Revista En Femenino

El secuestro de un hijo

Por Clau707

Tumbadas en la hierba, mi querida amiga Ibone y yo, pensábamos hace dos años en lo duro de aquel mes de junio. "En unos años recordaremos esto como un gran triunfo", le decía yo. Ajena a que el caso por el que peleábamos entonces, haciéndolo público y usando todas nuestras energías, era apenas la punta del iceberg.
El secuestro de un hijo
Hablo del caso de Habiba, aquella madre que logró unir a miles de otras madres alrededor del mundo. Su caso no era más que uno de tantos. Pero entonces no lo sabía. Todavía creía que se trataba de un error humano. Un error de alguien con mucho poder y poco conocimiento de las necesidades de los niños. Creía en el sistema de protección de las mamás sin recursos y con problemas: víctimas de violencia de género, víctimas del sistema, del desamparo social.
Pensaba -ilusamente- que en aquellas casas de acogida, las mujeres vivían como hermanas, felices. Con un techo cobijando sus sueños. Dando la teta libremente, ocupándose de los hijos de unas y otras. No se me ocurría pensar que estaban presas, coaccionadas, amedrentadas, llenas de miedo.
Tuvo que ocurrir todo lo que ocurrió aquel mes de junio, para que me diera cuenta de la realidad paralela de aquellas madres que recluidas como en un reformatorio, no tienen opciones.
Hoy, dos años después de aquello, una noticia como ésta ya no me sorprende.
Condenan a España por separar a una hija de su madre por falta de recursos
Me sorprende en cambio que no existan más denuncias, que no se haga más ruido con este tema. Que sigan separando madres y niños impunemente. Que se secuestre legalmente y nadie diga ni mu.
Y entonces concluyo que, si un día pasa algo; si me quedo de repente en la calle... tengo muy claro a dónde no llamar.

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