Revista Opinión

El poder, o sea, el Real Madrid contra un simple equipo de provincias que, para defender a la suya, dice que es más que un club (II)

Publicado el 23 abril 2011 por Romanas


El poder, o sea, el Real Madrid contra un simple equipo de provincias que, para defender a la suya, dice que es más que un club (II)


Fernando Polo  21/04/2011, Mundo Deportivo."Aunque habrá muchos que piensen que el Real Madrid no ganó ayer por Undiano Mallenco, también habrá muchos que puedan pensar que el colegiado navarro le echó unas cuantas manitas al conjunto blanco para que acabase llevándose la Copa. Realmente no hubo ninguna jugada en las áreas en que se equivocase. Es decir, que no dejó de señalar ningún penalti que lo fuese ni cobró ninguno que no fuera, al contrario de lo que sucedió en el clásico liguero que dirigió Muñiz Fernández. Eso sí, un análisis pormenorizado de la aplicación que hizo Undiano del reglamento no le deja en buen lugar en cuanto a la utilización de las tarjetas para cortar las faltas, especialmente de las muchas que hizo el Real Madrid. Sin ser demasiado estrictos, hasta tres jugadores del Madrid pudieron ser expulsados. En la primera parte, Pepe le pisó un tobillo a Messi tras hacerle falta, en una clara acción merecedora de tarjeta. También antes de acabar el descanso, el portugués barrió en el área a Busquets quedando de nuevo sin castigo en forma de amarilla.Arbeloa fue el merengue que más mereció ser expulsado. En una acción con Villa, compañero suyo de selección, le dio un codazo primero y un pisotón después. Resultado: ni tarjeta amarilla. Además, le clavó los tacos donde más duele a Adriano sin castigo".


Hemos dicho algunas veces, ya, por aquí, que el único poder absoluto, virtual y real, que existe es el de los jueces porque ellos deciden, en última instancia, inapelablemente lo que va a ser sobre la vida y hacienda de los demás, sean quienes sean y estén donde estén, por muy altos e inamovibles que parezcan sus sitiales y, si no, que se lo pregunten al juez de jueces, al mismisimo Garzón, porque no sé si lo sabrán ustedes pero la Constitución dice que los jueces son inamovibles y Garzón hace ya más de un año que está en la puñetera calle. Y eso que era inamovible.
Pues, bien, tampoco sé si lo sabrán ustedes pero los árbitros da la puñetera casualidad que son los jueces de ese puñetero juego que para algunos despistados, o que se lo hacen, es la cosa más intranscendente del mundo, el fútbol, ya que realmente no mueve pasiones más que de 3 o 4 locos de mierda.
Pero las decisiones de los árbitros de fútbol son mucho más inamovibles que las de los jueces porque, dicen, que así conviene para la real supervivencia de este negocio que ni siquiera es ya un espectáculo.
De modo que si un árbitro pita el final de un partido ya no hay instancia en el mundo que pueda derogar el resultado que él ha querido que tenga la contienda.  O si le anula un gol a un equipo, no hay fuerza capaz de habilitarlo porque eso quebrantaría la fe de ese populacho que quiere, que exige mucho más juegos circenses que pan, porque con hambre uno puede seguir aplaudiendo a sus dioses.
Y un árbitro de fútbol no es ni más ni menos que un hombre, quiero decir que está sometido al imperio de todas nuestras pasiones de modo que no sólo es ya que, en lo más recóndito de su corazón, lleve los colores de un determinado equipo sino que, además, es un conjunto de muchísimas debilidades, como decía el de Aquino, es un ser desfalleciente, aunque no lo parezca, aunque se muestre muy gallito esgrimiendo ferozmente esa tarjeta roja o amarilla ante las narices de unos judadores que, si son del Madrid, no le hacen ni puñetero caso porque saben que allá, al fondo, está el Comité de competición de la Federación Española de Fùtbol que, según las malas, las malísimas, las peores lenguas del mundo está constituído por 3 ex socios madridistas. Pero eso, qué más da, si esos tres individuos fuera de toda sospecha, se hallan por encima del bien y del mal porque así lo ha decidido ¿quién?
El caso es que yo sostengo que los partidos, si ellos quieren, sólo los ganan los árbitros y voy a tratar de explicar por qué:
A) un equipo puede jugar como los ángeles, así como, según toda la prensa deportiva mundial juega el Barcelona pero, ¿saben?, si un árbitro quiere, el Barça no ganará un partido porque ellos, los árbitros, son los jueces de este asqueroso juego, o sea que usted puede jugar como los ángeles, o sea, como Messi, pero los 11 futbolistas del Madrid pueden salir con instrucciones de su entrenador de romperle las piernas a patadas y ellos lo cumplen religiosamente, uno tras de otro, por orden de estatura, y el árbitro, o sea, el juez, lo contempla con una sonrisa indulgente porque, en realidad, estos muchachos del Madrid son unas excelentes personas y si patean a su contrarios en las canillas lo hacen llevados por ese noble impulso de ganar que narra su maravilloso himno; de modo que sería esencialmente injusto enseñarles, como castigo a su reiterativa conducta, una tarjeta no ya roja, qué disparate, sino ni siquiera amarilla porque, como ya les he dicho, son todos unas maravillosas personas, sobre todo el tal Pepe, no hay más que mirarle, si uno tiene suficiente valor, detenidamente la cara;
B) pero no es sólo eso de mirar condescendientemente cómo los 11 del Madrid patean las escualidas patitas de Messi, que no pueden compararse en belleza, segun los madridistas, con las apolíneas piernas de Ronaldo, no, no se trata de sólo eso, si un juez, o sea, un árbitro, quiere puede ir minando la moral de los jugadores que pelean con el Madrid, haciéndoles ver con un sonrisa en los labios que éstos tienen absoluta licencia para matar de tal modo que, al finalizar el Barça-Madrid a quel del 5 a 0, ese chulo de putas de Sergio Ramos puede ir desde el campo a los vestuarios pateando y agrendiendo a puñetazos y patadas a todos, absolutamente a todo lo que se le ponga por delante,  1, 2, 3, 4....agresiones, cada una de elllas sancionadas por lo menos con 3 partidos de suspenssión porque, al final, el comité de los 3 EX, que son ya EX, eh, socios del Madrid, le castigarán simbólicamente con una sola jornada de suspensión, más que nada para que las malas lenguas no se disparen, que, si no, incluso tal vez fuera posible que le felicitaran por el noble ardor con el que defiende sus colores;
C) de modo que un juez, quiero decir, un árbitro, pueden sistemáticamente, mediante pequeñas y casi imperceptibles pitadas ir castigando una tras otras una serie de inexistentes faltas del equipo que juega contra el Madrid, hasta que asuma de una puñetera vez, que no hay nada que hacer, que frente al Madrid no es que no se puede luchas es que ni siquiera se puede jugar de modo que sería mucho mejor no hacerlo y así a lo peor tenían razón todos esos hijos de mala madre que, por todos los campos de España, gritan esa ignominia de "así, así, así gana el Madrid", que debería de avergonzarlos a ellos, a los que así gritan, para siempre;
D) sí, dirán sus feroces partidarios, u. puede hacer todos los juegos de palabras que quiera pero no ha presentado una sola prueba de la verdad de lo que dice; para no hacer muy largo este alegato, acudamos a los 2 últimos partidos contra el Barça, en el de Liga, apenas iniciado, Casillas, como último hombre, hace el más evidente de todos los derribos del mundo a Villa, la cosa está clara, penalti y expulsión, una puñetera mierda, ¿acaso el Madrid, como luego veremos, no es el que siempre ha gobernado a todos los árbitros de España, desde que el futbol existe?; luego cuando Albiol envalentonado por esta clara invitación a la lucha libre, primero le da con la mano al balón y luego coge del cuello y abraza hasta dar con el en el suelo a ese mismo muchacho asturiano, al que todos parece que quieren tanto y esta vez, todavía no sé por qué, el inefable Muñiz, sí que pita penalti, al propio tiempo que piensas "no preocuparos, madridistas, que ya os compensaré este penalti con otro que pitaré a poco que vosotros piseis el area del Barça, como así lo hizo, de modo que un empate, que no está nada mal tal como se desarrolló el partido para los del Madrid;
E) en cuanto a la final de Copa, todos sabemos lo que pasó, ese genio, el dios de los entrenadores, que desde su primer día de actuación aquí, ha ido coaccionando a los árbitros en un intolerable crescendo que sólo en España le han tolerado, no así en Inglaterra ni en Italia, enseñando papeles con 13 errores del árbitro al acabar un partido, sin que el mismo comité de competición que sancionó a Guardiola con 15 mil euros por decir que un árbitro no había dicho la verdad, lo mismo que Mou, pero doce veces menos, sólo 15 mil euros, porque no se atrevió a meterle un montón de partidos de suspensión porque hubiera sido un escándalo de trascendencia internacional tan insoportable para loa árbitros españoles como la pesecución a Garzón por sus compañeros lo es para los jueces, ni siquier le reprendió porque, ya lo hemos dicho, sus miembros llevan en su corazón, desde la infancia, los colores inmaculados de este sempiterno campeón, de modo que no iban a sancionar esa pequeña travesura de su diablillo, de modo que éste continuó y continúa criticando a los cobardes árbitros aunque éstos le hayan pitado ya al Madrid 13 penaltis a favor por sólo 2 al Barça que pisa el área, que es donde se pitan los penaltis, el 80 % del tiempo que duran los partidos, mientras que el Madrid sólo pasa por allí el 20% de tanto como corre, pero, claro, la estadística no es la ciencia predilecta del Madrid; de modo que el gran Mou, como recogió puntualmente la prensa, aplicó otra de las reglas de su honorable repertorio, diciéndole a sus muchachos: “apenas piseis el campo, haced la 1ª falta y,    luego, todos, eh, todos absolutamente os echáis encima del árbitro y os lo coméis para que aprenda quién manda realmente aquí y haga lo que tiene que hacer, permitiros jugar mucho más allá del límite del Reglamento para que los hijoputas del Barça se acobarden y todo vaya como tiene que ir”. Y, efectivamene, el Madrid ganó cómo tenía que ganar.

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