Revista Cultura y Ocio

El Nueva York de Elvira Lindo

Publicado el 07 diciembre 2011 por Goizeder Lamariano Martín

Presentación de Lugares que no quiero compartir con nadie, de Elvira Lindo

Hoy, para celebrar que Cuéntate la vida ha llegado ya a las 100.000 visitas, os traigo, después de bastante tiempo, la crónica de una presentación. El pasado jueves 1 de diciembre tuve la suerte de poder asistir, junto con Pablo, mi chico y María, del blog De todo un poco, a la presentación del último libro de Elvira Lindo, Lugares que no quiero compartir con nadie. El acto tuvo lugar en la cafetería-librería La buena vida, en el número 10 de la madrileña calle Vergara, y se prolongó desde las 20.30 hasta las 21.40 horas. Cuando llegamos el local ya estaba abarrotado y tuvimos que conformarnos con quedarnos al lado de la puerta y escuchar la conversación entre Elvira Lindo y el periodista Toni Garrido. Conforme pasaron los minutos, mientras disfrutábamos de la amena charla, nos dimos cuenta de que estábamos rodeados: la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde; el actor Javier Cámara y el escritor Antonio Muñoz Molina, marido de Elvira Lindo.

Pero vamos a lo que de verdad importa: el libro. 
No hace falta haber estado en Nueva York para que sus calles nos sean familiares. Es la ciudad de ciudades, con el mítico amarillo de sus taxis, los puestos de perritos calientes, el Empire State Building recortándose sobre  el cielo azul de Manhattan, los musicales repletos de estrellas en Broadway o incluso sus alcantarillas humeantes. El cine nos la ha retratado miles de veces y la literatura ha convertido a la Gran Manzana en el escenario de innumerables historias.

Y Nueva York es también la ciudad donde desde hace años reside la escritora Elvira Lindo. Y desde esa perspectiva privilegiada de neoyorkina, ha decidido compartir lo que en realidad desearía quedarse para sí misma. Gracias a esta aparente contradicción ha surgido su último libro: Lugares que no quiero compartir con nadie, donde nos cuenta cómo es su Nueva York.

Elvira Lindo recorre en estas páginas aquellos lugares de Nueva York que tienen algo especial, escenarios que evocan situaciones personales o que pertenecen a nuestro imaginario colectivo a través del cine o de la literatura.

Partiendo de una conversación con un desconocido en el barrio de Queens, la escritora se retrata a sí misma a medida que descubre rincones de Nueva York. Al hacerlo, nos revela la esencia de algunos lugares que existen todavía en la gran manzana y otros que permanecen en el corazón.

El particular estilo de Elvira Lindo busca la empatía del lector. La escritora consigue armonizar lo familiar e íntimo con una marcada personalidad y hondura en su modo de observar el mundo que la rodea. Su voz es el hilo conductor de este libro en el que nos descubre rincones secretos, bares, restaurantes, parques, panaderías, puestas de sol o escenarios de película que guardan toda la esencia de la ciudad de Nueva York.

Y sobre su obra la autora explicó en la presentación: 'El libro habla de Nueva York, cómo la veo yo a diario, con sus buenos y malos momentos. La historia empieza en Queens, un barrio que no es el mío. Porque el barrio en el que se vive marca, te define, dónde vives condiciona cómo te ven los demás. Pero Nueva York no es sólo sus barrios, también sus habitantes. Mi relación con las gentes de Nueva York empezó gracias a Chiqui, mi perrita. Porque para muchas personas los perros son como los bebés, te ayudan a relacionarte y a conocer gente por la calle, en los parques. Por eso, si un extraterrestre llegase a la Tierra, en seguida comprendería cuál es la especie dominante en nuestro planeta, porque vería que los perros van delante y los hombres les seguimos por detrás, ellos cagan en la calle y nosotros recogemos sus cacas', explicó Lindo arrancando las carcajadas de todos los asistentes.

Sobre las distintas situaciones que se narran en el libro, destacó: 'Hay personas que tenemos atracción para las situaciones raras, algo que no siempre está bien, pero que se fomenta si, como yo, te quedas alelado mirando, así atraes a gente rara, de la que hay tantísima en Nueva York que hasta yo puedo resultar normal. Pero a mí me encanta observar esta rareza'.

Elvira Lindo confesó que se le habían quedado muchas historias en el tintero. 'Esto en realidad es una primera parte, porque muchas cosas se han quedado fuera. Por ejemplo, habría tenido que dedicar todo un capítulo a los pies de las mujeres de Nueva York. Los llevan muy cuidados y trabajados y continuamente los ves por la calle, en el metro, los ves hasta en invierno, porque muchas mujeres van muy abrigadas pero con sandalias, y todo para lucir la pedicura que se han hecho, porque hay una gran obsesión por la manicura y la pedicura, algo que yo jamás había tenido hasta que no llegué a Nueva York. Es algo muy curioso ver cómo algunas mujeres van desastrosas, horribles, sucias, pero con las uñas muy cuidadas. Aunque también se ve todo lo contrario, uñas como percebes, pero no creo que sea algo extraño, porque forma parte de la ciudad'.

Lugares que no quiero compartir con nadie es un libro formado por las historias personales que Elvira Lindo ha vivido en Nueva York. 'Antes era un poco inocente al escribir sobre la gente de mi entorno, pensaba que no se enteraban, pero se enteran por las vías más extraordinarias que te puedas imaginar. Por ejemplo, un día cenamos en casa de un amigo que tiene un loro en el salón, un loro que habla. Antonio contó esta historia en su blog y a los días, cuando este amigo vino a nuestra casa a cenar, le pidió que no hablase más del loro'.

Sobre sus lugares favoritos de Nueva York, esos que no quiere compartir con nadie, la escritora recordó: 'Mi sitio favorito de Nueva York es algo que no suelo compartir con nadie, así que por favor les pido que si van a la ciudad no vayan a ese sitio, porque lo quiero solo para mí. Es una delicattessen de los años sesenta. Un sábado a la noche estaba en casa viendo la película Smoke y me di cuenta de que me sonaba el sitio que salía en la película, hasta que caí en que era mi sitio. Escribí un artículo sobre esto y después fui allí a comer con una amiga. Cuando fui a pagar me dijeron que me invitaban por haber escrito sobre ellos, los camareros ya me conocían como la escritora española. Resulta que unos clientes de toda la vida son de Barcelona y les habían traducido el artículo'.

A continuación Lindo recordó otra anécdota que también cuenta en el libro: 'Cuento cómo conocí a un cura gay que vivía en Broadway con su chico, en un apartamento que estaba al lado de su iglesia, son personajes que solo te encuentras allí y que no te lo puedes creer. Su novio me ayudó con la mudanza y cuando estábamos hablando me contó que su apartamento de Broadway no le costaba nada por estar en una iglesia y de pronto me contó que su pareja era el cura. Me fascinó tanto esta historia que forcé la amistad para poder conocer al cura gay. Al final lo conseguí y esta historia está en el libro. Los dos, el cura y su novio, leyeron un artículo que escribí sobre ellos y me llegó una carta del cura. Yo soy española y los curas me dan miedo y pensaba que estaría enfadado, pero él estaba encantado de haber salido en el periódico. Yo alucinaba y pensaba que no le habían traducido bien el artículo. Pero sí, se lo habían traducido todo bien'.

La escritura prosiguió contando esta anécdota: 'Un día Antonio y yo fuimos a un concierto en la iglesia del cura, con él y su novio y luego a su apartamento, a ver una exposición de arte porno gay que había montado el novio. Somos muy liberales pero para llegar ahí... En el arte siempre hay que decir qué interesante, pero esta parte de la historia no está en el libro'.
Sobre la vida nocturna de Nueva York, Linda destacó: “Hay muchos bares, no es un mito solo de

España, es algo internacional. Yo siempre voy a sitios clásicos o a sitios de mi barrio, sitios con solera, nunca a sitios de moda, porque no los conozco, ni en Nueva York ni en Madrid. Y hablando de mi barrio, el otro día me hicieron una crítica sobre el libro, en general estaba muy bien, pero me pusieron una pega que me llamó mucho la atención. Me dijeron que conozco muy bien mi barrio pero que parece que conozco menos otras zonas de Manhattan. Pero quiero dejar claro que este libro no es una guía, es un diario de la vida corriente. Cuando llego a una nueva ciudad siempre pregunto de todo, hace poco estuve en Japón pero como allí son tan tímidos solo pude hacer unas diez preguntas de las cien que me hubiese gustado hacer'.

Sobre el título del libro, la escritora explicó: 'Cuando la gente me pregunta por sitios de Nueva York que conozco siempre les digo a todo el mundo los mismos sitios, el resto me los guardaba para mí. Por ejemplo, yo no iría a ver tocar a Woody Allen al hotel Carlyle, porque es muy caro y no pagaría esa inmensidad, me lo gastaría en ese mismo hotel pero en la zona del bar, viendo a un trío que aunque no es famoso es extraordinario'.

Asimismo, Elvira Lindo recordó sus primeros viajes a Nueva York. 'Como turista fui por primera vez en 1991, en plena primera guerra del Golfo, el vuelo era baratísimo porque casi nadie volaba en esa época. Esa fue la primera semana juntos de Antonio y yo, fue todo muy sentimental, muy especial, pero todo esto ya está contado. Hasta 2004 estuve yendo a Nueva York y ese año ya me vi viviendo allí. El primer año me pasó una cosa muy cómica pero que no está en el libro porque es más visual que narrativa, es más para una película. Retuvieron mis muebles por seguridad así que tuve que ir a comprar más, fui con Javier Cámara, que creo que está aquí'. Ante las risas de todos, Javier Cámara, que estaba sentado detrás nuestra, contestó con un sí a limpio grito, empezando un diálogo entre los dos, a pesar de que cada uno estaba en un extremo de la cafetería-librería. -¿A qué famosa vimos juntos?-No sé, no me acuerdo, hemos visto a muchas. -En una tienda de muebles. -Ah, a la Roberts, a Julia Roberts, pero también hemos visto a la Susan y a muchas otras. 

Cuando nos recuperamos de este diálogo tan cómico, Lindo prosiguió con su anécdota: 'Como no tenía muebles, dormía en el suelo, con mi perrita tumbada a mi lado. Lo primero que nos pusieron en el piso fue el teléfono y un sofá-cama, algo fundamental porque siempre viene gente a vernos a Nueva York. De pronto, me despertó el timbre. Abrí y apareció un negro guapísimo, como un actor, vestido de operario, que venía a instalar el cable del teléfono y de la televisión. Luego llegaron otros dos operarios, no eran tan guapos, que venían a traer el sofá-cama. Pero se les quedó encajado en el pasillo y el negro guapísimo se quedó atrapado en mi habitación y yo era la única que podía pasar por el pasillo, por debajo del sofá, arrastrándome por el suelo, para hablar con todos los operarios. Al final metieron el sofá a patadas y hicieron un agujero en la pared, ahí se quedó el boquete, lo tapé con celofán'.

Para terminar, Elvira Lindo también tuvo palabras para sus lectores. 'He tenido mucha suerte con los lectores, es gente sin prejuicios, con gustos muy eclécticos. Los periodistas siempre me decían que si no tenía miedo a encasillarme, si les hubiera hecho caso me hubiera muerto de miedo'.

Y para terminar esta entrada os dejo la foto que Pablo nos hizo a María y a mí con Elvira Lindo y la página web de Lugares que no quiero compartir con nadie.

Presentación de Lugares que no quiero compartir con nadie, de Elvira Lindo


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