Revista Comunicación

El sentido de la Web

Por Marperez @Mari__Soles
El sentido de la Web

Ayer le contaba a mi hijo que, cuando yo tenía su edad, no existía la Web. En aquella época, quien quisiera añadir conocimientos complementarios a su formación reglada tenía pocas opciones: o se apuntaba a alguna de las pocas academias privadas que había aquí, o se iba a estudiar fuera de la isla. En mayor o menor medida, tanto una opción como otra requería de unos recursos económicos lo suficientemente holgados como para permitirse ese lujo; y sin en casa había no uno o una, sino varios/as estudiantes, entonces, el asunto se hacía más difícil aún.

Aquí, en La Laguna, por ejemplo, lo más usual era que las familias de clase media enviaran a sus hijos e hijas a academias de música, ballet, deportes, mecanografía, idiomas o informática, y, por supuesto, a la autoescuela. Nada de eso era gratis, en casa éramos tres hermanas y a nuestros padres no les sobraba tanto dinero como les habría gustado (y me consta que les habría encantado poder darnos todo eso).

Hoy en día, en cambio, basta con poder acceder con cierta frecuencia a Internet para tener la posibilidad de entrenar nuestras neuronas y ampliar nuestros conocimientos todo lo que queramos. Gracias a esta nueva forma de compartir la cultura y la información, ya no hace falta desembolsar una cantidad que muchas personas no tenemos, ni viajar a la Península o a otros países para seguir enriqueciéndonos con nuevas aptitudes. Lo tenemos casi todo a golpe de teclado y ratón, y hay ofertas para todos los gustos y necesidades, por lo que quien pueda aprovecharlo y no lo haga es porque no quiere.

De hecho, esa fue la finalidad del creador de la Web, Tim Berners-Lee: crear una herramienta con la que se pudiera dar difusión pública mundial y gratuita al conocimiento, la cultura y la información, para posibilitar la evolución de la ciencia (y de la humanidad, en general). Gracias a Tim, que tuvo éxito con esa idea tan genial, y a quienes la han seguido desarrollando, ahora muchas personas estamos encantadas de poder disfrutar de algo que, hasta hace no mucho, estaba reservado para algunos círculos más privilegiados que los nuestros: el acceso al saber. Y, más aún: la libertad de poder elegir qué se quiere saber, cuándo, dónde, cuánto, hasta qué nivel de profundidad... y compartir, también, lo que sabemos. Para eso se inventó la Web: aunque, a cambio, nos estén espiando, o amedrentando, o amenazando, o manipulando; todo eso dependerá de si lo permitimos y de si nos importa. ¿Qué influirá más en la evolución del ser humano: la oportunidad de crecer o la de encadenar a través de la Web? ¿Quién ganará: quienes intentan crear un mundo gris, oscuro, de gentes temerosas del terrorismo, las guerras, los políticos, los ejércitos; o quienes están creciendo y haciéndose más fuertes y libres gracias a lo que están aprendiendo y comprendiendo?

¡Tenemos mucha suerte de vivir en esta época y todavía hay quien no se ha enterado!


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