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El pragmatismo del juego

Publicado el 28 junio 2013 por Icreadas @icreadas

“La relación de Italia con los valores estéticos es tan evidente que cuesta comprender su desinterés por la belleza en el fútbol. Más que desinterés es rechazo. Un orgulloso rechazo. La sensibilidad italiana ha encontrado una excepción en el fútbol, donde ha impuesto un pragmatismo más cercano a las leyes de la guerra que a la alegría del juego. Arrigo Sacchi suele comentar que el Calcio padece el síndrome del Coliseo. En su opinión, los italianos han trasladado al fútbol las reglas de combate y supervivencia que regían en el Coliseo romano.”

Con este párrafo comenzaba Santiago Segurola un artículo sobre el fútbol italiano escrito en el año 2007, titulado ‘Los peligros del pragmatismo’. Resulta curioso volver a leerlo y descubrir cuánto ha cambiado esa manera de entender el fútbol por parte de los italianos que por entonces Segurola reflejaba. Un fútbol italiano, entonces, salpicado por corrupción, escándalos diversos, gradas vacías y una devaluación general del Calcio dentro del fútbol europeo. Italia un año antes, en el Mundial de Alemania, se había proclamado campeona del mundo con un fútbol bastante rácano (a excepción de la semifinal ante Alemania). Si tenemos en cuenta que Grecia, con un juego paupérrimo, era la actual campeona de Europa, os podéis hacer a la idea de cómo era de “atractivo” el panorama futbolístico a nivel de selecciones en aquellos cuatro años (2004-2008).

A portrait of Parma Coach Claudio Prandelli

Prandelli, fútbol con elegancia

Pero ayer la Italia de Césare Prandelli volvió a demostrar que es un equipo muy diferente al de aquellos años. Prandelli, con su elegancia y buen gusto por el juego, entró como seleccionador tras el fracaso italiano del Mundial de Sudáfrica en 2010. En poco tiempo ha revolucionado el concepto del fútbol internacional italiano, despojándole del catenaccio y dotándole de toque, calidad, velocidad y ataque, mucho ataque. Estuvo a punto de conseguir el premio merecido por esta apuesta en la pasada Euro 2012, pero se topó con la todopoderosa España, que en la final le endosó un contundente 4-0. Pero la imagen de la Azzurra quedó bien definida, se dejaron los trucos, las sorpresas y el juego especulador y se dio paso a un respeto por el balón, la movilidad y la presión al rival. No bastaba ganar, hay que convencer. Hay que merecérselo.

Ayer Italia, en su encuentro de semifinales ante España, se lo mereció tanto como la actual campeona del mundo. Jugaron un primer tiempo sin complejos, descarados, valientes y, pese a la ausencia de Balotelli, muy activos en ataque. Luego los penalties mandaron a casa a los italianos, pero Prandelli se sintió satisfecho con su equipo. “Pudimos competirles de tú a tú a España”, dijo el seleccionador. Italia se ha ganado con derecho propio estar en la élite de un fútbol cada vez más exquisito, donde la técnica se ha comido al fútbol físico y de césped bajo.

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El origen de un conflicto, según Blake Edwards

En el mismo artículo, Segurola habla de un artículo que escribió Arrigo Sacchi en La Gazzetta dello sport, en el que cita a Winston Churchill, primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial. ‘Son extraños estos italianos. Pierden la guerra como si fuera un partido de fútbol y juegan los partidos como si fuera una guerra’. Esta cita me hace recordar una comedia sobre la Segunda Guerra Mundial que realizó Blake Edwards en 1966: ‘¿Qué hiciste en la guerra, papi? (What did you do in the War, daddy?). En ella una tropa de soldados americanos que van a tomar un pueblo italiano durante la Segnda Guerra Mundial, se encuentran de repente con un partido de fútbol que se juega en dicho pueblo. Cuando se esperan resistencia, en cambio, se ven metidos casi sin quererlo en una fiesta continua de un pueblo simpático que pasa ya de la guerra y sólo busca diversión. Ni que decir tiene que el máximo conflicto aquí no era la invasión de esta tropa americana, sino que al entrar en la ciudad, uno de los soldados pincha sin querer con su bayoneta el balón con el que estaban jugando al fútbol.

Sin duda, la selección italiana estuvo ayer más que nunca más cerca del pragmatismo de la alegría del juego que de cualquier otro tipo de guerra.


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