Revista Economía

El oro y las guerras

Publicado el 19 junio 2013 por Lingoro
El oro y las guerras

Afiche difundido en Francia en 1915

A lo largo de la historia, el oro ha sido el alimento y el objetivo de las guerras. En la actualidad, la preocupación de las nuevas potencias por reforzar sus reservas de oro para evitar perder demasiado por la depreciación del dólar da lugar al surgimiento de redes bastante dudosas.

El oro y el equilibrio de poderes

La explotación del oro ha transformado el destino de América: como el mejor incitador de la codicia, ha revolucionado la vida de los autóctonos, de los conquistadores, de los exploradores y de los pioneros. El oro de las Américas ha dominado ampliamente el mercado mundial durante cuatro siglos, y este dominio ha llegado a proporciones enormes en el siglo XIX. Su búsqueda, que no ha dejado de perpetuarse, ha provocado la colonización de nuevos territorios, la inmigración masiva, la creación de ciudades efímeras, la degradación del ambiente, la acumulación de fortunas colosales para algunos y la ruina para muchos otros.

Antes del siglo XV, Europa no contaba con una buena provisión de metales preciosos. La producción del oro estaba controlada por los africanos y transitaba por el desierto gracias a las caravanas de mercaderes musulmanes. En 1492, Cristóbal Colón puso un pie en un “nuevo” continente. Este acontecimiento cambiaría el destino de América así como el de Europa. La repentina afluencia de oro y de otras riquezas provenientes de las Américas ha provocado una transformación radical de la economía internacional.

América rápidamente se convierte en el productor de oro más importante del mundo, eclipsando la producción africana a partir comienzos del siglo XVI, para dominar la producción mundial a fines del siglo XVII. En el siglo XIX, se calcula que aproximadamente el 65% del total del oro mundial provenía de las minas americanas en funcionamiento.

Antes de la fiebre del oro en California, en 1848, la producción de oro mundial se aproximaba a los 40 millones de dólares en total. Diez años más tarde, California y Australia añadirían 1.200 millones de dólares al stock mundial. A esto se le sumarían unos 80 millones de dólares en oro provenientes del Klondike. La disminución de la importancia del oro de las Américas a escala mundial comienza a fine del siglo XIX

De los rescates a la edad de oro de los “neutrales”

En la Edad Media, la guerra está presente en todos lados. Hay pocos asesinatos pero mucho consumo de oro, ya que es más rentable capturar a un caballero y reclamar un rescate que matarlo. El sultán Turan Chah aceptó, por ejemplo, liberar a Luis IX tras un rescate de un millón de bezantes (cuatro toneladas de oro). Hubo que pedir ayuda a la Iglesia, y aunque el rescate fue reducido, colocó al Reino de Francia en una situación de fragilidad. El imperio de Carlos Quinto se afianzó en Europa, alimentado por la llegada del oro de las Américas.

Los conflictos del siglo XIX están estrechamente vinculados al oro. Antes de 1914, Francia y Rusia habían reforzado sus stocks de oro como previsión ante un conflicto. En Francia o en Alemania, a partir de la movilización, los bancos se vieron obligados a cesar toda devolución de oro a sus clientes. La siguiente etapa consistió en alentar a los ciudadanos a despojarse de su oro, a medida que los soldados morían en batalla.

Asimismo, durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis comienzan a apoderarse del oro austríaco durante los Anschluss, luego del oro belga, y los Devisenschutzkommandosarrasarían a continuación con las cajas fuerte de los países ocupados. El informe Eizenstat estima que “existen pruebas de que el oro robado por los nazis a civiles y a víctimas de los campos de concentración era sistemáticamente recibido, clasificado, vendido, provisto, depositado o convertido y fundido por la Reichsbank en lingotes de oro, y luego guardado en las reservas de oro monetarias de este último junto con el oro robado en otras partes de Europa”.

También muestra cómo la pequeña Suiza, neutral y rodeada por la Wechrmacht, sirve como placa giratoria alrededor del oro nazi. Al final de la guerra, los aliados exigen a Suiza la restitución del oro robado, y se calcula que el país conserva de 200 a 398 millones de dólares-oro robados. Suiza finalmente logra devolver únicamente 56 millones, además de lograr el final del bloqueo americano sobre 5.000 millones de francos suizos y sacar de la lista negra a las empresas suizas que habían comercializado con los nazis (acuerdo de Washington del 25 de mayo de 1946).

Cuestiones africanas

En la actualidad, África alimenta aproximadamente la cuarta parte de la producción mundial de oro, proveniente de 34 países encabezados por Sudáfrica, Ghana, Mali, Tanzania, Guinea, Zimbabwe y la República Democrática del Congo. Sin embargo, los datos disponibles en el Consejo Mundial del Oro no permiten dar cuenta de la magnitud de los yacimientos. Según algunos observadores, el continente negro contendría la mitad de las reservas de oro identificadas en el mundo. Y la explotación del oro a menudo se asocia a actividades mercenarias que resultan letales en las regiones en conflicto, como en el Kivu y la provincia oriental de la República del Congo.

En 2007, Gilles Labarthe y Fraçois-Xavier Verschave calcularon que un cuarto, y quizás hasta un tercio de la producción total proveniente de la búsqueda de oro africano (en esa época calculado en 50 toneladas) provenían de esas regiones a través de redes de contrabando. A diferencia de los diamantes, que gozaban del proceso de Kimberley, el oro no tenía restricciones. Al poder fundirse y refundirse hasta el infinito, se hace difícil de rastrear y su masa volúmica elevada (19,3 g/cm3, es decir 19,3 t/m3) le permite escapar fácilmente a cualquier control.

Fuente: Diplomatie 53


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