Revista Opinión

El PP nunca tiene la culpa

Publicado el 27 mayo 2016 por Lulesi

excalibur

(Readaptación de un artículo de Ana Pardo de Vera,  de octubre de 2014.)

De la gestión y las declaraciones de dirigentes del Partido Popular  tanto en campaña electoral como en cualquier momento del acontecer diario y, dando respuesta al dicho “en política no existen las casualidades”, se deduce que responde siempre a una calculada estrategia de volcar su propia responsabilidad sobre los elementos con menos opciones de defensa, sea un perro, un fallecido, un trabajador, un tesorero caído en desgracia o un juez.

En el  hundimiento del Prestige (2002), el único culpable fue el capitán del petrolero hundido frente a las costas gallegas, Apostolos Mangouras. O tal vez ‘alguien’ más, pues según Ana Botella entonces: “En la catástrofe del Prestige sólo hubo un culpable: el barco”. Que el ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, o el presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, estuvieran desaparecidos de cacería en las primeras y decisivas horas de la catástrofe es tan sólo una circunstancia.

En el accidente del  Yak-42 (2003) murieron en Turquía 62 militares españoles y 13 miembros de la tripulación. Al frente del Ministerio de Defensa, Federico Trillo-Figueroa. Se demostraron manipulaciones en los cadáveres, fallos en la identificación, precipitación para celebrar los funerales de Estado, presiones desde el Ministerio a las familias de los militares muertos,… Los culpables: tres militares que recibían órdenes, pero que según el Gobierno de José María Aznar, actuaron por su cuenta, algo inédito en las Fuerzas Armadas Españolas. Desde el sector conservador, también se intentó informar sobre pilotos del Este borrachos y azafatas ucranianas dormilonas, pero los documentos oficiales echaron por tierra estas especulaciones sobre la tripulación y sí recogieron el mal estado del avión siniestrado, cuya elección se mostró como un cúmulo de subcontratas con dinero perdido por el camino. Se abrieron seis procesos judiciales y no hubo ni una dimisión en el Gobierno. Trillo es hoy el embajador de España en Reino Unido, involucrado en el caso de cobros ilegítimos del ex diputado Martínez Pujalte y en el amañamiento de unas oposiciones que ha ganado su propia hija.

En el accidente del Metro de Valencia (2006). 43 muertos y 47 heridos. La culpa según la Generalitat Valenciana encabezada por Francisco Camps (PP) fue del conductor, Joaquín Pardo, uno de los fallecidos. La insuficiencia de los sistemas de seguridad por ser hasta 40 veces más baratos que los del resto de los metros de España, una curva en donde ya había habido un descarrilamiento en 2003 sin que se tomaran medidas posteriores y las ventanillas de plástico sin sujeción de los vagones fueron lo de menos.  Una comisión de investigación de la nueva Generalitat está empezando a poner las cosas en su sitio.

En el  Caso Gürtel (2009-sin cerrar). El primero en caer fue el juez que comenzó la investigación de la trama de corrupción incrustada en el Partido Popular, Baltasar Garzón. El Tribunal Supremo condenó a once años de inhabilitación al magistrado que también trató de abrir un proceso sobre el régimen franquista. Que buena parte de los encarcelados por la Gürtel, incluido el cabecilla Francisco Correa, estuvieran en la boda de la hija de Aznar o en las administraciones, adjudicaciones  y puestos orgánicos del PP es lo de menos. Que se haya encontrado una estrecha relación entre los adjudicatarios y los donantes de cuantiosas cantidades a la financiación del partido tampoco. Rajoy llegó a afirmar “El Caso Gurtel no es un caso del PP, es un caso CONTRA el PP”.  Hay peligro de que prescriban la mayoría de los delitos.

En el Caso Bankia (2012-sin cerrar) que Miguel Blesa, compañero del colegio de Aznar, utilizara Caja Madrid como su propio cortijo para comprar a políticos de PP, PSOE e IU y sindicalistas, haciéndolos ricos y haciéndose él más rico aún a costa de estafas (preferentes) a sus clientes es lo de menos. Que la caja madrileña pasase a ser un banco presidido por Rodrigo Rato, exvicepresidente de Aznar y presidente del FMI, en una operación que ha esquilmado las arcas públicas no cuenta. El único condenado por ahora a 17 años de inhabilitación es el juez que se atrevió a hacer pisar la cárcel a Blesa, Elpidio Silva.

En el accidente ferroviario en Santiago de Compostela (2013). Según el Gobierno, sólo el maquinista que conducía el tren, Francisco José Garzón, fue el responsable de hacer colisionar el Alvia en la curva ‘A Granderia’ de Angrois, a 3 km. de Santiago de Compostela (A Coruña) y que muriesen 80 personas y hubiese decenas de heridos y traumatizados. La insuficiente señalización de la vía, el precario sistema de seguridad para los cambios bruscos en la alta velocidad (220 a 80 km/h), las recomendaciones continuas de los maquinistas para que se resolviesen éstas y otras deficiencias, la distracción de Garzón por la llamada de trabajo recibida en el tramo de frenado o la señal avanzada de 4 km en vía libre son lo de menos. No ha habido una sola responsabilidad de la Administración y el responsable segundo del Ministerio de Fomento, Rafael Catalá, fue ascendido a ministro de Justicia y que ha declarado recientemente que “el pueblo español le tiene que estar muy agradecido al gobierno del PP”.

En la Crisis del ébola (2014),  el perro Excálibur de Teresa Romero fue el primero en ‘asumir’ su responsabilidad en el contagio de su dueña y fue sacrificado por el Gobierno madrileño. Ni estaba contagiado ni se demostró en ningún momento que la mejor decisión fuera matarlo; al revés, y más allá del componente afectivo de la mascota de Romero, los científicos pidieron que siguiera vivo para estudiarlo. La siguiente en ser señalada como culpable por el PP ha sido la propia contagiada, que se tocó la cara con el traje de protección tras atender al misionero García Viejo, infectado en África. Que el protocolo del Ministerio de Ana Mato estuviera  incompleto e ignorese parte de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la retirada de los equipos de protección es lo de menos.

En la tragedia en Ceuta (2014) la conclusión de Interior es que los 15 inmigrantes que intentaron llegar a España a nado en la frontera de Marruecos con Ceuta son culpables de su propia muerte por ahogamiento. Que el material antidisturbios de la Guardia Civil (bolas de goma, botes de humo y cartuchos de fogueo) impactara contra los débiles nadadores es lo de menos. Que otros 23 inmigrantes fueran devueltos a Marruecos de forma ilegal, también. Que el director de la Guardia Civil y amigo del presidente del Gobierno, Arsenio Fernández de Mesa, mintiera, no cuenta. La culpa es de los inmigrantes por estar desesperados.

La culpa de la crisis es de los ciudadanos, que han vivido “por encima de sus posibilidades”, de que haya 900.000 jóvenes emigrados es de su “espíritu aventurero”, de que haya seis millones de desempleados de los obreros es “que se toman la prestación como unas vacaciones pagadas” -¡que se jodan! -, de que se hayan incumplido los objetivos del déficit y que la deuda pública supere el PIB  es de la “volatilidad de los mercados” y de que se acuse al PP de financiación ilícita por jueces como De la Mata, es porque antes de ser jueces fueron cargos socialistas. Ah, y si hay 1.700 cargos del PP en investigación judicial es porque la sociedad “también es corrupta” y ellos sólo son el “reflejo”, ya que, además “son casos aislados”.


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