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El ocupante - Sarah Waters

Publicado el 10 marzo 2014 por Rusta @RustaDevoradora

El ocupante - Sarah WatersEdición: Anagrama, 2013 (trad. Jaime Zulaika)Páginas: 536ISBN: 9788433977113Precio: 12,90 € (e-book: 10,99 €)Leído en versión original.El ocupante (2009), la novela más reciente de Sarah Waters (Gales, 1966), se sirve de la espléndida tradición inglesa de los cuentos de fantasmas para narrar una historia en la que la atmósfera sombría se palpa desde las primeras páginas. Transcurre en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial y todo comienza cuando el doctor Faraday acude a la mansión de Hundreds Hall para atender a una joven criada, aunque esta no parece enferma sino aterrorizada, porque asegura que en la casa ocurren sucesos extraños, se oyen ruidos misteriosos y cree sentir la presencia de algo. El médico no se la toma demasiado en serio, pero sigue visitando el caserón porque traba amistad con la familia, perteneciente a una estirpe de alta alcurnia venida a menos. La señora Ayres trata de conservar la dignidad, a pesar de saber que la vivienda ha perdido el esplendor de antaño. Su hijo, Roderick, ha regresado de la guerra con secuelas físicas y mentales. La única que mantiene la estabilidad es Caroline, la hija soltera, una mujer independiente y enérgica que ayuda a su hermano con la economía del hogar.El ocupante - Sarah WatersPor mucho que el argumento invite a pensar lo contrario, El ocupante no es una historia de terror con tintes paranormales, ya que el planteamiento se caracteriza precisamente por su sutileza, su capacidad para sugerir sin llegar a desvelar nada ajeno a la realidad tangible. La autora juega con la ambigüedad: da las pistas adecuadas para que el lector construya su propia visión del tema, y ahí está su máximo interés, en este suspense fino que seduce de inmediato. Tiene influencias de Rebeca, de Daphne du Maurier: no se revela el nombre del narrador (solo es el doctor Faraday) y el caserón se presenta como un lugar desconocido para él donde en cualquier momento puede ocurrir de todo. También recuerda a algunos relatos de Edgar Allan Poe por su misterio.Waters es conocida por sus novelas ambientadas en la época victoriana y protagonizadas por mujeres lesbianas, como El lustre de la perla (1998) o Falsa identidad(2002), pero en esta ocasión no recurre ni a lo uno ni a lo otro. La elección de una ciudad de Londres que se recupera poco a poco de los estragos de la contienda no es baladí, dado que la recreación del viejo caserón en decadencia va en consonancia con estos tiempos. La autora describe con esmero el estado de la mansión, hasta el punto de que se puede considerar casi un personaje más, un ente que determina el destino de los personajes, tanto de los que viven en él —la familia Ayres, marcada por la tragedia— como del doctor Faraday, cuya vida da un giro de ciento ochenta grados cuando llega allí. Además, este contexto histórico permite analizar el conflicto de clases y, en particular, cómo el nacimiento seguía condicionando el futuro aun cuando la persona se esforzaba por formarse (el caso del protagonista, de origen humilde, que pese a sus estudios no logra prosperar).Hablando de los personajes, son otro punto fuerte de la novela. Los cuatro principales (el doctor Faraday, Caroline, Roderick y la señora Ayres) tienen una caracterización bastante lograda, se conoce su pasado y su comportamiento en el presente resulta coherente con lo que se ha dejado entrever sobre ellos. El narrador, por una vez, no es alguien especialmente carismático (no es un héroe ni un tipo ingenioso o encantador; solo un médico anodino), por eso su punto de vista interesa tanto para descubrir esta historia. Asimismo, el perfil de Caroline me parece destacable: una mujer diferente a sus parientes, fuerte, de ideas claras, que incluso se nos describe como «masculina». Ella y el doctor Faraday representan las ideas racionales, contrarias a las creencias en una presencia sobrenatural de otros habitantes de la casa. Los secundarios, como la criada y otro médico, cumplen con su papel y su colaboración es fundamental para algunas escenas reveladoras. En general, el desarrollo de la trama no resulta previsible, aunque en algún momento sospeché que podía conducir a ese desenlace. A propósito, El ocupante tiene un final sobrecogedor que va en sintonía con esa imprecisión, ese enigma que se plantea a lo largo de toda la obra.

El ocupante - Sarah Waters

Sarah Waters

En suma, quizá el mayor mérito de El ocupante reside en el hecho de aunar muchos géneros a la vez, a saber: la intriga psicológica, los cuentos de fantasmas, la ambientación en el pasado y la novela familiar, de modo que puede convencer a lectores muy diversos. Supone, además, una demostración de que la buena literatura no está reñida con el entretenimiento, porque este libro se lee como un page-turner y, al mismo tiempo, queda claro que Waters ha planteado esta historia con mucha inteligencia. En definitiva, en El ocupante el lector encontrará una novela para disfrutar, oscura sin ser de terror, con personajes atractivos y una sucesión de acontecimientos que lo atraparán desde el principio. Una muy buena opción, sin duda.

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