Revista Opinión

El Redbank

Publicado el 20 mayo 2011 por Crítica
El RedbankUna de las más tristes verdades de las sociedades modernas es que los rojos que viven en ella jamás darán ejemplo de lo que predican.
Unas de las cosas más paradójicas de la ideología política, es que quienes están convencidos de que su sistema es el mejor, el que más prosperidad y justicia social crea, no buscan una forma activa de vivir en él en la medida de sus posibilidades. Su principal afán es meter a los demás en él les guste o no, crean en sus posibilidades o no, les aterre la idea o no.  
El RedbankNingún país democrático y liberal ha puesto trabas a la existencia de comunidades socialistas o igualitarias en su seno: desde New Harmony en Estados Unidos, pasando por los falansterios franceses, Christianía en Dinamarca, las comunidades hippies de Estados Unidos o los Kibbutz de Israel; todas ellas fueron aceptadas incluso con cierta simpatía popular. En ellas pudieron desarrollar los idearios sociales y económicos del socialismo y el igualitarismo a ultranza.
Todos los que promocionaron estas comunidades lo hicieron pensando de corazón que tendrían éxito, pero no solo de una forma emocional sino que se fueron con las obras de David Ricardo y Carlos Marx en las manos para que guiaran sus decisiones prácticas. Así, siguiendo estas enseñanzas no dudaban de su éxito, porque para ellos lo que allí se decía eran verdades evidentes que mejorarían sus vidas y las alejarían de un sistema abocado al fracaso. ¿Por qué los ideales sí se mantienen pero estas iniciativas ya no existen?En el siglo XX hubo algunos intentos de crear organizaciones marxistas que pretendían llenar huecos asistenciales que no se cubrían desde las arcas públicas. Sin embargo, esas organizaciones como el ‘Socorro Rojo’ que fue una organización paralela a la Cruz Roja, eran muy minoritarias y no se sufragaban con las aportaciones de los propios beneficiados, sino que el dinero para mantenerlas era producto del saqueo de los tesoros rusos, por los bolcheviques primero, y después con el oro de las minas de Kamchatka sacado con las manos desnudas de los presos del Gulag.
Lo que aquí es evidente es que los socialistas y comunistas no tratan de vivir sus ideales sino de imponerlos.  Esto no es nuevo, lo sorprendente es que a nadie le llame la atención. Igual es que los socialistas no han caído en la cuenta.
Para tratar de salir de este despiste monumental  de consecuencias históricas propongo que de alguna manera se invite a la gente socialistas a vivir sus ideales. Creo que si están convencidos de que su ideario trae esa igualdad y esa justicia social tan evidente es muy injusto que no traten de llevarlos a la práctica para que el resto en el momento en que veamos que eso funciona nos vayamos adhiriendo voluntariamente.
Tampoco sería necesario irse a vivir a una granja o a una comuna dejando todo detrás: problemas no faltan en las sociedades modernas, especialmente en la española, para que con sus soluciones doctrinales nos muestren el camino a los demás. Se me está ocurriendo que con los problemas financieros que hay en España, un banco rojo sería una novedad a valorar. Un banco suyo participado por trabajadores y gente del pueblo; que no de hipotecas basura, que dé crédito siempre que haga falta, que ayude a los jóvenes y a las mujeres. Que ayude a los empresarios socialistas a ir construyendo poco a poco esas comunidades perfectas. Pero eso sí: sin tomar un solo euro del estado que pretenden superar, y cuyos ciudadanos cotizantes pueden perfectamente no estar interesados. ¿No sería el Redbank, por llamarle de alguna forma, una manera de quietarse el sambenito de gentes incapaces que pretenden enjuagar su fracaso con el dinero de los demás? Personalmente creo que sería muy positivo para la sociedad.
Pues igual que con un banco podría hacerse con la educación: los ‘colegios populares’, o con la sanidad: el ‘socorro rojo’, o con asistencia a los minusválidos: la ‘tercera pierna roja’... por decir algo. De estar dispuestos a ello en serio ¿cuánto se tardaría en organizarlo? ¿Cinco años? ¿Diez años? ¿Quince años? Eso en términos históricos no es nada, máxime con el beneficio que su ejemplo aportaría a la Humanidad en los siglos venideros.
Si en algún momento llegaran a conseguir que funcionara el socialismo como los predican, yo sería el primero en convertirme… pero eso no se lo creen ni ellos.

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