El peor colista de la historia

Veintiún años. Eso es lo que dio de sí la aventura del Sporting de Gijón en Primera División. Una aventura que dejó grandes tardes de fútbol en el mítico Molinón en donde desfilaron grandes jugadores como Quini, Maceda o Joaquín Alonso que hicieron las delicias de la parroquia sportinguista. Pero por desgracia, y avatares del balompié, las cosas como son, aquel idilio, aquel equipo, muy competitivo por momentos, se fue al garete. Casi literal.

Si algo no perdona el fútbol son las malas decisiones y la falta de entrega dentro y fuera del campo. Pero para desgracia rojiblanca todo ello confluyó en un sólo punto un triste 23 de marzo de 1998. Aquel día, jornada 30 del Campeonato de Liga, en un Molinón a media entrada, desangelado y enfadado (fiel reflejo de la temporada), el Sporting firmaba un paupérrimo empate a cero frente al extinto Mérida C.P y sellaba su descenso a los infiernos con ocho jornadas de antelación, récord histórico. El Logroñés y el Castellón, los más rápidos en bajar a Segunda hasta ahora, lo hicieron a seis jornadas del final. Pero por si eso no fuese suficiente escarnio en una temporada en la que pugnó con el Nápoles por no ser el peor colista de Europa, al final terminó siendo el peor colista de Primera División de la historia.

Ahí van unos cuantos números:

Se disputaron 38 jornadas con un saldo de 2 victorias, 7 empates y 29 derrotas. 31 goles a favor y 80 en contra para sumar un total de 13 pírricos puntos. Hay que destacar que en la temporada 94/95 el Logroñés también sumó 13 puntos con sólo dos victorias en todo el año pero las victorias entonces valían 2 puntos y acumuló 27 derrotas. Durante la temporada 97/98, el Sporting sólo consiguió vencer en dos encuentros frente a Espanyol y Racing. No consiguió su primer punto hasta la jornada 7 con un empate a 1 frente al Valladolid y su primera victoria no llegó increíblemente hasta la jornada 24.

Las claves para entender el por qué de una temporada así comenzaron seguramente antes de arrancar la misma. Después de vivir una temporada irregular a los mandos de Benito Floro, el Sporting sudó para mantener la categoría y terminó decimoquinto en aquellas ligas de veintidós equipos. Floro no terminó la temporada y Miguel Montes, hombre de la casa cogió las riendas temporalmente y con posterioridad fue ratificado como mister para la temporada 97/98. En aquel verano del 97 llegaron los problemas o más bien, llegaron los que no tenían que llegar. Mucho se habló de los posibles fichajes de estrellas consagradas como Kanu o Aleinichev pero en su lugar llegaron Kosolapov, Kucharski, Mingo y el veterano Poyatos junto con algunos canteranos.

Y lo cierto es que la realidad estalló pronto en la cara del equipo. Perdió en la primera jornada a domicilio frente al Compostela por 2-0 y justo una semana después llegaba la primera derrota en casa frente al Tenerife con una gran actuación de Juanele, ex sportinguista. Después un humillante 6-2 contra el Mallorca en el antiguo Lluis Sitjar y la puntilla en el Molinón 1-4 frente al F.C Barcelona de Louis Van Gaal. Montes fue destituido y por el banquillo desfilaron Maceda, Díaz Novoa y José Antonio Redondo a lo largo del año. Ya no hubo estabilidad ni en el terreno de juego ni fuera de él. El rendimiento de los jugadores fue muy muy pobre. En el mercado de invierno llegaron refuerzos: Trotta, Lekovic y Rodrigao pero su efecto no se dejó notar y el Sporting descendió después de veintiún años ininterrumpidos en Primera División. Y tardaría otros diez en salir del infierno. Pero eso ya es otra historia.

DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ