Cuando le das a escoger a un consumidor entre dos opciones, una barata y de calidad baja, y una más cara y de buen acabado, y no saben que escoger. son fácilmente manipulables con un sencillo gesto: poner otra opción a un precio entre las dos propuestas anteriores.
Es una técnica de la que Starbucks se sirve, ofreciendo café en tres tamaños diferentes, pero siendo el medio el equivalente a dos tazas llenas hasta arriba. Con esto hacen que los clientes que no saben qué pedir vayan a esta opción y les venden mucho más café que el que realmente necesitan.
Otra estrategia es tener a la venta otro objeto prácticamente idéntico al doble de precio. Con esto, el consumidor se siente a gusto consigo mismo: ha logrado una ganga.
No tenemos un sentido realista de cuánto valen las cosas. El precio, como el resto de cosas en la vida, es relativo.
Leído Yorokobu
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