Revista Opinión

El rey y el golpe de Estado

Publicado el 06 febrero 2012 por Rgalmazan @RGAlmazan

El rey, según una noticia publicada ayer en el diario alemán Der Spiegel, se mostró comprensivo y sintió simpatía por los golpistas del 23-F. Así, al menos, lo dice el embajador de Alemania en España allá por 1981, en un informe recientemente desclasificado. Estas fueron sus palabras:

"Los cabecillas sólo pretendían lo que todos deseábamos, concretamente la reinstauración de la disciplina, el orden, la seguridad y la tranquilidad".

“La responsabilidad del golpe no fue de sus cabecillas, sino del entonces presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez”

El Borbón también le comentó al embajador alemán que trataría de influir en el gobierno para aminorar el castigo a los golpistas. Al pobre le dieron pena estos angelitos golpistas, que sólo pretendían lo mejor para España.

rey y 23F

Ahora se puede entender todos los beneficios penitenciarios que obtuvieron los golpistas. Se juzgaron sólo a 33. Sus penas se redujeron a la cuarta parte en la mayoría de los casos, y los expulsados del ejército y la guardia civil siguieron cobrando, en la cárcel o fuera, aunque les hubieran expulsado, el 80% del sueldo en concepto de derechos pasivos.

No me ha sorprendido en absoluto. Lo que le faltaba a la monarquía, en estos tiempos, para que su credibilidad bajara más enteros. Las dudas que algunos pudieran tener sobre la actuación del rey en 23-F, se han vuelto grises nubarrones. Porque si el rey era tan demócrata y nos salvó del golpe de estado –como dice la historia oficial—, ¿por qué le iba a decir a ese embajador alemán que esos muchachos no eran tan malos y que actuaron de buena fe?

Por cierto, esto se agrava porque la Casa Real no ha desmentido este escrito del periódico alemán, simplemente ha dicho que “no les consta”, y “que la historia de ese episodio ya está escrita”.

Cada día tengo menos dudas de que el rey se vio en la obligación, para no perder la corona, de abandonar, a su pesar, a sus amigotes militares. La actitud de Suárez –al que el rey no quería ni en pintura— y el miedo a la incomprensión de Europa debió ser lo que echó atrás al monarca, para no unirse al golpe.

Hoy más que nunca, habría que pedirle cuentas al rey. Y no sólo las económicas, que también, sino la de sus episodios como jefe del Estado. Empezando por el 23-F. Ya está bien de esa inviolabilidad otorgada en la Constitución, por la cual puede hacer lo que le venga en gana sin que pueda ser juzgado.

Por cierto, otra a su favor. De las conclusiones de que la Justicia tiene que ser igual para todos, que el monarca dijo en el discurso de Nochebuena, hemos pasado al derecho a la defensa de todos los ciudadanos. Claro que nadie sea malpensado, no se refiere a nadie de su familia. Se trata de un apunte constitucional.

Salud y República


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