El muro de vinicito

Vinicio Castillo Serman 

ESTE señor no bien ha puesto la nalga en su asiento como diputado, por su partido Fuerza Nacional Progresista, para salir con un proyecto de ley, en lo personal, tonto: la construcción de un muro en la frontera entre Haití y Republica Dominicana. Esas son las cosas por la que creo que el cargo a diputado de la Republica debería ser considerado, como se hace con los cargos en educación, para concurso. Un muro se define como: “Una estructura petrifica o metálica que tiene como fin contener algo”. Bueno, la intención es clara: una estructura para contener la inmigración haitiana hacia nuestro suelo. Quizás la idea lo tomo del muro que separa a Estados Unidos de México (Siiii… ese mismo Estados Unidos que nos acusa de racistas y anti derechos humanos)… Bueno, tal vez me equivoque y la idea haya sido tomada del “Muro de Berlín” o de la“Muralla China”; ups, creo que me pase.
Pienso que la solución, mi querido diputado, no sería la construcción de una pared material (por cierto, ¿cuál será la mano de obra? ¿Dominicana o haitiana? ¿Lo veremos a usted y a los distinguidos congresistas poner su ladrillo?). La problemática de la inmigración ilegal tiene que ver que la misma “conviene a empresarios, políticos, ong’s religiosas y seculares, y militares”. La entrada de haitianos es un negocio redondo para altas estancias de ambos países. Quizás sea que llego nuevo y es idealista; pero el tiempo le demostrara que muchos de sus compañeros son beneficiados con ese “descontrol” en la frontera.
Lo que nuestro flamante nuevo diputado por oportunidad debe pensar, elaborar y proponer es un proyecto de ley para un muro legal que castigue a los militares que “macutean” en la frontera; a los empresarios que les conviene la mano de obra barata y las ONG’s que prefieren que un pueblo sufra penurias en tierra ajena para poder pedir donaciones para mantenerlos… ¡pues la miseria es un buen negocio para muchos! ¿Se anima señor Vinicio Castillo? O se dará cuenta que más fácil es proponer hacer una pared, que desarmar una maquinaria que se enriquece con la desgracia de los vecinos del otro lado y de paso ponen en peligro nuestra existencia como nación. ¡Es bueno que lo piense!