Revista Cine

El Séptimo Hijo. Magia que no maravilla, épica que no inspira.

Por Cinéfilo Criticón @cinefilocritic

Enero es un buen mes para películas en México: es el mes cuando esas películas que buscan premios, tienen el reconocimiento de la crítica, de prensa especializada, así como de visitantes casuales; hay grandes actuaciones, grandes directores, buena música, ambiente, historia, en fin, excelentes opciones que ver.

Pero desgraciadamente también suelen estrenarse esas películas que no deberían existir, esas películas que la crítica destroza y que con él publica causa sensaciones mixtas, a veces son éxitos inexplicables, otras son fracasos rotundos. Y lo triste del caso es que estas películas, cuando llegan a México, ocupan una importante cantidad de salas en los cines, mientras que las otras debutan con pocas o de plano no llegan (aun me molesta que no llegase “Boyhood” a Monterrey como se debe).

Julianne Moore- Septimo Hijo

El caso que hoy toca es bastante particular, ya que desde 2013 en los cines venia viendo el tráiler de la película y constantemente sufría de retrasos; en un principio creí que se estrenaría a finales de ese año; luego supe que le hicieron el cambio a principios de 2014; luego a finales de 2014, a cierto yo pensaba que ya no veríamos este proyecto en pantalla. Finalmente, fue en estas primeras semanas de 2015 cuando Universal Pictures y Legendary Pictures se decidieron por fin lanzar a la pantalla grande el proyecto (al menos en México, en Estados Unidos tendrán que esperar hasta Febrero para verlo).

Y el resultado final es tan decepcionante como pudieran esperar. “El Séptimo Hijo” pretende venderse como la nueva franquicia de aventuras fantásticas que necesitamos (ahora que ya no hay planes para seguir explotando las historias J.R.R. Tolkien) y pretende vender personajes memorables; pero el sentimiento en general hacia la historia es de enorme indiferencia o, peor aún, aburrimiento. Uno siempre tiene la sensación de haber visto esto en mejores películas, mucho más inspiradas que esta.

Septimo-Hijo-leyendas

Ignoro como sea el material original en que se basaron para realizar esta entrega, así que no puedo opinar como sea como adaptación; como película, esto termina sintiéndose como una versión “oscura y seria” de “El Aprendiz del Hechicero”, esa donde Nicolas Cage interpretaba a un aprendiz de Merlin y después se dedica a entrenar a su estudiante Jay Baruchel. Pero mientras la entrega de Cage tenía sus momentos en donde te divertías con lo que pasaba en pantalla, aquí resulta todo lo contrario: “El Séptimo Hijo” olvida que su historia es bastante ridícula y por lo tanto su seriedad se termina diluyendo ante los increíbles agujeros de lógica que incluso imperan en su propio universo (así que, ¿el veterano cazador de brujas pretendía encerrar a la más poderosa de todas en un simple hoyo con una tapa agujerada de hierro?).

Las actuaciones tampoco apoyan mucho: mientras que Moore puede decirse que esta pasable, Bridges en verdad parece aburrido en buena parte de la película; hay momentos que parece que lo intenta, pero verlo hablar con esa tranquilidad mientras algo “extraordinario” ocurre no ayuda a mejorar las cosas. Pero si hay alguien peor que Bridges aquí, ese es Ben Barnes: el chico muestra muy poca personalidad durante toda la película y como héroe no saca lo mejor de el sino hasta el final; me atrevería a decir que la desgana de Bridges se debe a que trata de dejar Barnes se luzca, pero este queda lejos de lo que uno espera.

Septimo Hijo

Quizás, como puntos a favor, puedo hablar sobre los escenarios: admito que hay algunos escenarios que lucen bastante bien (la ciudad, el bosque, el castillo de la bruja, etc.) y la música no está mal; pero pesa muy poco para rescatar un filme que se hunde con pésimos diálogos (que manera tan fácil de justificar un romance express para el protagonista) o agregando personajes que no aportan nada (el sidekick del cazador de brujas).

No recomendaría mucho “El Séptimo Hijo”, aun y cuando no trates de tomártelo en serio. Su principal problema fue tratar de tomarse tan en serio que termina por desconectar con el público que solo venía a ver una película divertida, algo que no sucede aquí.


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