Revista Sociedad

El sentido de la Navidad

Publicado el 06 diciembre 2014 por Bloggermam

xmascrazyshopping¿Qué sentido tiene celebrar la Navidad hoy en día? Ninguno. No penséis, ya está este que despotrica contra todo sacándole pegas a la Navidad de forma amarga. O pensadlo si queréis, pero mientras voy a explicarme.

Cuando vivíamos de lo que cultivábamos o del ganado que criábamos, al llegar estas alturas del año en latitudes frías, la gente se encerraba en sus casas. La luz del día duraba sólo unas horas, y cuanto más al norte de Europa menos horas aún. El frío se apoderaba de los campos. El ganado no salía a pastar porque la nieve cubría el suelo. No se podía labrar el campo por el mismo motivo. Por tanto la gente se refugiaba en sus casas al abrigo de una hoguera. Si había suerte se aprovechaba para matar un marrano y se daban un gran atracón con las partes que no se podían poner en salazón. Era el momento de celebrar de forma íntima que se había sobrevivido un año más y se adoraban a los dioses de la naturaleza en forma de tronco de árbol cubierto de musgo. Para matar el tiempo los más ancianos contaban cuentos fantásticos a los más jóvenes y se aprovechaba para compartir lo poco que había con el resto de miembros del clan. Eran tiempos de comida, bebida y canciones.

Después llegó el cristianismo y se apoderó como era su costumbre de esta celebración para encasquetar de forma muy forzada el nacimiento de su dios. Y a partir de ese momento extendió la celebración modificada por todas los lugares del planeta por los que iba imponiéndose a lanzazo limpio o tiro certero, dependiendo del presupuesto del que dispusieran en cada cruzada, colonización o evangelización planificada.

Pero hoy en día no tiene ningún sentido. En occidente estamos sobrealimentados, no tenemos necesidad alguna de refugiarnos en nuestras cuevas para esperar que deje de nevar y podamos sacar a las vacas a pastar (salvo unos pocos ganaderos en las montañas y la familia de Falete). Por tanto las circunstancias que originaron esta tradición de los días oscuros del solsticio de invierno pasaron.

No obstante, aunque manipulado y pervertido por el cristianismo, durante mucho tiempo aquella entrañable tradición perduró. Incluso se obligó a esta celebración en lugares cálidos en los que esta tradición nunca tuvo sentido alguno. De modo que las personas se reunían en las largas y frías noches del solsticio de invierno (en algunos lugares del mundo eran cálidas noches, ya me dirás tú para qué se juntaban) para compartir con los seres cercanos lo poco que se tenía, practicando esa forma íntima de convivir enseñando a los más pequeños cosas esenciales para su vida adulta como la paciencia inherente a la espera de la primavera o que el esfuerzo y el trabajo sacrificados tienen su recompensa, aunque sea en forma de mágicos regalos al pie de un tronco de árbol o en una chimenea.

Todo eso se terminó perdiendo en manos del dinero. El sentido de la navidad actual es comprar, comprar y comprar. No importa lo que se compre, siempre que vaya envuelto en papeles de vistosos colores. Hay que regalar lo que sea a todo el mundo. Lo importante es gastar dinero, aunque no dispongas de él. Si no lo haces es que no entiendes el espíritu de la Navidad (¿perdona?). Cualquier excusa es válida para vender, y cuánto antes se comience la venta mucho mejor para los grandes almacenes.

En España esta forma desmesurada y ridícula de celebrar la navidad es especialmente demencial. Primero se adoptó también a Papá Noel como una festividad más en la que hacer regalos a los niños, además del día de los Reyes Magos. Después también se comenzaron a regalar cosas a los adultos, después se comenzó a celebrar la navidad a partir del día 22 de diciembre en el que se celebraba el Sorteo de la Lotería de Navidad; pero como parecía poca celebración se aprovechó el puente de la Constitución y de la Virgen de nosequé para encender el alumbrado navideño y de esta forma tener un mes completo de Navidades. ¿Es suficiente? Por supuesto que no, que nos hemos enterado que en Estados Unidos celebran el Black Friday el último viernes de noviembre como símbolo del inicio de las compras locas de Navidad (que para ellos finalizan en el apoteósico 25 de diciembre). Bien en España compramos también esa celebración y la hacemos nuestra. Ya tenemos 6 semanas de Navidades. Lástima que la Pascua Ortodoxa coincida con el 6 de Enero y que el Año Nuevo Chino no haga referencias a ningún gordo vestido por Coca Cola o un hebreo muerto de hambre en el culo del Imperio Romano, si no podríamos ampliar la navidad. Pero todavía estamos a tiempo a descubrir cualquier otra fiesta para añadir a las Navidades españolas y que pueda haber más motivos para comprar cualquier tontería a cualquier precio. Ese es el sentido de las Navidades, desplumar a todo el mundo para mitigar no sé qué extraño sentimiento de culpabilidad, o frustración emocional comprando, comprando, comprando mientras eres bombardeado sin piedad por demenciales mensajes a ritmo de villancico.

Lo de los regalos con los niños es todavía más sangrante. Antes un niño recibía un regalo, después de haber sido bueno, ayudando en pequeñas tareas de la casa, siendo educado y respetuoso con los mayores. Era feliz con un juguete que simbolizaba la magia y dibujaba asombro e ilusión en su rostro. Hoy en día, el niño exige multitud de juguetes de forma descarnada (el día 25 de diciembre y también el 6 de enero, por supuesto), como si fuera una obligación recibir esos premios independientemente de su comportamiento y por supuesto con un sacrificio nulo. ¿Ese es el sentido de la Navidad?

Una buena celebración todavía es posible, pero ¿quién está dispuesto a apagar la televisión para detener el bombardeo de publicidad? Quien quiere encender unas velas para dar una atmósfera cálida, comer en buena compañía, ayudando a cocinar los platos, compartiendo las vivencias de los que hace tiempo que no ves. Mostrando a los más pequeños que lo realmente importante de la vida no es tener y acaparar, si no ser uno mismo y compartirlo con los demás.

No, no lo pienses mucho rato. Enciende la televisión, súbela para que se note que te ha costado una pasta el sistema de sonido. Prepara una mesa llena de viandas, come como cualquier otro día, pero con permiso para emborracharte y haz que los niños se callen dándoles muchos juguetes que no necesitan. Aprovecha. Celebra la Navidad como se supone que tienes que celebrarla, porque al ritmo que vamos terminaremos volviendo a vivir de lo que cultivemos con nuestras propias manos, reunidos alrededor de una hoguera compartiendo un pedazo de pan y un trozo de tocino.

La Navidad no tiene ningún sentido hoy en día. Eso sí, para los más friquis recuerdo que el sentido de la vida, el universo y todo lo demás es 42.

keagustitomekedao


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