Revista Comunicación

El negociador de conflictos (también llamado Analista funcional)

Publicado el 14 diciembre 2015 por Morenograu @morenograu

Según la definición más estricta, el papel del analista funcional en una empresa de Tecnología es capturar, consolidar y comunicar la información del proyecto al resto de los equipos (Desarrollo, principalmente). Dependiendo de la organización y el desarrollo de software que se está realizando, el título analista funcional puede ser llamado por otros nombres también. Otra etiqueta muy utilizada es analista de negocio, aunque viene a resultar lo mismo.

Pero si sólo nos quedamos con esto, no entendemos realmente cuál debe ser su posición y la importancia que tiene para el proyecto.

Un Analista funcional es un vínculo fundamental entre los distintos departamentos de la empresa con intereses muy variados, no siempre coincidentes a pesar de formar parte de un mismo proyecto. Recogiendo los requerimientos de negocio (o muchas veces teniendo que redactarlos) tiene que transformarlos en algo coherente para el equipo de desarrollo pueda entender y seguir.

Uno de los componentes clave de éste es aclarar la intención de la PYME. El analista funcional pasará una gran cantidad de tiempo a haciendo preguntas como “¿Qué quieres decir con eso?” o “¿Cómo esto encaja con lo que hablábamos antes?” Preguntas como éstas exponen potencial, a menudo sutiles, diferencias de significado entre Negocio y el resto del equipo de desarrollo. Más importante aún, estas preguntas exponen supuestos relativos a la lógica y procesos que no pueden ser claramente establecidas por negocio o incluso otras áreas como Marketing.

El analista funcional es responsable de identificar y resolver los requisitos que muchas veces son contradictorios y/o irrealizables. Si una parte de Negocio afirma que el mar es de color azul y sin embargo, otra más comercial afirma que es de color turquesa, será responsabilidad del analista resolver esa cuestión. Esto se puede hacer poniendo en común las diferentes perspectivas o negociar un punto intermedio que sea realista para llevar a cabo la tarea en los plazos marcados.

Esto nos lleva a negociaciones, que convierten al analista en ocasiones a un diplomático de zonas de guerra en conflicto, pues los intereses contrapuestos pueden llevar al hundimiento del proyecto.

Al final, el documento de requerimientos representarán el contrato entre la empresa que quiere una solución y el equipo de desarrollo de software que quiere crear la solución. Parece que es lo mismo, pero no lo es. Muchas veces Desarrollo tiene una idea clara de cómo realizar el proyecto que no se corresponde en absoluto con la que tiene Negocio. Y ahí, el documento de requerimientos es el compromiso de ambas partes de llegar a un entendimiento.

El bagaje del analista funcional es, ante todo, una caja de herramientas de habilidades de comunicación y relación interpersonal. Aunque es importante que posea algunas habilidades técnicas, su mayor activo es su capacidad de comunicarse con los demás, trabajar las relaciones con los otros, hablar sus diversos lenguajes y conducir el proyecto al éxito final.

Fuentes y más información:

Developer.com / MagnetismSolutions / Wikipedia


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El negociador de conflictos (también llamado Analista funcional)

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