Revista Coaching

El reencuentro (i)

Por Mbbp

 

El reencuentro (I)

Ayer acudí a una cena, que celebraba el aniversario de una vieja amiga, en su 50 cumpleaños. Había unas 60 personas, aproximadamente, casi todas ellas conocidas de otras cenas que semanalmente se habían hecho en ese mismo restaurante. Caras conocidas, risas conocidas, miradas conocidas que evocaban una vida pasada y para mí casi olvidada…

Me explicaré. Esas eran unas cenas de los ahora llamados singles, personas recién separadas o bien en busca de una nueva relación sentimental. Eran cenas de tránsito, en las que ellas y ellos desaparecían una vez encontraban pareja y volvían en cuanto de nuevo se rompía la relación. Cada día se incorporaban personas nuevas a estas cenas semanales, cuya denominador común era ahogar sus penas sentimentales con otros comensales en igual situación o bien buscar un sustituto o sustituta para rehacer la vida sentimental lo antes posible, por aquello de “a rey muerto, rey puesto”. Nunca entendí la utilidad de aquellos encuentros, aunque tal vez porque nunca ejercí de single, o sea esa persona que siempre he pensado que necesita de alguien más en su vida para romper su soledad o como único camino garantizado hacia la felicidad.

Reconozco que cada día más me hallo fuera de esa liga. De hecho, hacía casi diez años que no acudía a una cena de estas y, por tanto, no veía a la mayoría de esas personas desesperadas ante su soledad y con ansias de compartir ese sufrimiento. Después de tantos años, volví a ver personas de cierta edad solas, resignadas a su soledad o forzadas a encontrar al hombre o mujer de su vida. Y cada día más creo que el amor es difícil que aparezca en esa situación, en la que se justifica solo como un antídoto contra la soledad. Tal vez es mi actual momento vital, pero me pareció ver rostros conocidos pero abatidos, envejecidos y con una tristeza apenas disimulada por esas sonrisas artificiales y potenciadas por la acción del omnipresente alcohol, evasor de la realidad y deshinibidor de la vergüenza, donde los haya.

Seguirá…

 


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