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El palco vacío - Paola Capriolo

Publicado el 09 abril 2017 por Rusta @RustaDevoradora

El palco vacío - Paola Capriolo

Paola Capriolo (Milán, 1962) es una voz singular de las letras italianas. Su obra no bebe del costumbrismo ni del pasado reciente, sino que hunde sus raíces en el mito, en los clásicos grecolatinos, un corpus literario que reviste sus historias del aire atemporal de las leyendas, unas historias que son de hoy, pero que también podrían ser de ayer, o de mañana; permanecen en ese espacio simbólico imperturbable de las grandes verdades expresadas en el lenguaje de un relato maravilloso. El palco vacío (1995), una de sus novelas más importantes, narra la peripecia de Vulpius, un joven actor de una compañía teatral, cuando descubre que una espectadora lo mira fijamente desde su palco. Vulpius, que mantiene una relación poco formal con una compañera del teatro, se obsesiona con la desconocida de mirada penetrante y hace todo lo posible por dar con ella, por conocer su identidad. Pero la mujer no se deja ver, y, el día en el que su palco aparece vacío, el actor, desesperado, comienza una debacle que los arrasará a él y a sus allegados.

Buena parte de su fuerza reside en la voz narrativa: como los cuentacuentos tradicionales, el narrador, que se expresa en primera persona, habla de unos hechos que no conoce con certeza, que le han contado, que ha oído, sin ser él partícipe de los mismos ni conocer a los personajes ("la que me dispongo a narrar es solamente una de las posibles historias de Vulpius [...]. Que luego resulte su historia verdadera, o por lo menos la más verosímil, no me siento capaz de afirmarlo", p. 11, dice al principio). Y, como esos cuentacuentos, el narrador tan pronto interviene con oportunas llamadas de atención como se borra de la narración para centrarse en sus protagonistas. El narrador no revela quién es, ni falta que hace; tan solo es un peculiar rapsoda adaptado a los mecanismos de la novela contemporánea. El punto de vista no es el único recurso de la literatura oral: no se especifican el lugar ni el año de la acción, tampoco se mencionan artilugios que puedan asociarse a una época reciente; la obra está construida de tal modo que podría haber ocurrido en muchos periodos diferentes, como una balsa en un lago en calma, impasible a los movimientos de la tierra.

No quiero desentrañar demasiado la trama; me gustaría que los lectores se dejaran envolver por ella (utilizo esta palabra, envolver, con plena intención: Capriolo utiliza un estilo persuasivo, con un lenguaje hipnótico, subyugante, que fascina del mismo modo que la mirada de la espectadora embelesa al actor, con ese matiz oscuro y perverso del juego de seducción) con el mismo desconocimiento, casi podría decir la misma pureza, con que la descubrí yo. Es suficiente saber que gira alrededor de un triángulo amoroso, que, en clave simbólica, puede interpretarse como la reconstrucción de un cuento mágico. En un principio, están los humanos, Vulpius y la actriz enamorada de él: una existencia corriente, apacible pero sin excitación. En un momento dado, aparece la desconocida del palco, que, para Vulpius, actúa como la encarnación de un hechizo: es el elemento transgresor que rompe su orden, como la criatura mitológica que altera las condiciones del héroe. El encanto de la espectadora reside en su carácter inalcanzable: dado que no logra coincidir con ella, Vulpius es libre de imaginar, de idealizar, de obsesionarse, hasta que esa mirada lo aboca a su destrucción. Mientras tanto, la pobre actriz enamorada, que no ha sido tocada por la varita de la espectadora, sigue atrapada en su mundo terrenal, como una esposa engañada que ignora la traición de su amado. Este triángulo, en fin, representa muchos temas (imperecederos) del amor.

tiene ecos de tragedia griega, y no es baladí que el protagonista forme parte de una compañía de teatro. Paola Capriolo, hija de un crítico teatral y de una artista, conoce bien ese mundo, y aprovecha la doble identidad del actor / personaje, junto con la especulación acerca de la mujer desconocida, para plantear un juego en el que las máscaras y los equívocos tienen una gran relevancia. Y también la noche, la nocturnidad que oculta los rituales. Como en los orígenes del carnaval, la ausencia de normas da alas a El palco vacío la transgresión, el erotismo, lo prohibido, en contraste con las visitas puntuales de Vulpius a la iglesia, unas visitas que hacen pensar a su vez... y es que la novela tiene múltiples capas. Este es un libro verdaderamente fascinante, historia de historias, elusivo, sugerente, perturbador; recuerda a algunas novelas de Jeanette Winterson. Uno no querría llegar nunca al final para no romper la magia de Paola Capriolo.


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