Revista Cultura y Ocio

El sanador de caballos, de Gonzalo Giner

Publicado el 19 octubre 2011 por Goizeder Lamariano Martín
El sanador de caballos, de Gonzalo GinerTítulo: El sanador de caballos Autor: Gonzalo Giner Editorial: Temas de Hoy Año de publicación: 2008Páginas: 798 ISBN: 9788484607441
Hoy os traigo la reseña de la primera lectura conjunta de Cuéntate la vida, El sanador de caballos, obra que hemos leído durante la primera quincena de octubre y ahora, durante la segunda, irán publicándose las reseñas de los seis participantes en la lectura conjunta. Lo primero que tengo que deciros es que la novela me ha fascinado, me ha encantado y me ha entusiasmado. Decir que me ha gustado sería poco. Sus casi 800 páginas me han sabido a poco y me hubiera gustado seguir compartiendo aventuras con Diego de Malagón.
A Diego lo conocemos en el año 1195, en su Malagón natal, donde vive con su padre, Don Marcelo, posadero, y sus hermanas Blanca, Belinda y Estela. Su madre murió al nacer él. Son felices a pesar de ser pobres y humildes. Pero esa felicidad se acaba de golpe tras la batalla de Alarcos, población muy cercana a Malagón, en la que las tropas del califa almohade Yusuf ben Yaqub derrotaron a las del rey Alfonso VIII de Castilla.
Los imesebelen, los guerreros africanos del califa de al-Ándalus, llegan hasta Malagón, donde arrasan con todo lo que encuentran, sin que la Orden de Calatrava pueda hacer nada por impedirlo. Los sarracenos, además de asesinar al padre de Diego, secuestran a sus hermanas y él se ve obligado a huir a Toledo con la única compañía de su yegua, la fiel Sabba. Quiere huir pero, por encima de todo, quiere vengarse. Y ese sentimiento le acompañará a lo largo de su vida y de los años, a pesar del paso del tiempo y de los cambios de escenario.
Precisamente los continuos cambios de escenario es una de las cosas que más me ha sorprendido de la novela. En la primera parte del libro, Tierras de frontera, Diego viaja de Malagón a Toledo, y de ahí a las marismas de Sevilla. En la segunda, Tierras cristianas, Diego se ve obligado a abandonar Toledo y el destino le llevará hasta el Monasterio de Fitero, a Corella y a Olite. En la tercera parte, titulada Tierras de refugio, Diego se traslada hasta Santa María de Albarracín. El escenario de Tierras de confusión, la cuarta parte de la novela, es Cuéllar, mientras que en la quinta parte, Tierras de peligro, Diego llega hasta al-Ándalus, a Salvatierra y a Sevilla. Por último, en la sexta parte, Tierras de héroes, Diego tomará parte en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
Pero en su peregrinaje no estará solo. Primero conocerá a Galib, un reputado albéitar que le trasmitirá su pasión por esta profesión y por los caballos y que poco a poco se convertirá en su maestro y compartirá con él los conocimientos necesarios para convertirse en albéitar, veterinario o sanador de caballos. Y también le acompañará Marcos, un joven desenfadado y sinvergüenza que sólo piensa en disfrutar de los placeres de la vida y de las mujeres.
Estas amistades serán los principales pilares en los que se apoyará Diego para superar todos los obstáculos que encuentra en el camino que le llevará no sólo a convertirse en un gran sanador de caballos, sino también hasta esa ansiada venganza. Así, Diego valorará cada vez más los lazos familiares y la amistad y, por supuesto, el amor. El amor que siente por Fátima, por Benazir y, cómo no, por Mencía Fernández de Azagra.
Un amor que le hará conocer la felicidad, pero también el dolor, la traición, el engaño, la pérdida, la distancia y el sufrimiento. Pero, al margen de la novela de aventuras que es esta obra, llena de sorpresas, de giros inesperados, con un ritmo trepidante que seduce y atrapa desde la primera y hasta la última página, El sanador de caballos es también una novela histórica en la que conoceremos los pasos de la Reconquista y a personajes históricos como Álvaro Núñez de Lara, Diego López de Haro, Pedro II de Aragón, Rodrigo Ximénez de Rada o Sancho VII de Navarra y conoceremos al mismo tiempo los motivos que enfrentaban entre ellos a los reyes cristianos de Castilla, León, Navarra y Aragón y las razones que los enfrentaban con el califa de al-Ándalus.
Junto con la variedad de escenarios y la trama, tanto de aventuras como histórica, los personajes son la otra cuestión de la novela que más me ha gustado. A pesar de la gran cantidad de personajes, todos, tanto los principales como los secundarios, los históricos y los de ficción, están muy bien perfilados y definidos y transmiten a la perfección sus sentimientos, sus deseos, sus miedos y, en definitiva, sus motivaciones.
A pesar del enfrentamiento entre almohades y cristianos, en ningún momento encontramos maniqueísmos en la novela, no hay blancos o negros, buenos o malos, sólo grises, evoluciones, cambios. Todos son capaces de lo mejor y de lo peor, incluso el propio Diego, a pesar de su constancia, su valentía, su tenacidad y su inteligencia, caerá en las garras del alcohol.
Podría pasarme horas hablándoos de Diego. Le he cogido muchísimo cariño a este personaje, casi tanto como el que siente él por Sabba y por Mencía. He reído con él, he sufrido, he llorado, he soñado, he amado, he sentido pasión, deseo, miedo, lástima, pánico, tristeza, soledad. Y, al igual que él, he deseado con todas mis fuerzas saciar los deseos de venganza y de sabiduría. He deseado la victoria de los cristianos sobre los musulmanes en la batalla de las Navas de Tolosa, el rescate de las hermanas de Diego y, al igual que su padre, me he sentido orgullosa de este sanador de caballos al que es imposible cogerle cariño porque es entrañable e inolvidable.

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