Revista Asia

El sistema universitario en Japón, visita a una empresa japonesa y reflexiones de por qué estoy aquí

Por Amoreno
Durante el tiempo que llevo investigando en el laboratorio de una universidad japonesa he podido apreciar algunas de las diferencias entre el sistema universitario en Japón y en España. La etapa universitaria en Japón se vive de forma algo diferente a España, empezando por el acceso mismo a la universidad. Mientras que en España los estudiantes tienen que superar una prueba de conjunto o Selectividad para acceder tanto a universidades públicas como privadas en Japón los estudiantes se enfrentan a un examen de acceso específico de la universidad en la que quieren estudiar. Este examen de acceso está considerado como uno de los momentos más díficiles en la vida de los japoneses y exige una dura preparación, si se trata de una universidad de cierto prestigio en algunos casos es difícil superar la primera convocatoria y los estudiantes lo intentan durante varios años. Una vez dentro, la vida del universitario japonés es mucho más relajada que la de un universitario español. He estado comparando créditos en algunas carreras y ni por asomo los estudiantes japonesas cursan tantas horas de clase como los españoles.
Pero no es del acceso a la universidad de lo que quería hablaros sino de la última etapa de la carrera y posterior incorporación al mundo laboral.
Primera fase: Desarrollo del proyecto de fin de carrera en un laboratorio
Yo estudié Ingeniería Informática en Madrid. Al llegar a 5° de carrera, además de aprobar las asignaturas del curso tuve que entregar un proyecto de fin de carrera para poder graduarme. A principio de curso elegí un supervisor académico y comencé a desarrollar mi proyecto, relacionado con una especialidad de la carrera de Informática. Además de ir a clase cada día dedicaba varias horas a mi proyecto de fin de carrera por la noche en casa, con mi propio ordenador y con los recursos que yo era capaz de conseguir para el proyecto por cuenta propia. De vez en cuando quedaba con mi supervisora académica, corregíamos juntos el contenido y así hasta que llegó el momento de entregar el documento y hacer la defensa del proyecto. Puse mucho empeño y no me fue mal, saqué Matrícula de Honor.
En Japón también es necesario entregar una tésis al terminar la carrera pero a diferencia de España los estudiantes no desarrollan su proyecto de fin de carrera en su casa sino en un laboratorio de la universidad. Las escuelas de ingeniería se dividen en departamentos y cada departamento tiene distintos laboratorios, cada uno de ellos especializado en un campo específico. El laboratorio al que pertenezco, por ejemplo, está especializado en Criptografía y Seguridad de la Información y forma parte del Departamento de Risk Engineering dentro de la Graduate School of Systems and Information Engineering de la Universidad de Tsukuba.
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Cada estudiante del laboratorio tiene su propio escritorio, su propio ordenador personal y acceso a cualquier recurso bibliográfico y material que necesite para su proyecto, en definitiva dispone de todo lo necesario para desarrollar su tésis de la manera más cómoda. Esto repercute notablemente en el alcance y el grado de innovación del proyecto que un estudiante de ingeniería en Japón puede elegir desarrollar. Por ejemplo, un estudiante de mi laboratorio está haciendo su proyecto sobre "métodos de autenticación en sistemas multitáctiles"; me gustaría ver a este estudiante en una universidad española pidiéndole a su supervisor académico que le compraran un iPad, sería impensable. Si el estudiante quisiera desarrollar este proyecto tendría que comprarse el cacharro con su propio dinero al igual que yo tuve que adquirir por cuenta propia los recursos que necesitaba para mi proyecto.
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Las consecuencias de esto son directas. Si las universidades japonesas invierten desde el primer momento en el desarrollo de proyectos de investigación innovadores poniendo a disposición del estudiante todos los recursos necesarios es comprensible que Japón termine siendo uno de los países más avanzados en ciencia y tecnología del mundo. Las diferencias que puedan existir entre España y Japón por tanto no vienen derivadas de un problema de formación, sino de inversión. Es importante remarcar esto porque nadie debería poner en duda la capacidad de los estudiantes de ingeniería en España; creo firmemente que su conocimiento y preparación es equiparable a la de los estudiantes en Japón pero el acceso a los recursos puede limitar el alcance de unos y otros.
Segunda fase: Primeros contactos con el mundo laboral
Llega el último semestre de la carrera y uno empieza a preguntarse qué viene después, la incorporación al mundo laboral y la temida búsqueda del primer trabajo.
Mi experiencia fue la siguiente. Durante mi último año de carrera la única promoción que vi de empresas del sector informático fue una feria de empleo universitario a la que acudí por interés propio. En esta feria, algunas conocidas consultoras con base en Madrid se acercaron a la universidad para repartir folletos con promesas de un futuro brillante e invitaban a los estudiantes a enviar el CV por email al acabar la carrera. Además de esta feria recuerdo que había una bolsa de trabajo en la universidad para estudiantes de último año en la que podías mirar ofertas de trabajo de diferentes empresas y dejar tu CV si estabas interesado; pero el panorama era bastante desolador, las ofertas eran muy genéricas y los candidatos cumplíamos casi todos el mismo perfil. Culpo de ello al sistema universitario de aquella época que ciertamente dejaba poco margen para especializarse durante el último ciclo de la carrera, apenas un par de asignaturas optativas. La incertidumbre era máxima y la competencia feroz entre los compañeros. La cosa pintaba así de mal hace unos años en España así que no me quiero ni imaginar ahora en plena crisis cuando además dicen que uno de los sectores más afectados son los jóvenes recién graduados.
Muchos de mis compañeros de carrera acabaron en esas consultoras que mencionaba antes y la misma hubiera sido mi suerte de no ser porque mi supervisora académica me puso en contacto con empresas del sector de la Seguridad de la Información durante el último año. Se trataba de empresas pequeñas pero con unos perfiles de trabajo muy específicos y más adaptados a mis intereses que el de las grandes consultoras, la elección fue fácil.
Pues bien, resulta que esta experiencia que yo tuve y que considero excepcional en España es la regla general en Japón. Muchos estudiantes consiguen acceder al mundo laboral a través del laboratorio y del supervisor académico.
Antes hablaba de que los estudiantes japoneses desarrollan su proyecto de fin de carrera en un laboratorio de la universidad. Cada laboratorio está dirigido por un profesor del departamento especializado en un tema del que normalmente imparte clase en el escuela o facultad. El profesor, denominado sensei, tiene a su cargo a todos los alumnos del laboratorio y actúa como supervisor académico de sus proyectos de tésis independientemente del grado, sean estudiantes de Bachelor, Master o Doctorado.
Por lo general los profesores tienen relación con empresas privadas dedicadas al mismo sector y disponen de buenos contactos a los que recomendar estudiantes para un puesto de trabajo. A su vez, las empresas japonesas sienten un profundo respeto y admiración por los profesores de universidad y saben que cualquier persona que les recomiende es de confianza y va a tener cierto valor así que el proceso de captación del candidato es bastante cercano y personal. Los estudiantes japoneses se benefician de esta relación recíproca entre el laboratorio y la empresa y tienen más facilidad para conseguir un trabajo relacionado con su especialidad durante el último ciclo de la carrera. Y es que es de cajón, si durante el último curso un estudiante de ingeniería se especializa en redes e internet ¿para qué narices le interesa que venga una consultora a venderle la moto de un puesto de programador para el sector bancario?
Un ejemplo de esta relación entre laboratorio y empresa de la que hablo es la invitación que recibimos para visitar una empresa japonesa recientemente, al poco tiempo de que ellos nos hubieran hecho antes una visita al laboratorio. La empresa está especializada al igual que mi laboratorio en el sector de la Seguridad de la Información, cuenta con 350 empleados con base en Tokio y cotiza en bolsa.
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Nada más llegar, el sensei y todos los estudiantes del laboratorio fuimos recibidos cordialmente por los empleados. A continuación pasamos a ver una presentación sobre la actividad de la empresa y la variedad de perfiles profesionales de sus empleados. Por si alguno tiene curiosidad, una de las actividades que lleva a cabo esta empresa es mantener el Japan Security Operation Center (JSOC), un centro de respuesta a incidentes que monitoriza los ataques cibernéticos a Japón en tiempo real.
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Tras la presentación nos enseñaron las instalaciones y nos llevaron a la terraza en el ático del edificio.
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Allí nos mostraron un lugar donde los empleados de la empresa pueden relajarse poniendo los pies en remojo mientras observan el skyline de Tokio.
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Muy chic y muy sofisticado pero que no viene al cuento de lo que se trata en este post, sigo. Después del recorrido por las instalaciones nos llevaron a una sala donde habían preparado una cena para los miembros del laboratorio.
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El motivo de la cena era proporcionar un ambiente distendido entre los estudiantes y los empleados de la empresa para hablar sobre temas de interés común y por qué no de la posibilidad de incorporarse a la empresa al acabar la carrera. La empresa estaba abierta a nuevas contrataciones para los distintos perfiles que habían mencionado durante la presentación y aquellos estudiantes interesados en un perfil concreto podían solucionar sus dudas, todo ello con el visto bueno del sensei que andaba por allí rondando.
Tercera fase: Incorporación a un puesto de trabajo
Supongamos que un estudiante japonés recibe una oferta de trabajo para cuando termine la carrera. Algunos estudiantes no esperarán a acabar la universidad para dar los primeros pasos en la empresa sino que durante los últimos meses aceptan pasarse periódicamente por la oficina para asistir a cursos de formación y aprender el funcionamiento del puesto del trabajo. No es una actividad remunerada pero todos los gastos que conlleve el desplazamiento y la comida están cubiertos por la empresa.
Una vez que el estudiante ha finalizado sus estudios universitarios y ha entregado la tésis podrá incorporarse plenamente a sus funciones en la empresa y será cuando firme el contrato de trabajo. Aquí es donde se observa una de las principales diferencias entre España y Japón. Mientras que el contrato de trabajo de un recién graduado en España suele ser como becario o contrato en prácticas durante un periodo que puede comprender desde meses a un año los estudiantes japoneses que han llegado a la empresa recomendados por un profesor de universidad firman un contrato de trabajo con condiciones más estables. Cuando una empresa japonesa contrata a un empleado, el objetivo que persigue es que ese empleado se quede en la empresa durante el máximo tiempo, a ser posible para siempre. No les interesa gastarse el dinero formando a una persona para que al cabo de los años se acabe marchando a otra empresa. Por eso es tan importante la relación de confianza entre la empresa y el profesor de universidad que recomienda un estudiante de su laboratorio. Se supone que el estudiante es de fiar y no les va a salir rana, en cuyo caso la reputación del profesor quedaría en entredicho y probablemente la empresa se lo piense dos veces antes de contratar a un estudiante de ese laboratorio. Tampoco es de extrañar que muchas de las empresas que tienen relación con el laboratorio cuenten entre sus empleados con antiguos alumnos del mismo.
En definitiva todo forma parte de un sistema que se retroalimenta. El profesor recomienda un estudiante del laboratorio. El estudiante demuestra ser un empleado de gran valor para la empresa y con el tiempo va ascendiendo de puesto. La empresa seguirá contratando en el futuro más estudiantes de ese laboratorio.
Reflexión: ¿Me beneficia a mi este sistema al investigar en un laboratorio de una universidad japonesa?
Por supuesto que sí. En el caso de que tras terminar el Master quisiera quedarme trabajando en Japón y mi nivel de japonés sea lo suficientemente aceptable (un JLPT 2, como mínimo) no me cabe ninguna duda de que mi profesor me podría poner en contacto con alguna empresa japonesa dedicada al sector de la Seguridad de la Información y por supuesto que lo tendría más fácil para encontrar trabajo que si tuviera que buscar empleo via head-hunters.
Por el momento esta es una posibilidad aunque no es la única razón por la que he decidido estudiar un Master en una universidad japonesa. Cuando estuve buscando trabajo en Hong Kong a finales de 2008 uno de los problemas con los que me encontré fue que ciertos puestos de trabajo a los que aplicaba requerían una titulación mínima de Master y tenía enormes dificultades para demostrar que mi título de Ingeniería Superior era válido para los requerimientos. En la mayoría de países de Asia siguen el sistema americano de 4 años para el Bachelor y 2 más para el Master, en total 6 años. A los entrevistadores no les salían las cuentas de que mi titulación fuera de 5 años, ¿es un Bachelor o es un Master? Si consigo un Master por la Universidad de Tsukuba será un título reconocido en Japón y en cualquier país de Asia en el que me interese trabajar, me quito de historias, de convalidaciones y de traducciones entre los sistemas universitarios de Europa y América-Asia. Otra opción hubiera sido volver a España con la adaptación de las universidades al proceso de Bolonia estudiar un año más y sacarme un Master pero dado que pienso quedarme a trabajar en Asia me interesa más que la universidad tenga prestigio en esta zona del mundo. Aparte, gracias a la beca no tengo que preocuparme de pagar los gastos de matrícula en esta universidad y mientras siga investigando en el laboratorio tendré mi dotación cada mes para vivir en Japón, es un como trabajo más.
Pero vamos, que al final todo esto son posibilidades, no tengo ni idea de lo que me rondará por la cabeza en 2012 si consigo terminar el Master. Puede que para entonces me haya enamorado de Japón y quiera quedarme aquí o por el contrario siga llevando a Vietnam en el corazón y regrese a Saigón o incluso intente quitarme la espinita que tengo clavada por no encontrar trabajo en Hong Kong y vuelva a probar suerte. No hay nada seguro, mientras tanto tengo que centrarme en aprender japonés y sacarme el Master en los próximos años, no sé lo que vendrá después pero en cualquier caso la inversión que voy a hacer durante este tiempo servirá para algo.

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LOS COMENTARIOS (1)

Por  nike2802
publicado el 03 marzo a las 05:05
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MUY interesante y motivante la anecdota y descripción acerca de Japón. Me fascina el saber que existe estudiantes y profesores que realmente apremian el esfuerzo ejercido por los demás. Je, ya quiero ir a Japón.

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