Título: El poder del perro
Autor: Don Winslow
Editorial: Debolsillo
Año de publicación: 2005
Páginas: 719
ISBN: 9788499083865
Esta
ya es la cuarta novela de Don Winslow que leo después de El invierno de Frankie Machine,
Salvajes
y La Hora de los Caballeros. Si de las
tres anteriores me encandiló el estilo cinematográfico, sin pelos
en la lengua, con mucho ritmo y acción, con este Winslow me ha
vuelto a entusiasmar. Pero El
poder del perro es otra
cosa. No tiene nada que ver ni con los otros libros de Winslow ni con
ningún otro libro que haya leído antes. Es brutal. Es un puñetazo
en el estómago. Nos repulsa y nos fascina con la misma fuerza, con
la misma pasión.
Nos atrapa y, al mismo tiempo, sentimos el impulso
de dejar de leer. Pero seguimos devorando las páginas. Realmente es
una novela poderosa. Nos engancha, nos vuelve adictos. Es como una
droga.
Drogas.
Porque de eso precisamente habla esta novela que ha sido traducida,
como se avisa en la contraportada, al estilo “made in México”,
todo un acierto en mi opinión, ya que eso hace que nos metamos
todavía más en la historia. Una historia que nos sitúa en la
década de los setenta, cuando el gobierno de Estados Unidos emprende
una lucha sin cuartel contra el narcotráfico en México. Entonces
uno de los protagonistas de la novela, Art Keller, es un joven agente
de la DEA de origen hispano que no tarda en obtener unos brillantes
resultados y acabar con Don Pedro, el patrón local. Pero lo que a
primera vista parece un gran éxito en su carrera se convierte en un
error fatal.
Art
Keller es medio mexicano y, por encima de todo, un desilusionado
veterano de Vietnam, un honesto agente de la DEA que mantiene una
relación de amor-odio con los clanes y los cárteles de la droga en
México. Es un iluso, un ingenuo, un rebelde, un romántico, un
soñador que intenta derribar moscas a cañonazos y que, sobre todo,
ha enloquecido y lucha contra molinos creyendo que son gigantes. Es
una batalla perdida, pero es la suya y llegará hasta el final.
La
desaparición de Don Pedro convierte a Adán Barrera en el nuevo
heredero del imperio de la droga en México y ambos, Adán y Art,
saben cómo ha llegado a serlo. Adán es el sobrino de Miguel Ángel
Barrera y hermano de Raúl. Miguel Ángel está dividido. No está
dispuesto a renunciar a su situación de poder y privilegio pero, al
mismo tiempo, hará lo que sea con tal de defender a sus sobrinos, su
familia, su clan. Raúl por su parte es el malo, el duro, el
implacable.
Encadenados
a la misma guerra se encuentran Nora Hayden, una joven y hermosa
prostituta de alto standing que ha sido entrenada para hacer
enloquecer a los hombres pero que se vuelve vulgar al bajarse de cada
cama. Vulgar, frágil, vulnerable y, al mismo tiempo, extremadamente
inteligente, fría y calculadora. Es una víctima, pero todos somos
capaces de convertirnos en verdugos en algún momento de nuestras
vidas.
Nora
mantiene una profunda amistad con el padre Juan Parada, un cura
católico que se ha convertido en su confidente y que está empeñado
en ayudar al pueblo, a los más débiles, aunque para eso tenga que
enfrentarse a los más fuertes.
Callan
es un chico taciturno al que el azar ha convertido en asesino a
sueldo. Es uno de mis personajes favoritos. Porque a pesar de la
brutalidad de los actos que se ve obligado a llevar a cabo en todo
momento vemos su honestidad, su bondad y su debilidad. Ha tenido mala
suerte. Eso es todo.
Se
trata de una novela coral en la que, en contra de lo que sucede otras
veces, no sobra ningún personaje y juntos forman un rompecabezas
majestuoso, que se graba en la retina y la memoria del lector a
fuego. El fuego de las balas, los tiroteos, los secuestros, los
asesinatos, las decapitaciones, las torturas, las amputaciones que,
lejos de estar narrados con morbo o exceso, están contados con
naturalidad, lo que hace que las escenas, cuanto más fuertes sean,
más normales nos parezcan dentro de esta historia que, sin embargo,
es capaz de sorprendernos, dejarnos sin aliento ni respiración a
cada frase, a cada página, a cada muerte.
La
novela está dividida en un prólogo, un epílogo y quince capítulos
divididos a su vez en cinco partes: Pecados
originales, Cerbero,
TLCAN,
Camino de Ensenada y
La frontera.
Así, poco a poco, página a página, iremos conociendo a los
narcovaqueros y campesinos, a los hombres de Sinaloa. A los
irlandeses salvajes y armados que forman una auténtica jauría. A
las chicas de California, entre las que está Nora. A los narcosantos
como San Jesús Malverde. A los integrantes de una mafia al más puro
estilo italoamericano. Y, cómo no, policías corruptos, muchos,
muchísimos, demasiados.
Porque
junto con el narcotráfico la corrupción es el tema principal de
esta novela. Porque detrás de la acción trepidante y eléctrica de
este thriller sangriento e inolvidable hay más, mucho más. Porque
es una historia en la que es mucho más importante lo que se calla,
lo que no se dice o se dice solo entre líneas. Porque lo que hay
detrás es mucho más fuerte, más impactante y más brutal que todas
las escenas sangrientas.
La
corrupción, el enriquecimiento de unos pocos, el poder, los
intereses políticos y económicos de Estados Unidos y de México, el
narcotráfico de cocaína y marihuana y, en definitiva, el dinero, es
lo único que importa, lo único que vale. En esta historia todo
tiene un precio y precisamente por eso ninguna vida vale lo
suficiente.
Todos
son prescindibles, porque todos forman parte de una guerra que no
parece tener fin y que, al mismo tiempo, es una gran farsa, un juego,
una partida macabra que unos pocos están jugando con las vidas de
unos muchos.
El
poder del perro es una
OBRA MAESTRA. Así, con mayúsculas. Es un thriller, un drama, una
tragedia, pero también una comedia enloquecida. Como destaca Rodrigo
Fresán en En el volcán,
el magnífico prólogo de esta novela, México es un agujero negro en
el que los personajes caen para matar, enloquecer, iluminarse o
morir, hacer todas esas cosas y muchas más al mismo tiempo y no
necesariamente en ese orden.
Es
una obra impactante y muy documentada, la gran novela americana del
narcotráfico, una enciclopedia del comercio de drogas al sur y al
norte del Río Grande. Es una novela grande y rabiosa que nos relata
con todo detalle, crudeza y realismo cómo se trazó el mapa de la
ruta Colombia-Honduras-México-Estados Unidos para transportar la
droga desde las plantaciones del Tercer Mundo hasta las narices y
brazos del Imperio.
Es una novela que divierte y entretiene pero que también denuncia,
igual que un perro es capaz de ladrar pero también de morder. Y lo
que realmente da miedo, como apuntó el propio autor, es que lo que
se cuenta ha sucedido en la realidad. Es verdad. Es real. Y eso da
miedo. Mucho. Pero, por increíble que pueda parecer, esta historia
nos habla también de moralidad, de ética y, por encima de todo, de
redención.
Esta
historia es un auténtico infierno para sus personajes pero un
auténtico paraíso, una auténtica delicia para el lector. Me atrevo
a decir que es uno de los mejores libros que he leído nunca y no me
voy a cansar de recomendarlo. Pero cuidado que engancha, mucho. Es
difícil escapar de él. De las garras del perro. De un perro que
tiene mucho más poder del que jamás nos atreveríamos a imaginar.
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.