Revista En Femenino

El Rey Miguelito

Por Ana María Ros Domínguez @anaroski

Hace ya muchos años, a una pequeña le preguntaron en el colegio días antes de las vacaciones de Navidad, ¿cuál es tu rey favorito? La pequeña respondió el Rey Miguelito.

La profesora extrañada le respondió, ¿qué dices? Los reyes son Gaspar, Melchor y Baltsar.

Si señorita, respondió la niña. Pero a mi casa también viene el Rey Miguelito.

Nunca ha existido un Rey Miguelito, le respondió un poco enfadada la maestra a su pequeña alumna.

Claro que existe el Rey Miguelito, señorita y es amigo de mi abuelo Gerardo y primo de los Reyes Magos de Oriente, y como es muy impaciente siempre deja sus regalos el día del nacimiento del Niño Jesús o el día de Navidad que se le apetece, porque el Rey Miguelito no puede aguantar la emoción de ver mi cara y la de mi hermana feliz.

Al llegar a casa, la pequeña le dijo a su madre: ¡Mami, mami! La seño me ha dicho que no existe el Rey Miguelito.

Su madre le respondió, claro que existe cariño, o ¿acaso no te visita con un regalo todas las navidades?

Y así, cada año, el Rey Miguelito, volvía por Navidad como el turrón, y la cara de esa pequeña niña se llenaba de emoción.

Pero unas Navidades, el Rey Miguelito no pudo venir, estaba enfermo, muy enfermo, cansado, y triste, había perdido a su reina y no había sido capaz de superar tan duro golpe. Fueron unas navidades tristes, pues aquella niña lo echaba mucho de menos, y pasaron los días, y sus primos los Reyes Magos de Oriente visitaron la casa de la pequeña, que seguía echando de menos a su Rey favorito, a su Rey Miguelito.

Aquel corazón de fantasía se estaba apagando, pero no sabía que había dejado una huella imborrable en aquella pequeña, que había pasado sus mejores momentos gracias a la ilusión que en ella creo el impaciente Rey Miguelito.


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