Revista Cine

El premio (México-Francia-Alemania-Holanda, 2011)

Publicado el 30 noviembre 2011 por Manuelmarquez

El premio (México-Francia-Alemania-Holanda, 2011)El cine, por determinación natural —está en su esencia—, esimagen y sonido, lo que vemos y lo que oímos en y desde la pantalla; pero sushistorias no siempre están construidas sobre lo explícito: a veces, sonausencias y silencios el material con el que se tejen las tramas que el autorurde y somete a la consideración del espectador. La mexicana Paula Markovitchasume tales postulados en su largo de debut, ‘El premio’, y entrega una obra dura,tensa y áspera, en la cual lo que no vemos ni oímos cobra importancia suprema,y determina todo aquello que sí se plasma en el celuloide.
‘El premio’ es una historia de traza simple, elemental; esla historia de una niña, Cecilia, que vive con su madre en un apartadísimoparaje, lejos de cualquier atisbo de civilización (una caseta destartalada enmedio de una playa perdida, de cuya ubicación no tenemos más referencia que lade situarse en territorio argentino), y que asiste a un colegio no muy distantede su habitáculo. En ese colegio, el destacamento militar de la zona convoca unconcurso escolar de redacción, cuyo primer premio (después de un tenso episodiode “rectificación”…) es conquistado por Cecilia; la niña quiere asistir al actode entrega (le hace especial ilusión recibir el aplauso y admiración de suscompañeros), y su madre se opone obstinadamente a ello, por motivos que podemosintuir o atisbar, pero que no se explicitan de manera clara. Y en la resoluciónde tal discrepancia, más una coda final que abrocha los cabos sueltos de latrama (y que la directora resuelve con un “juego de imagen” muy curioso…), sesustancia el desenlace del relato.
Un relato que Markovitch articula con una caligrafíaminimalista, de largos planos en los que predomina el estatismo, una quietud degestos en la que demorar la mirada y aguzarla, a la búsqueda de las claves dela historia, y en la que las dos protagonistas —cuya presencia en plano, aun nosiendo permanente, sí que adquiere un peso considerable— van tejiendo una redtenue, siempre al borde de la rotura y marcada por los sobreentendidos y lossilencios, más generadores de confusión que de claridad, como esa músicadistorsionada que puntea subrepticia y ocasionalmente las imágenes. No es  una caligrafía de lectura fácil, como no loes todo este cine argentino de autores con especial predicamento en el ámbito“festivalero” (Lucrecia Martel, Lisandro Alonso, Carlos Sorín), y cuyas pautasformales son claramente apreciables en el film del que ahora nos ocupamos.
En cualquier caso, películas como ‘El premio’, tan acontracorriente de los gustos comerciales más acendrados, siempre sonbienvenidas por ofrecernos una mirada diferente, alejada de cánonesconvencionales y no por ello menos capacitada para transmitir con profundidad ysentimiento historias claramente asimilables por cualquier tipo de público,incluso ése que, a priori, menos disposición puede tener a entregarse apropuestas de este corte. Ellos se lo pierden…
* APUNTE DEL DÍA: definitivamente, "especializo" el blog. A partir de ahora, solo publicaré en él material relacionado con el cine, dejando el resto de materias para su publicación por otras vías (fundamentalmente, redes sociales -Facebook, Twitter y Google+-). Como todo en esta vida, la decisión acarrea sus pros (que se disfrutarán) y sus contras (que se sobrellevarán con deportividad...). Y, hala, a caminar...

Volver a la Portada de Logo Paperblog