Revista Opinión

El porvenir del binomio socialismo/democracia

Publicado el 12 enero 2011 por Hugo
Romperé una lanza por lo que llamo democracia integral: ambiental, biológica, económica, política y cultural. Sostendré que la democracia parcial, aunque posible, no es plena, justa ni sostenible. En particular, la democracia política no puede ser plena mientras haya individuos que puedan comprar votos y puestos públicos; la democracia económica no es plena bajo una dictadura que imponga el gobierno sin consulta popular; la democracia cultural no es plena mientras el acceso a la cultura se limite a los privilegiados económicos o politicos; la democracia biológica no sera plena mientras los hombres no compartan las tareas domésticas con sus mujeres; y la democracia ambiental no se cumplirá mientras haya empresas, ya sea privadas, cooperativas o estatales, que extraigan recursos naturales o los contaminen con toda libertad. En síntesis, el ideal sería combinar democracia con socialismo. Esta combinación podría llamarse democracia socialista, a distinguir de la socialdemocracia o socialismo débil, que de hecho no es sino capitalismo con red de seguridad, también llamado socialismo estatal o de arriba.
Mario Bunge, '¿Existió el socialismo alguna vez, y tiene porvenir?', p. 20.
Aun cuando no se asiente en el fraude, en el papel decisivo del dinero en las campañas electorales, o en la manipulación de la opinión pública a través del control de los medios de comunicación social, la democracia liberal es de baja intensidad, toda vez que se limita a crear una isla de relaciones democráticas en un archipiélago de despotismos (económicos, sociales, raciales, sexuales, religiosos) que controlan efectivamente la vida de los ciudadanos y de las comunidades. La democracia tiene que existir mucho más allá del sistema político, en el sistema económico, en las relaciones familiares, raciales, sexuales, regionales, religiosas, y en las relaciones de vecindad y comunitarias. Socialismo es democracia sin fin.
Boaventura de Sousa Santos, '¿Por qué Cuba se ha vuelto un problema difícil para la izquierda?', p. 33.

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