El precio de la felicidad

Muchas personas nos pasamos buscando la felicidad basada en cumplir nuestros ideales.¿Acaso no has escuchado decir a alguien que su meta en la vida es alcanzar el éxito? ¿Cómo? Llegando a tener ese puesto que tanto ha deseado, comprarse ese auto con el que siempre soñó, llegar a tener una gran empresa, casarse con el amor de su vida, ganarse la lotería, etc…Déjame decirte que nada de eso que desean, mientras no perjudiquen a los demás, es malo, son metas que cada persona establece de acuerdo a su manera de pensar, sus experiencias y sus vivencias, con lo que no estoy del todo de acuerdo es que vivamos pensando que eso nos va a dar la felicidad que tanto hemos deseado, la cual hasta llegamos a verla como si fuera a ser”eterna” cuando tardaremos mucho tiempo más trabajando en el proceso para lograrlo que tal vez lo que durará la felicidad que podamos experimentar al llegar a ella. Es como cuando vivimos pensando en un mejor mañana y nos olvidamos de disfrutar el hoy que es lo único que tenemos seguro.

Algo que tal vez no sabes es que la felicidad está tan alcance de la mano que a veces somos incapaces de reconocerla, se preguntarán ¿En dónde podemos encontrarla? ¡Podemos encontrarla incluso en una canción! La felicidad la podemos encontrar a diario, no es necesario esperar muchos años a que logremos nuestras metas para poder encontrarla ya que la felicidad es pasajera, viene y va, así es ella, no se puede quedar TODO el tiempo porque perdería su esencia, sin embargo depende de nosotros hacer que nos visite más seguido.

¿Has escuchado la frase de “las pequeñas cosas hacen la diferencia”? Parece nada pero es muy cierto, la felicidad la podemos encontrar cuando aprendemos a disfrutar y a saber valorar lo que tenemos a nuestro alrededor, cuando nos damos cuenta que algo que pareciera tan pequeño e “insignificante” nos puede alegrar tanto que la felicidad producida por esa pequeña acción la podemos conservar por todo un día, incluso semanas. Una mirada, un “simple” gesto de gratitud, un abrazo, una llamada inesperada, un “te extraño” o un “te quiero”, el que empiecen a tocar sin esperarlo la canción que tanto nos gusta,
entre muchas otras cosas pueden llegar a cambiarle la vida a alguien, un simple gesto que para ti puede significar nada, para otro puede significarlo todo.

           

Normalmente solemos dejar de lado las pequeñas cosas que hacen la diferencia ya que
con el tiempo hemos aprendido a enfocamos en grandezas que no se pueden comparar con la satisfacción que te pueden dar y en mayor cantidad. Si comenzamos a percibir la vida de está manera y disfrutamos del día a día, nuestra vida sería más interesante y divertida.

Recuerda que la felicidad no tiene precio ya que no se puede pesar ni medir por lo tanto tampoco se puede comparar y menos comprar, la felicidad se encuentra en todos y cada uno de nosotros, sólo hay que aprender a disfrutarla, es un regalo que te da la vida por lo tanto estará siempre en ti, la felicidad no tiene fin…

Te invito a que te ocupes del presente y comiences a disfrutar cada día para que no esperes hasta alcanzar tus metas para obtener la felicidad sino que también puedas ser feliz durante todo el proceso.

Psic. Marissa Glover Aguilar

Contacto: Twitter @m_glover21  Correo: marissa.g.a@hotmail.com