El régimen se defiende atacando: Podemos es ETA (ya tardaban)
Durante estos últimos días los radares cibernéticos encargados de localizar alertas terroristas deben haber vuelto a girar a todo trapo. Los medios de comunicación digitales y las redes sociales han vuelto a ir repletos de la palabra ETA. Ya la he escrito, así que mi blog debe acabar de producir una alerta. Como es un blog de mala muerte imagino que le habrá tocado hacer el seguimiento al becario de turno. Aprovecho para saludarle. Te advierto, compañero, que aquí no vas a encontrar nada que llame tu atención. No soy más que un periodista que no ejerce, que se gana la vida dando clases de refuerzo escolar y vendiendo algún ejemplar de su libro de vez en cuando (sí, ahora intento reciclarme como escritor. Sí, lo sé, mal camino he elegido para pretender ganarme la vida).
A lo que iba. Poco han tardado las mentes privilegiadas de este país en relacionar a Podemos y a su líder Pablo Iglesias con la banda terrorista. Es que son realmente privilegiadas. Sólo han necesitado una noticia inventada por un periódico nada sospechoso de inventar noticias (sí, efectivamente, me refiero a ‘El Mundo’) para lanzarse a ello a degüello. Ahí tenemos, pues, a María Dolores de Cospedal, y a Esperanza Aguirre, entre otros, ejercitando las neuronas con sentencias lapidarias y que absolutamente nadie sospechaba que fueran a salir a escena: “Podemos está con el chavismo, con el castrismo y con ETA”, dice la aspirante a Farruquito. La del finiquito en diferido de Bárcenas, por su parte, ha pedido que la fiscalía actúe contra Pablo Iglesias basándose en una prueba irrefutable como la información de ‘El Mundo’. Qué más da si es tendenciosa, repleta de medias verdades y absolutamente sesgada (otra información en ‘La Marea’ lo deja bien claro). Sí, Iglesias se reunió con una asociación en defensa de los derechos de los presos abertzales (no sólo de ETA), igual que el mismo día lo hicieron, en un lugar tan clandestino como el Congreso de los diputados, representantes de varios partidos más, entre ellos, por ejemplo el PSOE. Ah, claro, el PSOE también es ETA.
Estos últimos días he estado bastante desconectado de la actualidad sociopolítica. Básicamente porque era tan previsible que esto iba a pasar, que me produce una enorme pereza. Estaba cantado que el régimen iba a poner en marcha todos los medios a su alcance para difamar a quien amenaza su estatus. Son tan burdos en su estrategia que lo único que están consiguiendo es alimentar al “monstruo”, acelerando así su propia autodestrucción. ¿De verdad creen que los potenciales votantes de Podemos son tan infantiles como para asustarse por las “relaciones” de su líder con los presos de ETA, con Venezuela o con Cuba? Me da vergüenza escribirlo por lo fácil que es desmontar la estrategia: ¿quién no recuerda a Aznar hablando de negociaciones con el “movimiento vasco de liberación”?
Ojo, que no estoy criticando la política de Estado para intentar poner fin al terrorismo. Por aquel entonces ETA sí que eran palabras mayores, por eso es aún más ridículo que se pretenda criminalizar a Pablo Iglesias por reunirse con una asociación de apoyo a presos en un momento en que casi todo el mundo está de acuerdo en que hay que favorecer movimientos que hagan posible de una vez por todas la disolución de una organización criminal que hace más de dos años que anunció el fin de su actividad terrorista. “Eh, que también ha dicho que ETA tiene explicaciones políticas”. ¿Y quién no comparte tal afirmación? Es evidente que las tiene. Muy diferente es que ello legitime su actuación. El hecho de corroborar una evidencia no significa que estés de acuerdo con ella. Pablo Iglesias hace algo a lo que los políticos actuales no están acostumbrados: habla de política, y lo hace sin miedo a expresar lo que piensa. Eso escandaliza a muchos, auténticos maestros en el arte de la palabra vacía, en decir una y otra vez lo mismo, incapaces de rebatir la divergencia con argumentos.
La prensa afín al régimen redobla sus esfuerzos al servicio del poder buscando los trapos sucios, aunque no tengan más que algún minúsculo lamparón, del fenómeno Podemos. Eso es lo que realmente preocupa a la ciudadanía. Mientras tanto, se encarcela a trabajadores por el simple hecho de haber secundado una huelga, imponiéndoles penas ejemplarizantes; los datos sobre pobreza infantil desmienten de forma cruel cualquier atisbo de la tan cacareada recuperación; un medio alternativo (Infolibre) destapa que los eurodiputados españoles llevan años consignando un fondo de pensiones con dinero público; la Guardia Civil destruye el arsenal incautado a un grupo neonazi, principal prueba del juicio; cinco meses después la Audiencia de Cádiz insta al juzgado de Ceuta que empiece a ponerse las pilas para saber qué pasó en la playa del Tarajal, donde murieron 15 personas que intentaban alcanzar la costa española bajo una lluvia de pelotas de goma y botes de humo; la “justicia” española continúa archivando causas contra el franquismo, y esa misma justicia dedica sus esfuerzos a que un fiscal pida la “desimputación” de quien un juez ve claros indicios de delito… Desde luego, lo verdaderamente importante es con quién se reúne Pablo Iglesias.
Afortunadamente, el ejemplo de movilización y organización desde la base que representa Podemos ha empezado a propagarse, con lo cual las vías de agua abiertas en este sistema podrido se multiplican. Es el caso de Guanyem Barcelona, plataforma ciudadana cuya cara visible es Ada Colau, ex portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y, por tanto, acostumbrada a que la llamen etarra, que pretende la confluencia de las formaciones progresistas, no sólo políticas, para recuperar el ayuntamiento para la ciudadanía. Algo similar ocurre en Madrid con Municipalia, y en ciudades del entorno de la capital, pero también en otras, como Valladolid o Zaragoza.
El tejido social se mueve. El cambio real por fin se percibe como posible, aunque día tras día el sistema lance toda su artillería, por boca de quienes lo sustentan y se aprovechan de él, descalificando esas alternativas “vacías de contenido”, “repletas de propuestas irrealizables”, que se aprovechan del “dolor de la gente” con “promesas falsas” (esto lo dijo otra de las mentes privilegiadas del PP, Carlos Floriano, un sabio). Los economistas de cámara, los mismos que llevan años vendiendo la recuperación y recetando más de lo mismo, se suman al carro para legitimar con su incontestable conocimiento tales afirmaciones. Es decir, una política que ponga a las personas por delante de las élites económicas es irrealizable. ¿Entonces para qué demonios sirve la política?
No se enteran de nada. Creen que con la receta del miedo van a seguir controlando a la gente, pero están muy equivocados. No tienen discurso alternativo, continúan en estado de shock, y mucho me temo que lo que nos espera los próximos meses, en los que asistiremos a los últimos estertores de un régimen que se derrumba, va a ser una represión creciente y desmesurada. Más miedo. El que tienen ellos.
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