Revista Opinión

'El pueblo está por encima de todas las instituciones'

Publicado el 04 julio 2012 por Franky

El nuevo presidente de Egipto, Mohamed Mursi, acaba de afirmar que "El pueblo está por encima de todas las instituciones" y ha agregado otra verdad, tambien sagrada en democracia, que "el pueblo es la fuente de la legitimidad", dos principios básicos del sistema que en muchas democracias degradadas del planeta, entre ellas España, son permanentemente ignorados y violados.
Si en España se aplicasen esos principios fundamentales de la democracia, los gobiernos de Zapatero y de Rajoy habrían tenido que dimitir y abandonar el poder llenos de vergüenza, por dos razones de enorme importancia: por ignorar la voluntad popular y porque el pueblo los ha deslegitimado abiertamente.
Los españoles, que nunca son consultados en referendum porque los dos grandes partidos políticos, tanto el PSOE, de izquierda, como el PP, de derecha, no están dispuestos a respetar los deseos de los ciudadanos, quieren masivamente que los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones patronales dejen de ser financiadas con el dinero de los impuestos y se financien con las cuotas de sus afiliados. Quieren también que el Estado se reduzca y que algunas empresas e instituciones públicas innecesarias, entre ellas muchos costosos canales de televisión, sean clausurados. La negativa a secundar esas emanaciones de la voluntad popular deslegitima a los dos grandes partidos políticos españoles y los convierte en enemigos del pueblo.
Del mismo modo, si es cierto que sólo el pueblo soberano otorga o quita la legitimidad en democracia, un pueblo que considera a la clase política como el tercer mayor problema del país, según revelan todas las encuestas, y cuyo rechazo a los políticos s creciente y escandalosamente intenso, ha deslegitimado de manera drástica y clara a sus políticos, que si continuan en el poder lo hacen con el apoyo de la legalidad, pero como usurpadores en democracia.
El que haya tenido que ser un "hermano musulmán", en teoría hijo de culturas totalitarias, quien haya recordado a la sociedad mundial la vigencia de esos dos principios básicos de la democracia, violado con alta frecuencia en algunas democracias degradadas del mundo, como como la española, constituye toda una vergüenza para el sistema, como lo es también que los líderes europeos se reunan una y otra vez para tratar sobre las causas de la crisis y las medidas para combatirla sin que ninguno de ellos tenga la honradez y la valentía de asumir que la principal causa del drama en países como España, Grecia y otros ha sido y es el abuso de poder de los políticos, el divorcio entre los políticos y la sociedad a la que dicen representar y el rechazo abierto de la ciudadanía a una clase política que miente, abusa del poder, despilfarra, engaña y es incapaz de solucionar los problemas de sus paises, atrincherandose en las instituciones sin pedir perdón por sus fracasos y sin dimitir ante los ciudadanos, que en democracia son los dueños y la fuente del poder.
En presuntas democracias como la española, degradadas hasta el extremo, hay muchas razones para considerar ilegítimo a los últimos gobiernos, a pesar de que hayan sido elegidos en las urnas. Esos gobiernos han mentido, despilfarrado, gobernado desde la opacidad, manipulado y adoptado decisiones en contra de la voluntad popular, sin consultar al pueblo ni tener en cuenta sus deseos y anhelos, como es preceptivo en democracia. Llamar democracia a lo que han padecido y padecen los españoles es una obscenidad. El nombre que merece un sistema que ha asesinado desde la trastienda la democracia, sustituyéndola por una dictadura de partidos sin controles democráticos, es el de "tiranía antipopular travestida de democracia", sin paliativo alguno, un sistema sin ciudadanos, ajeno al pueblo y avocado, por sus contradicciones y falta de legitimidad, a convertirse en lo que hoy es: un nido de corrupción, de abuso de poder, de injusticia y de fracaso.


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