repsol ha obtenido la máxima calificación otorgada por el Índice Dow Jones de sostenibilidad en los criterios de transparencia, gestión medioambiental, biodiversidad, estrategia frente al cambio climático, combustibles limpios, desarrollo del capital humano y compromiso con la comunidad”.
Como símbolo de futuro, en la foto se puede ver a una niña que, jugando a hacer un puzzle, va construyendo un globo terráqueo con los colores corporativos de Repsol, mapa en el que, por cierto, no aparece América Latina, lugar donde Repsol tiene la mayor parte de su actividad.
Poco tiene que ver, como veremos a continuación, la imagen corporativa que Repsol muestra en este anuncio con la actividad real de la compañía. Conviene comenzar destacando que Repsol, que fue de titularidad pública hasta hace apenas una década y media (se privatizó por completo en 1997 bajo la supervisión de Alfonso Cortina), no es técnicamente una empresa sólo española, y en absoluto es propiedad de todos los españoles y españolas. Más del 50% de la multinacional es propiedad del capital extranjero (el 42% pertenece a fondos de inversión extranjeros — gestionados habitualmente por grandes bancos— y el 9,5% pertenece a la empresa mexicana Pemex). El resto de la empresa es propiedad del grupo de capital privado español Sacyr (10%), de una entidad financiera española como Caixabank (12,83%) y de más capital privado español.
En plena crisis económica parece que la empresa tiene claro cómo “construir un mundo mejor”: en 2011 Repsol triplicó sus beneficios respecto al año anterior. Antonio Brufau, presidente de la compañía, que según el ranking anual de la revista Forbes es la empresa trasnacional nº 140 del mundo, recibió una retribución por el desempeño de su cargo de 7,08 millones de euros en ese mismo año. Pero ¿qué es lo que se esconde detrás de la actividad de Repsol para tener estos beneficios?
Para comenzar, Repsol tiene 13 filiales radicadas en los llamados “paraísos fiscales”, es la segunda gran empresa española que más opera en estos lugares. En cuanto a su preocupación social, conviene destacar que mientras los beneficios contables de Repsol han crecido un 11,97% entre 1998 y 2007, el salario medio de sus empleados sólo ha crecido un 1,71%. Eso quiere decir que los mayores beneficiados han sido los accionistas privados, y no sus trabajadores y trabajadoras.
Además, Repsol ha sido acusada de operar en 17 resguardos indígenas en Bolivia, y de violar los derechos humanos y de causar persistentes impactos sobre la vida y cultura de sus habitantes, en especial en las comunidades indígenas, en países como Ecuador, Argentina o Colombia.
Sorprende que sea la “empresa de petróleo y gas más sostenible del mundo” cuando es un agente importante en el calentamiento global. Las emisiones directas de la compañía ascienden a unos 30 millones de toneladas de CO2 equivalente. Pero esto sólo es una parte ínfima de su responsabilidad en el cambio climático, ya que habría que sumarle las emisiones como consecuencia de la quema de los combustibles fósiles que produce, lo que supone más de 1.000 millones de toneladas de CO2 equivalente en un año. Las emisiones totales del Estado español en un año están en torno a los 400 millones de toneladas de CO2 equivalente. Además, Repsol actúa activamente en la pérdida de biodiversidad. Sus actividades extractivas están presentes en el Parque Nacional Madidi, Reserva de la Biosfera Pilon Lajas, Parque Nacional Isiboro Sécure, Parque Nacional Amboró, Parque Nacional Aguaragüe (todos en Bolivia), Parque Nacional Yasuni (Ecuador), o la Reserva Llancanelo (Argentina).
Crear una imagen corporativa responsable es algo imprescindible para Repsol, que invierte importantes cantidades de dinero en anuncios como este, cuyo objetivo es enmascarar los graves impactos socioambientales que genera.
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