Revista Coaching

El problema de buscar salvadores

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

El problema de buscar salvadores

Por Robert Kiyosaki

Mientras estoy sentado aquí y escribiendo esto, se está desarrollando un enfrentamiento de lo que promete ser una larga y dura carrera presidencial en los Estados Unidos.

Este año, como parece ser en cada ciclo electoral, las personas se están alineando detrás de sus candidatos favoritos, hablando de ellos como si fueran los salvadores del mundo.

No soy ni republicano ni demócrata. Voto por el que crea que es el más inteligente y tenga más probabilidades de lograr cosas, las cuales siempre son probabilidades muy pequeñas.

Desde luego, no considero a ningún Presidente, ni a ningún gobierno para el caso, como el salvador del mundo. La mayoría de las veces los políticos hacen que el mundo sea peor, no mejor. Son siempre las personas trabajadoras las que luego se unen para hacer algo del desastre que les dejaron.

No sé cómo este ciclo electoral vaya a terminar, pero sí sé una cosa: ningún presidente va a lanzarse en picada y arreglar todos tus problemas por ti.

Sólo tú puedes hacer los cambio que necesitas hacer en tu vida.

También, mientras escribo, la bolsa de valores se está derrumbando. De hecho, los mercados de todo el mundo están cayendo. Estamos experimentando una gran corrección. ¿Continuará? No lo sé. No tengo una bola de cristal. Pero sí sé que la gente está preocupada y asustada. ¿Lo estás?

La gente está preocupada y asustada porque los políticos les dijeron que si dejaban que el estado administrara su dinero en la bolsa de valores, tendrían un futuro financiero seguro. Los políticos salvadores hablaron sobre el mercado de valores como si fuera la salvadora de la clase media.

Dos falsos salvadores.

No sé lo que pasará con el mercado de valores, pero sí sé que la única manera en la que puedes estar financieramente seguro es tomando tu dinero e invirtiéndolo con tus propias manos, y no con las de los políticos ni con la del mercado de valores.

Al crecer, a mi pobre padre le gustaba culpar a otros por sus tiempos difíciles. Cuando perdió su elección para un cargo público en Hawai, culpó a los votantes por ser estúpidos. Cuando perdió su trabajo, culpó a sus enemigos. Cuando perdió sus ahorros en un mal negocio, culpó a otras personas. Terminó amargado y enojado.

Yo amaba a mi padre pobre, pero habría sido un hombre mucho más feliz si hubiera aceptado la responsabilidad que tenía sobre su vida, sus opciones y circunstancias.

Mi padre rico, por el otro lado, también tuvo varias malas circunstancias en su vida. Tuvo que dirigir el negocio familiar desde una muy corta edad. Debido a esto no pudo tener una buena educación. Le puso muchas horas a dirigir el negocio. Sin embargo, usó eso para su ventaja, tomó las lecciones que pudo de la escuela de la vida. Su filosofía era que cuando la vida te da limones, haz limonada. Terminó rico, feliz, y vivió una vida plena.

La diferencia era la mentalidad. Padre pobre esperaba que otros lo salvaran. Padre rico quería salvarse a si mismo. Eso marcó toda la diferencia.

Hoy, ¿dónde está puesta tu esperanza? Piénsalo profundamente, y tal vez te sorprendas por lo que puedas encontrar. La respuesta para crear un futuro próspero se encuentra justo dentro de ti.

Publicado originalmente en Blog.Reibox.com


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