Revista Deportes

El papado de un monstruo llamado fifa

Publicado el 17 junio 2014 por Premierlspain

 Hay lugares en los que la bíblica frase “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” debería ser considerada de alta peligrosidad, pues si se pronunciase se podría llevar a cabo una lapidación masiva…

Pecados, todos hemos cometido, y en más de una ocasión, eso seguro, incluso Jesús, o cualquiera de sus Papas. El pecado en sí, sucede, pasa, puede ser incluso un accidente, un acto involuntario, algo humano, sin duda, de lo más natural. El problema del pecado no es el pecado en sí, sino la predisposición a pecar, la premeditación a faltar a esa regla moral, ética o religiosa (según lo vea cada uno). Cuando el pecado traspasa lo religioso, se transforma en falta, y cuando afecta a otros puede considerarse incluso delito.

El fútbol, la religión del siglo XXI, también tiene su Iglesia oficial, la FIFA, que se encarga, entre otras cosas, de decidir lo que es pecado o no en el mundo del fútbol y al igual que sucede en la católica, carece de confesionarios propios y rebosa en pecadores. La FIFA que nació el 21 de mayo en París de 1904 con la vocación de unificar y regular el fútbol de forma internacional ha sido testigo de las convulsiones del siglo pasado, sufriendo los reveses de crisis, guerras o disputas patrias más allá de las trincheras o estadios. Sin embargo, su concepto originario se ha ido matizando con el paso del tiempo (y sus responsables) y de la idea de expansión universal como objetivo prioritario para la alianza entre los pueblos; la FIFA y sus Papas, obispos y cardenales se han servido de dicha globalización como su instrumento fundamental para el enriquecimiento empresarial de ciertas compañías así como del suyo propio. Cual hijo de padres corruptos (e impunes) ha ido creciendo con la normalidad y moralidad de estos, llegando a nuestros días, bastante envejecida, con unos vicios, hábitos y valores tan corrompidos como integrados en su ADN.

“Todo lo que había que robar ya está robado”,

Joana Havelange, hija del expresidente y

directora del Comité Organizativo de Brasil 2014

Los comportamientos se aprenden, y se asimilan por imitación o por ensayo-error, con lo que siempre es muy difícil identificar el origen de éstos. Así pues, con la FIFA sucede lo mismo: no hay un único culpable o un inicio identificable de cuándo sus conductas corruptas empezaron a calar en la organización, pero gran parte del relato de la opacidad y del tráfico de influencias de la FIFA comienza a partir de 1974 cuando el eterno Joao Havelange fue elegido presidente de tan respetable organismo internacional. Havelange, que condujo el devenir de la FIFA entre 1974 y 1998 con un estilo más que personal, asentó las bases para la organización empresarial y mercantil que es hoy, modernizó su funcionamiento estructural, dinamizó sus redes de influencia y alteró sus valores iniciales, cambiando por consecuencia sus prioridades. Aunque mucho se ha escrito de este brasileño casi centenario, quisiera permitirme unas líneas más para compararle con el personaje literario más famoso de Mary Shelley, ese científico llamado Víctor cuya “criatura”, su pequeño Frankenstein, es la prueba material de sus ansias por alcanzar el poder divino, y al que otorga una fuerza incontrolable, que más allá de despreciar a la humanidad, también se vuelve en contra de su creador.

“Tengo el mayor poder que existe, el del fútbol” dijo una vez Havelange y aunque razón, quizás no le faltaba, tampoco ha utilizado sus superpoderes mundiales para hacer al menos de su casa, la FIFA, un lugar  más ejemplar y de concordia internacional, sino todo lo contrario. Ha sido acusado de multitud de delitos durante multitudes de veces, habiendo en algunas de éstas, pruebas incriminatorias y otras, la gran mayoría, en las que se solo se podía sugerir el pecado pero no se mostraban evidencias suficientes para incriminarlo. De estas últimas, podemos encontrarlas de todos los colores y tipos: aquéllas que le relacionan con el tráfico de armas internacional, el lavado de dinero y el lucro personal proveniente del narcotráfico, el amaño de partidos e incluso la obtención de favores, gratificaciones y sobornos por parte de dictadores de los cinco continentes, en especial del latinoamericano.

Muchos vieron que el mundial argentino del 78 fue un espectáculo escrito y dirigido por el entonces dictador Videla, producido por la FIFA (la productora de Havelange) y vestido por Horst Dassler, propietario de la marca Adidas. De este trabajo ejecutado en perfecta comunión entre los tres interesados, se piensa que no solo salió Argentina como la campeona del torneo, sino que también y como precedente de lo que podría venir después, la propiedad de un terreno en Argentina en calidad de regalo del dictador Videla al “productor” Havelange; y más de una relación de íntima amistad con el director de vestuario, el señor Dassler. Respecto al jefe de Adidas, también puso su granito de arena para que, años después, la credibilidad de Havelange se viera arrastrada por los suelos, extendiéndose a su vez a otras federaciones o “amigos” del rey del fútbol internacional.

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Desde el mundial de España, en el 82, la empresa ISL (International Sport and Leisure) se encargó de los derechos de televisión y marketing de cualquier torneo que organizara la FIFA (aparte de otras federaciones nacionales y de otros deportes). Esta empresa fue fundada por Horst Dassler, el amigo alemán de Havelange cuya buena relación comenzó antes de ese mundial argentino orquestado por Videla.  Pues bien, se sabe, ya que así lo confesó el propio Havelange y más adelante lo confirmó el Comité de Ética de la FIFA en 2012, que el dirigente brasileño recibió sobornos por parte de esta empresa para obtener los derechos televisivos y de marketing de no solo Mundiales sino también Olimpiadas, porque si aún no lo había dicho, el señor Havelange fue también miembro del Comité Olímpico Internacional desde 1963 hasta 2011.

Debajo del iceberg de la FIFA, hay una

estructura de federaciones, intereses

comerciales, mercantiles y políticos que bailan

al mismo son que el organismo futbolístico

Este hecho no solo añadió un borrón más al currículum (bastante sucio) del dirigente brasileño, sino que salpicó a otros dos personajes relacionados con Havelange y la FIFA: Nicolás Leoz y Ricardo Teixeira. El primero, paraguayo y presidente de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) entre 1986 y 2013 y miembro del Comité Ejecutivo de la FIFA desde 1998 hasta 2013, fue señalado por diferentes medios europeos de recibir las mismas dádivas, aparte de otros tantos sobres más para la elección de Rusia y Qatar como sedes mundialistas. Respecto a este último suceso, antes de vender su voto a Qatar intentó negociar con Inglaterra su apoyo a cambio de que le fuera concedido, nada más y nada menos que, el título de Caballero del Imperio Británico, cosa que finalmente no ocurrió y prefirió rellenar su bolsillo con los petrodólares qataríes.

En cuanto a Ricardo Teixeira, brasileño y presidente de la Confederación de Fútbol de este país desde 1989 hasta 2012, y miembro también del Comité Ejecutivo de la FIFA desde 1994 hasta 2012, corrió la misma suerte que Havelange y Leoz. Sin embargo, de Teixeira debemos decir que aparte de ejercer sus cargos en el mundo del fútbol, ejerció otro más privado y personal, pues fue el yerno de Havelange desde 1974 hasta 1997. Y si seguimos tirando de la familia, no debemos pasar por alto a la que es la nieta de Joao e hija de Ricardo, Joana Havelange, que además es la directora del Comité Organizativo Local del presente Mundial de Brasil. Casualidad o no, ahí queda su descendencia, y aunque muy astutamente ha querido despejar dudas respecto a su honradez no tuvo mejor idea que declarar que “todo lo que había que robar ya está robado”, argumento más que de peso para confiar en su gestión, y en la de todos aquéllos que la antecedieron, como su padre o abuelo, sin duda.

Afortunadamente, el tiempo pasa, y con él llegan los relevos generacionales y los nuevos nombres en los que depositar la confianza; las nuevas esperanzas que impulsan cambios y que libran batallas en pro de la transparencia administrativa. Aunque pensándolo mejor, este momento aún no ha llegado a la FIFA, y pese a que este relevo generacional se dio en 1998 con el suizo Joseph Blatter como sucesor de Havelange, con él no vinieron los cambios para mejor, sino que en todos estos años, la FIFA ha ido acumulando más acusaciones, se han destapado nuevas redes de influencia y lo que era inevitable, la imagen de esta Iglesia del Fútbol Internacional se ha desprestigiado a la misma velocidad que el descontento entre los brasileños por la celebración del presente Mundial en su país, es decir, acelerada y alarmantemente.

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Por otro lado, poco pueden cambiar las cosas, cuando el señor Blatter era el delfín de nuestro amigo Havelange, y del que seguramente aprendió que el tráfico de maletines es más eficaz en este cargo que la diplomacia y el buen hacer. El suizo llegó al trono ceremonial del fútbol mundial gracias entre otras cosas al apoyo de federaciones internacionales como la CONCACAF (Confederación Norte, Centroamericana y del Caribe de Fútbol) especialmente. Y digo esto porque antes de la fumata blanca para anunciar su “papado”, por las esquinas oscuras de París, ciudad donde se realizó la elección, corrieron maletines con los nombres de algunos dirigentes de dicha federación que finalmente se decantaron, como no, por Blatter. Según cuenta el trinitario Jack Warner, uno de los implicados y expulsado de la FIFA posteriormente por la propia organización, recibió 6 millones de dólares a cambio de su voto.

La lista de nombres es larga,

los delitos son constantes

y la impunidad resulta vergonzante

Pese a todo, bien es cierto que Blatter, culpable o no de sus tantísimas acusaciones, no deja de ser esa cabeza visible de lo que es la FIFA, ese iceberg que esconde más de que lo muestra. Por ello, lo que no podemos dejar de evidenciar es que debajo de él, también hay una estructura importante de federaciones, intereses comerciales, mercantiles y políticos, la cual baila al mismo ritmo que lo hace su presidente y éste a su vez, al mismo al que lo hace su organización, es decir, se trata de una organización tan viciada que si uno para, lo hace el resto; y si uno recibe sobornos, el resto también querrá su parte del pastel.

Por ello no podemos entender la FIFA sin conocer su organización y su estructura gubernativa. En la cima del organigrama tenemos al presidente Blatter, y debajo de éste, la rama administrativa cuyo Secretario General es el francés Jérôme Valcke; el Congreso es el encargado de la legislación y de la elaboración de los Estatutos y por último, el Comité Ejecutivo y sus casi 30 comisiones permanentes al que asisten mediante propuestas y consejos a éste, representa su brazo ejecutivo.

Si la imagen de la FIFA como uno de los entes más corruptos del planeta es la que es en la actualidad, gran parte de la culpa la tienen los miembros de este poder ejecutivo: miembros que pertenecen o han pertenecido al propio Comité Ejecutivo o que simplemente están o estuvieron instalados en algunas de estas comisiones permanentes. A día de hoy, si repasamos los miembros de este Comité Ejecutivo, podemos ver a Blatter como su presidente, a ocho personas más en calidad de vicepresidentes y dieciséis más como simplemente miembros.

De Blatter ya hemos hablado, delfín de Havelange y amiguísimo de Teixeira y Leoz, hasta que los que dejó abandonados tras los casos de corrupción de ISL esquivando así su propia implicación en los mismos (y en otros que vendrían posteriormente). En cuanto a su Primer Vicepresidente: Julio Grondona, que además ostenta la presidencia de la Comisión de Finanzas de dicho organismo (incluso sin tener ni idea de economía, dicho por él mismo) y la presidencia de la Federación Argentina de Fútbol (desde el año 1979) diremos simplemente que en Argentina le conocen más por Don Julio, por aquello del Don Vitto Corleone, y me temo que sobran las explicaciones.

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Don Julio, también formaba parte del Comité Ejecutivo representando a Sudamérica junto a Teixeira y Leoz en el momento de los famosos sobornos de ISL, pero al igual que Blatter, pudo salvar su pellejo gambeteando a todos como lo hubiera hecho el mítico Garrincha  sobre el terreno de juego. Diremos también que desde el inicio de su mandato en la Federación de su país solo ha tenido un opositor para ocupar dicho cargo, y de esto ya han pasado 20 años. Él negocia, gestiona y distribuye a su peculiar manera los contratos de televisión para con los clubes argentinos, ya que no son éstos quienes de forma individual lo tramitan. Respecto a la FIFA su poderoso poder de convicción mediante su “retórica diplomática” le sirvió para que, especialmente, los miembros indecisos de la CONCACAF, dieran su apoyo a Blatter en la elección presidencial de 1998. Justo es de esta elección sobre la que tanto se ha hablado de la compra de votos, y con la que Blatter ya empezó su gestión echándose basura a su propia espalda.

En cuanto a la troupe de los siguientes siete vicepresidentes, las acusaciones de corrupción, o abuso de poder también les han acompañado a alguno de ellos durante los últimos años. Del camerunés Issa Hayatou (presidente de la Comisión de Desarrollo y vicepresidente de la Comisión de Finanzas) habrá que subrayar que sigue manteniendo su silla en el Comité Ejecutivo de la FIFA, pese a haber sido apercibido por la misma por los famosos sobornos de ISL. Además, se está convirtiendo a día de hoy en uno de los tantos protagonistas que están saliendo a la luz pública por otra compra de votos para la celebración del Mundial de Qatar 2022, todo un escándalo parecido al de ISL y que tendrá sus consecuencias, aunque el propio Comité Ético de la FIFA no aporte muchos datos, ayuda ni colaboración.

Ángel María Villar, nuestro presidente casi vitalicio, de la Federación Española de Furbol (desde 1988), vicepresidente tercero de la UEFA, presidente de la Comisión de Asuntos Legales de la FIFA y vicepresidente de la Comisión de Fútbol de la misma organización; tampoco se queda corto en lo que a gestión opaca y antidemocrática se refiere. Tuvo un sonado encontronazo en 2007 con el gobierno español por no acatar una Orden Ministerial que obligaba en un determinado momento a la celebración de elecciones. Villar se declaró en rebeldía y tras la amenaza de la FIFA de dejar fuera de cualquier competición internacional tanto a clubes como a la propia selección nacional si el Estado se inmiscuía en la Federación, el gobierno de Zapatero reculó y dio un paso atrás en su propuesta por democratizar y combatir la oscuridad de dicha Federación. Podríamos hablar también de la construcción de la Ciudad Deportiva de Las Rozas en suelo municipal y por el que no pagan impuestos, o de un desvío irregular de 900.000 euros a la empresa privada del hijo del vicepresidente de la FEF desde las oficinas por las que Villar pasa cada mañana.

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En cuanto al francés Michel Platini, presidente de la UEFA y de la Comisión de Fútbol de la FIFA, aunque siempre se ha mostrado preocupado por la cantidad de casos de corrupción que ha habido en el fútbol mundial, haya luchado en pro del fair play financiero en Europa y pedido a los gobiernos europeos una legislación nacional potente contra los amaños de partidos, el dopaje y la corrupción, también últimamente se le está relacionando con el turbio asunto de Qatar. Según medios ingleses, el ex jugador francés se reunió días antes de la votación con Mohammed Bin Hamman, expulsado en 2012 de la FIFA por pruebas evidentes de soborno y corrupción. Y aunque el exjugador francés no se vendiera, se cree que pudo actuar de puente entre, en aquel momento, el presidente galo Nicolas Sarkozy y la familia real qatarí mediante su Federación. Se cree que Francia y Qatar llegaron a acuerdos mutuos a cambio del voto del presidente de la UEFA. Con este pacto Francia y sus empresas se estarían asegurando privilegios para futuros negocios en el país de Oriente Medio. Y si tiramos de hemeroteca podremos ver que, por aquellos entonces el Paris Saint Germain fue adquirido por un grupo qatarí, y la cadena francesa de televisión Canal + comenzó a compartir los derechos de la Ligue 1 con Al Jazeera, de nacionalidad qatarí.

Respecto a los otros cuatro vicepresidentes (el papú neoguineano David Chung, el hijo del rey Hussein de Jordania, Prince Ali Bin Al Hussein; el norirlandés Jim Boyce y el caimanés Jeffrey Webb) poco podemos aportar, pues sus responsabilidades comenzaron en la FIFA después de la polémica compra de votos de Qatar y anteriormente no parece que se les haya implicado en casos de corrupción o cualquier otro delito, pero eso sí, deberemos estar atentos a cómo avanza el tiempo y soplan los aires en Zurich, ciudad donde se ubica la sede de la FIFA. Y aunque aparentemente ellos estén limpios, la lista de corruptos no acaba en los anteriores, sino que entre algunos miembros del Comité Ejecutivo aún hay personas con sombras en su historial directivo. Hablo, entre otros del marfileño Jacques Anouma (acusado, como tantos otros, de recibir dádivas por parte de Qatar), del uruguayo Eugenio Figueredo (al que la justicia charrúa llamará a declarar por lo penal junto a Blatter a petición de ocho clubes de fútbol uruguayos por las sospechas de lavado de dinero, estafa y apropiación indebida de la CONMEBOL) del egipcio Hany Abo Rida (mismo problema relacionado con Qatar) del tailandés Worawi Makudi (acusado de recibir dinero en negro por los derechos televisivos de un amistoso) o del bahreiní Salman Bin Ebrahim Al Khalifa (quien lleva a sus espaldas las denuncias de varias Organizaciones Pro-Derechos Humanos por el arresto y tortura a jugadores, administradores y árbitros de fútbol que participaron en las protestas y manifestaciones que exigían la Democracia para Bahrein en Febrero del 2011).

La lista es larga, los delitos constantes y la impunidad prácticamente vergonzante. El pequeño Frankenstein que creó Havelange ha crecido y hoy es una criatura tan indomable que no hay reformatorio, estado, reyes o Iglesia que puedan ya contra su poder. Veremos cuál es su próxima víctima.

JAVIER LÁZARO


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