Revista América Latina

El primer viaje en tren de Regula Ochsenbein*.

Publicado el 15 marzo 2024 por Adriana Goni Godoy @antropomemoria

Mi amiga Regula, socióloga e historiadora que llega a Chile en el año 1981 como parte del cuerpo diplomático de la Embajada de Suiza. Regula Ochsenbein fue una de las diplomáticas extranjeras que en Chile ayudaron al restablecimiento de la democracia. Galardonada por el gobierno, decidió residir definitivamente en Santiago.

En el año 1982 durante unas vacaciones comienza a visitar algunas cárceles con presos políticos como los son la Cárcel de Osorno y la Cárcel de La Serena, llevando alimentos y algunos artículos que sirvieran a los presos para realizar artesanías. Defensora de derechos humanos, apasionada por la verdad y la justicia, caminante de los territorios, refugio de animales callejeros,vigilante de árboles en peligro, solidaria en mil causas y amiga.

Hoy comparto este viaje que emprende en los años 80 y que nos trae las vidas relegadas por la dictadura en una crónica, que como todas las que ella escribe, es un canto a la humanidad de quienes sufrieron las violaciones a los derechos humanos.

PRIMER VIAJE EN TREN

A principios del verano del 1985, Diego Matías Rojas Torres, hijo del medio de Alfredo Rojas Castañeda, director de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) durante el gobierno de la Unidad Popular, se subió por primera vez a un tren. Sus hermanas Isabel Margarita y Ana Gabriela le hicieron la mochila con la lista detallada de su contenido.

Junto a la periodista Mónica González fuimos rumbo al sur para visitar a nuestros amigos relegados de Arica: El día antes de la Noche Buena del 1984 19 dirigentes de la ciudad de la eterna primavera fueron detenidos por haber convocado a una manifestación contra la visita del general Pinochet y, acompañados por funcionarios de la PDI, «despachados» en bus a 2500 km al sur para pasar 3 meses de vacaciones obligadas.

Pasamos la noche en Chillán, en un hotelucho que terminó siendo un motel para seguir el día siguiente a Portezuelo; pueblo en medio de un paisaje bucólico, conocido por sus viñas y tradiciones campesinas, tierra de Violeta Parra.

Encontramos a nuestros amigos nadando como peces en el agua: El cura «gringo» Ricardo Sammon los había recibido con los brazos abiertos y al poco andar, el abogado Arturo «guatón» Zegarra y el médico Juan Restelli atendían a los lugareños en sus respectivas consultas. La hospitalidad costó al cura el corte de la subvención de la JUNAEB para el internado, lo que en parte se pudo reemplazar por la ayuda de Médicos sin Fronteras.

Diego Matías participó callado, pero con los ojos abiertos como platos de las conversaciones políticas de adultos. Quedó «para dentro», cuando se enteró que Emiliano Llanos, durante la UP dirigente sindical de ferrocarriles, había conocido a su padre. No se lo que conversaron los dos, pero tiene que haberlo contado a su madre y hermanas.

Después de una noche en Portezuelo había que volver a Santiago, por suerte con Arturo Zegarra «rescatado» – por no me acuerdo qué razón le levantaron la relegación. Por la mala costumbre chilena nos subimos en el último momento y nos acomodamos en un compartimiento de clase económica. Poco antes que partiera el tren se subieron dos pasajeros más y nos acompañaron como guardaespaldas hasta Santiago: uno flaco con jeans y camisa blanca, el otro gordo con terno y un maletín ejecutivo. Hicimos caso omiso y llegamos sin novedades a nuestras casas.

Unas semanas después el flaco fue fotografiado como «gurka» con gorro chilote apaleando a manifestantes en el Paseo Ahumada. Con el gordo me topé de frente, cuando bajé al metro de la Universidad de Chile y el estaba saliendo…

No se lo que más quedó grabado en la memoria de Diego Matías: su primer viaje en tren o la conversación con Emiliano Llanos.

PD

– Diego Matías tenía unos tres años, cuando su padre desapareció y guarda recuerdos borrosos de él.

Alfredo Rojas Castañeda fue detenido el 4 de marzo 1975 por el «guatón» Romo y visto por última vez con vida en la Torre de la Villa Grimaldi.

En agosto de 1971, Alfredo Rojas Castañeda asume el cargo de Director de la Empresa de los Ferrocarriles del Estado, siendo el director más joven que ha tenido la empresa hasta ese entonces con 31 años.Militante del Partido Socialista de Chile desde universitario, Alfredo Rojas Castañeda fue detenido por primera vez por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, a fines de septiembre de 1974, y trasladado al recinto de José Domingo Cañas, en donde permaneció alrededor de 10 días, tras los cuales fue dejado en libertad. Según testigos, en ese período fue interrogado y torturado intensamente. Posteriormente, a fines de enero o principios de febrero de 1975, nuevamente fue detenido por agentes de la DINA, entre ellos Osvaldo Romo y Luz Arce Sandoval, en su domicilio de calle Clorinda Wilshaw en Ñuñoa, siendo trasladado a Villa Grimaldi desde donde fue dejado en libertad en horas de la noche del mismo día de la detenciónFinalmente, el 4 de marzo de 1975,2​ fue nuevamente detenido por efectivos de ese mismo organismo de seguridad, luego que saliera de su lugar de trabajo en dirección a su domicilio. Tras esta tercera aprehensión fue trasladado a Villa Grimaldi en donde fue sometido a intensas torturas e interrogatorios. Durante su detención, la DINA lo obligó a firmar cheques de su cuenta corriente los que posteriormente fueron cobrados por otras personas. Durante todo ese tiempo, Alfredo fue mantenido en el sector denominado «La Torre», donde fue visto hasta finales de la segunda semana de abril de 1975, perdiéndose luego todo rastro de su persona. Sus aprehensores se quedaron con su automóvil Citroën Yagán.

Su familia realizó numerosas diligencias y averiguaciones para dar con su paradero, pero todas resultaron infructuosas y aún desconocen la suerte que Alfredo Rojas Castañeda corrió en manos de la DINA. Al momento de su desaparición, era casado y tenía 3 hijos. Su caso se encuentra consignado en el llamado Informe Rettig de la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación.

se acusó a Miguel Krassnoff Martchenko como coautor del delito de secuestro calificado de Alfredo Rojas Castañeda;

– Arturo Zegarra falleció en julio 2019 en Arica.

Arturo Zegarra Williamson Defensor de los derechos humanos en dictadura mediante la defensa judicial de víctimas

Nació el 24 de septiembre de 1952 en San Antonio. Estudió Derecho en la Universidad de Chile, además de una licenciatura en ciencias sociales en la Universidad de Guayaquil, Ecuador. Fue un reconocido defensor de los derechos humanos en la Región de Arica y Parinacota durante la dictadura cívico militar, desempeñando también tareas, tanto en ámbito judicial como en la academia y formación universitaria. 

Su defensa y protección de los derechos humanos tomó forma en plena dictadura. En la década de los 80, cuando se desempeñaba como abogado de la Corporación de Asistencia Judicial (CAJ), conoció de cerca la angustiante situación que vivían familiares de personas detenidas y  desaparecidas por el régimen militar. En una oportunidad, fue emplazado por Celia Olivares, integrante de Mujeres de Luto -agrupación de mujeres que desde 1984 se reúnen vestidas de negro en la Catedral San Marcos de Arica, para recordar no sólo el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, sino también a las víctimas de la dictadura- quién le hizo ver la necesidad de acciones judiciales concretas que permitieran dar con el paradero de las víctimas.

Este hecho motivó a Arturo a presentar un recurso de  amparo -acción judicial para solicitar a la justicia la protección urgente de un derecho amenazado por la autoridad pública u otra persona- en favor de tres detenidos. A los pocos días fue desvinculado de la CAJ, pero con ello consolidó su labor como defensor de los perseguidos/as por la dictadura, colaborando con diversas organizaciones sociales para el mismo fin, entre ellas el Movimiento contra la tortura Sebastián Acevedo de Arica y prestando asesoría gratuita a personas en parroquias de Arica, especialmente en la Capilla Sagrada Familia.

En 1984 fue uno de los impulsores de la Comisión de Derechos Humanos de Arica. En dicha organización se dedicó a la defensa de los presos/as políticos/as hasta 1990, mediante la presentación de numerosos recursos de amparo y otras acciones judiciales para la protección de los derechos de las personas perseguidas por la dictadura. En este contexto, fue detenido y relegado a la localidad de Portezuelo, en la Región del Biobío. 

Tras la recuperación de la democracia, asumió la titularidad del Servicio Regional Ministerial (Seremi) del Trabajo y, posteriormente, el de Justicia en la Región de Tarapacá. Entre los años 2002 y 2012 ejerció como Defensor Regional, paralelamente se dedicó a la docencia universitaria en la Universidad Arturo Prat en Iquique, y también como notario en la localidad de María Elena.

Desde los distintos espacios en que desempeñó tareas, incluso una vez terminada la dictadura, Arturo mantuvo una firme convicción sobre la importancia de la defensa de los derechos humanos. Este querido defensor de la región de Arica y Parinacota falleció el 12 de junio de 2019, a raíz de un cáncer. En su funeral, todos sus colegas y compañero/as de trabajo de la DPP, lo despidieron con la canción El Necio de Silvio Rodríguez, por su valentía y coherencia.

El padre Ricardo Sammon O´Brien falleció en junio 2007 y fue sepultado en Portezuelo. Mediante la ley 19766 del 16/10/2001 le fue otorgado la nacionalidad chilena por gracia por su promoción  de la cultura campesina y comunidades cristianas de base.

El padre Ricardo Sammon O`Brien nació en Nueva York, Estados Unidos, el 29 de noviembre de 1928, siendo el hijo mayor entre siete hermanos de una familia de inmigrantes irlandeses avecindados en dicha gran metropoli norteamericana.

El padre Sammon se entregó a la vida religiosa como parte de la Sociedad Misionera de Maryknoll, siendo ordenado el 09 de junio de 1956. Tan solo ocho meses transcurrieron para que en marzo de 1957 arribara a Portezuelo, comunidad donde permaneció por más 50 años, construyendo su gran aporte en el rescate a la cultura popular campesina y las tradiciones chilenas.

La misión evangelizadora entre los campesinos del Secano Costero fue su principal tarea durante el medio siglo que acompañó Portezuelo. Una tesonera labor que ejerció con mucho sacrificio y amor este sacerdote.

Asimismo, fue gestor de diversos adelantos para su pueblo y comunidades vecinas. Entre las que se recuerda está aquella de la gestión para la habilitación de pozos para el agua potable y sus constantes llamados a la autoridad civil para la recuperación del Puente El Ala y la pavimentación del camino a Portezuelo, obra que finalmente se consiguió.

También fue un formador de juventudes, porque fundó y dirigió el Liceo Nuestra Señora del Carmen y múltiples escuelas básicas de las comunidades de la zona. Donde no llegaba la educación por escasez de medios, el sacerdote logró los medios necesarios y habilitó escuelas para los niños campesinos. También gestionó la llegada de la educación superior, un desafío quijotesco para la realidad socioeconómica y cultural de dicha zona.

En el fomento y el desarrollo a la cultura, fue hombre que nos enseñó a valorar la riqueza del mundo rural, partiendo por un reconocimiento de la persona campesina, sus costumbres, sus conocimientos y, aún más, su sabiduría popular. En este sentido destacan el fomento de tradiciones como: la Fiesta de la Trilla, la Fiesta de la Vendimia, el apoyo al arte de los(as) cantores(as) populares y, especialmente, el cultivo a la devoción de la Virgen Campesina entre los habitantes del mundo rural.

El año recién pasado (2006) celebró sus Bodas de Oro sacerdotales. En dicha oportunidad, señaló con mucha emotividad que en el curso de sus cinco décadas de sacerdote y misionero, recibió muchas bendiciones del Señor, partiendo por la posibilidad de acompañar al mundo rural como pastor en la promoción de la esperanza del Reino de Dios. Asimismo, confesó que se sintió parte de la lucha de las familias campesinas, así como de sus dolores y angustias.

En el año 2003 se le entregó la nacionalidad chilena por gracia. Y hace pocas semanas había sido distinguido con la Condecoración Bernardo O`Higgins, en calidad de Comendador, que entrega el Gobierno de Chile a los ciudadanos nacidos en el extranjero que han hecho un invaluable aporte al desarrollo del país. El mismo día, recibió una Bendición Papal de manos del Obispo de Chillán.

El padre Ricardo Sammon O`Brien falleció a la edad de 79 años, dejando un invaluable legado en la vida de Portezuelo, la Provincia de Ñuble y el país.

Fuente: Comunicaciones Chillán
Portezuelo, 11-06-2007

Jotace Álvarez del Valle

De todo ese «entuerto» doloroso, de ese recuerdo que en lo profundo implica traer a la mente también todos esos tiempos perversos que vivimos todos los chilenos, la dictadura de Pinochet, gracias a gestiones, conversaciones de Mona Guajardo y Juan Restelli, con el padre Ricardo Sammon, recordado sacerdote norteamericano residente en Portezuelo, llego por ahí, justamente en ese año 1985, para colaborar con la parroquia en los eventos que se organizaban en aquel lugar y que tenían como objetivo recordar, dar a conocer y dar impulso a la recuperación de aquellas maneras, modos y costumbres característicos del mundo campesino, empujar a una rica comunidad hacia el reconocimiento de su valiosa y valerosa identidad que, por la modernidad, la globalización y la «escasez de buen criterio» de las autoridades de turno, ha ido perdiendo y cada día se ve con más deterioro, su influencia en el desarrollo de la zona, Y digo que me siento «consecuencia positiva» de aquellos hechos ocurridos y que se recuerdan porque terminé quedándome en Portezuelo hasta hoy, En esos primeros tiempos empecé a ver que allí podía yo hacer un aporte importante, en una primera etapa llegaba en días previos al evento, hacía mi trabajo en la escenografía del escenario ´principal y regresaba a Santiago a continuar con lo mío. Poco a poco fui asumiendo más responsabilidades con los campesinos y ya no iba sólo a los eventos, se requería de mi presencia para otros proyectos y otras actividades. Hasta ahora, en conversaciones, con un buen mate o buen vaso de pipeño, entre los mayores del pueblo se asoman los buenos comentarios sobre el Doctor Don Juan y su sra. Mona…Existe un profundo agradecimiento en la población por los modos y el cariño de esa pareja con la gente y por la entrega cariñosa en su relación con una población necesitada de empatía y de calor.Ya lo dije, me siento una «consecuencia positiva», soy residente de Portezuelo, aportando en el ámbito del arte y la cultura, trabajando en proyectos con la comunidad, desde los menores hasta bellos grupos de adultos mayores, recibiendo la atención y el cariño de una gente maravillosa. Aquí tengo mi familia, mi casa y mis ganas de seguir entregando mi aporte en el afán de encontrar un camino posible para una mayor y mejor calidad de vida de los campesinos locales, que guardan en sus tradiciones todas aquellas características, medias ocultas o «camufladas» los modos de ser que son propios del chileno de la zona central y sur.

Monica Guajardo

Jotace Álvarez del Valle Amigo querido. Su aporte fue y será lo mejor de la relegación. Recuerdo claramente cuando, le digo al padre que tengo un amigo que es un gran Artista, que podría ser de un tremendo aporte. Llegamos en un bus que puso el cura y llegaron hasta con los Arak pacha. Fue genial.Te quiero mucho y gracias por permitir que otros puedan seguir soñando y creando.

Regula Ochsenbein

Monica Guajardo en este viaje también visitamos a los relegados en pueblos cercanos; me acuerdo de Nolberto García, ya fallecido, y Héctor Mérida, al cual apodé como «trauco andino» por su pinta y aire seductor


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