Revista Cultura y Ocio

El pantano de las mariposas. Federico Axat

Por Mientrasleo @MientrasleoS

El pantano de las mariposas. Federico Axat
     "Mis manos se elevan, como dos flores blancas, juegan con el aire dulce impregnado por el curo de los tapizados y templado por la calefacción. Mamá conduce; se vuelve a intervalos regulares y me dedica una sonrisa que trato de capturar. Me habla de la lluvia, que martillea el techo de chapa, de un letrero apenas visible y de cosas que no entiendo, pero sobre todo me habla del Pinto, una palabra que he aprendido recientemente y que repito con entusiasmo."
     Muchas veces, viendo demasiadas opiniones, demasiada publicidad, demasiado... todo, me saturo antes de comenzar una lectura. Me di cuenta de que aunque las opiniones fueran buenas, llegaba con un regusto cansado, a libro casi leído o película vista aprovechando una reposición. Y no disfrutaba de las lecturas. Por ese decidí dar un tiempo a este título. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El pantano de las mariposas.
     Conocemos a Sam, un niño que tras haber perdido a su madre en un accidente vive en una granja que acoge a otros chicos junto a él. En este lugar desarrolla una amistad con Billy, con el que disfruta de veranos y escapadas al bosque.  En 1985, cuando cuentan doce años llegará Miranda al pueblo, y con ella el primer amor a un lugar lleno de misterios, desapariciones y, según dicen, incluso extraterrestres.
     El libro, que comienza de una forma impactante con el narrador recordando el accidente de tráfico en que muere su madre, tiene dos hilos temporales; 1985 y 2010. No hay ningún problema en seguir los hilos ya que es una continuación de una historia en la que los niños ya son adultos, así que la transición es natural y necesaria para el recuerdo.
     El autor consigue, y eso es algo a tener en cuenta, unos personajes bien dibujados y unos niños que se encuentran en ese momento que uno comienza a ver la vida adulta, creíbles y sólidos Tanto los personajes principales, como los secundarios que los acompañan. Además, el hecho de estar narrado por el propio Sam hace que el lector sienta su historia más cercana, y otorga una mirada sobre Miranda que difícilmente hubiera logrado un narrador en tercera persona. Sentimos al narrador enamorado, nostálgico, cercano, y eso nos ayuda a entrar en la historia con muchísima más facilidad. Porque hay un evidente tono de nostalgia en los recuerdos de la niñez que se ve impulsada por una magnífica ambientación, con un regusto ochentero que muchos disfrutamos. Y que, a su vez, contribuye a la sensación de estar "viendo" la lectura, con eso que denomina como lenguaje cinematográfico y que provoca la sensación de estar allí, mirando como Sam visita los lugares por los que corría siendo un niño.
     A medida que avanzamos, Axat nos va introduciendo los misterios hasta conseguir que el lector tenga un puñado de preguntas que se agolpan en la cabeza impulsando la lectura del libro hasta sus últimas páginas para descubrir qué ocurrió realmente. Y es en este punto en el que hay que tener especial cuidado de no dar pistas sobre su final. Nos encontraremos con una historia que se transforma descubriendo lo que se puede esconder en una zona de provincias que está llena de secretos. Una novela que despega abriendo hilos de misterios, secretos, desapariciones que se suceden hasta dar lugar a leyendas y primeros amores, que se mezclan con hilos sobrenaturales (porque sí, puse extraterrestres) a los que hay que ir encontrando una explicación. Necesitamos saber qué pasó con la madre de Sam, qué sucedió en esa época tan difícil en la que los niños crecen, y qué secretos se esconden tras alguna cara conocida. Como una tela de araña que se expande sin esquivar los momentos duros ni las primeras experiencias en la vida.
     Pero si algo me llamó la atención en esta novela fue el final. Un final que sorprende y cierra hilos otorgando una explicación incluso a aquello que se nos antojaba inexplicable (lo sé, estáis pensando otra vez en los extraterrestres) y que reconozco no me esperaba. Así que retrocedí sobre mis páginas para descubrir con sorpresa que el autor había dejado pistas en algunos puntos muy bien elegidos.
     En conjunto, me he encontrado con una novela de misterio francamente entretenida, con unos personajes sólidos y que tan difícil de soltar, como de no recomendar. Federico Axat demuestra una vez más que es un autor que sabe lo que se hace.
     Y vosotros, ¿también dais tiempo a los libros que os llenan los ojos o sois de los que os lanzáis sin red cuando las opiniones positivas aparecen sin descanso?
     Gracias

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