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El periodismo SMERSH: Ciencia, Medicina, Educación, Religión y toda esa mierda

Publicado el 03 octubre 2014 por Desequilibros
Tras el caso watergate, todos los medios de comunicación han denominado a los escándalos posteriores con el sufijo -gate.  Y es que fue sin duda el momento cumbre del periodismo del s. XX.
Pero pasados unos años, el público ya se había cansado de tanta política en los medios, así que los "cerebros" de las redacciones decidieron modificar su estrategia y comenzaron a incluir entre sus contenidos aquellos que interesaban más a sus lectores.
Así nació lo que Howard Simons denominó SMERSH: Science, Medicine, Education, Religion  and all that SHit
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El caso watergate es seguramente el hito más relevante del periodismo del siglo XX, hasta el punto de que a todo escándalo posterior se le ha puesto el sufijo -gate para denominarlo. Y no hay medio que no busque de una forma u otra su propio watergate, aun a costa de perder la obligada deontología periodística.
Eran los tiempos en los que se creía firmemente en que la verdadera temperatura del periodismo la proporcionaba la política.

Katharine Graham, Carl Bernstein, Bob Woodward, Howard Simons y Benjamin Bradlee

 Graham,  Bernstein,  Woodward,  Simons y Bradlee

Ben Bradlee era el director del Washington Post en aquellos años; y lo siguió siendo hasta 1991. Y fueron él y la editora Katharine Graham, los que facilitaron la labor de Bob Woodward y Carl Bernstein, labor que, como todo el mundo sabe, acabó provocando la dimisión del Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.
Los estadounidenses, muy dados a glorificar a sus héroes a través del cine, elevaron a la categoría de mito a los protagonistas de aquellos hechos en Todos los hombres del presidente.
Pero pasados unos años del watergate, el público comienza a agotarse: la magnitud de los escándalos destapados palidecen bajo la alargada sombra de las consecuencias del watergate, las ventas de la prensa escrita bajan y el prestigio de los medios y de los reporteros no consigue remontar en los índices de popularidad.
Así que los medios, Washinton Post incluido, inician un proceso de brainstorming para conseguir dar la vuelta a la situación. La conclusión fue que había que hablar menos de politica y más de noticias de "sociedad", más próximas a las inquietudes y necesidades de los lectores.
De esta forma fueron naciendo suplementos de todo tipo que abordaban ese "otro tipo de noticias" ajenas a la política y más cercanas a los consumidores.
Howard Simons, editor del Post e invertor del término, los denominó, en el argot interno, SMERSH:
Science, Medicine, Education, Religion and all that SHit
En román paladino, Ciencia, Medicina, Educación, Religión y toda esa mierda.
Se trató de una especie de concesión, de un sacrificio que había que hacer un día a la semana para poder dedicarse los otros seis a lo verdaderamente "importante".
Y a día de hoy todos los medios siguen haciendo un enorme esfuerzo en consolidar y aumentar este tipo de contenidos entre su oferta informativa, con mayor o menor acierto.
El periodismo SMERSH: Ciencia, Medicina, Educación, Religión y toda esa mierdaBen Bradlee tuvo a bien escribir sus memorias. Y en ellas contó muchas de las peripecias del diario, del proceso watergate y de otros entresijos de su vida como periodista. Una de estas intimidades es la que sirve de excusa para este apunte.
Pero sobre todo, supone una reflexión en primera persona sobre el Periodismo, su independencia, su diginidad y, de paso, sobre su consolidación (y necesidad) como "cuarto poder", término que, para quien todavía no se haya enterado, hace referencia, por oposición, a la separación de poderes públicos en tres, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, que quedaron acuñados en la Ilustración y que son la base de todo sistema democrático.
Las memorias de Bradlee deberían servir de referencia a periodistas y políticos para distinguir lo público de lo privado, aquello que es, y lo que no es, noticia. En este debate todavía nos encontramos, y seguramente seguiremos en los próximos años. Pero no está de más acudir a los referentes acreditados sobre la materia.
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Bibliografía:
• Ben Bradlee; la vida de un periodista. El País/Aguilar. Madrid (1996).
• La vida de un periodista. Artículo de José Luis Gallero para ABC.
• Big Ben.

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