El sida es un acto de justicia: Leonard dixit

Miren ustedes hay que contenerse mucho, pero mucho, para no llamar imbécil, canalla, cretino y gilipollas –les juro que seguiría— al mandamás de la Iglesia Católica en Bélgica.

Y es que en la jerarquía de la SICAR (Santa Iglesia Católica Apostólica Romana), los altos jefazos, digamos que los “sicarios mayores”, parecen dispuestos a batir records y salir todos los días en el Guiness. Tal cual se lo cuento.

Decir que es indignante es poco. Resulta que el arzobispo de Bruselas, André-Joseph Leonard, ha escrito un libro, publicado recientemente que ha convulsionado a toda Bélgica. Y no es para menos.

Este cavernícola dice en dicho libro que: El sida es un acto de justicia. O sea como lo oyen. Y lo justifica diciendo que: jugar con la naturaleza del amor puede conducir a catástrofes así.

Este tipo, además de ignorante, es un malnacido. En primer lugar, debería, al menos así se lo dice su religión, tener caridad con los enfermos (si no recuerdo mal, una obra de misericordia de esta religión --todavía recuerdo el catecismo— , habla de ello). En segundo lugar, tendría que saber que el SIDA se puede contraer de muchas formas, que ni tan siquiera él tendría por pecaminosas, y, en tercer lugar, debería callarse cuando todavía resuena el eco del informe por el cual la Iglesia belga ha sido acusada de centenares de casos del acto sexual más criminal que se puede imaginar: la pederastia. Cosa que este tipo llama errores del pasado.

Solamente recordar los millones de fallecidos por haber contraído esta maldita enfermedad, debería haber hecho recapacitar a este personaje, al que su propio portavoz le avisó para que cambiara el texto y, sin embargo, se reafirmó en él. No tiene ningún atenuante.

Seamos serios, pero, ¿cómo es posible que con esta gente a la cabeza, esta Iglesia pretenda ser el paradigma de la moral y ejemplo de virtudes? 

Si éste fuera un caso aislado, --no lo es, conocemos muy bien otras declaraciones efectuadas por jerarcas católicos y las del Papa sobre los anticonceptivos--, y la Iglesia una institución normal, este lechuguino tendría que haber sido expulsado de ella. Pero claro, en posible que muchos de sus compañeros obispos, estén de acuerdo. Si no, no se explica que este desalmado pretenda seguir dando lecciones de moral desde un púlpito y sea el sicario mayor en Bélgica.

Salud y República