El sol y la piel del bebé

La piel del bebé es especialmente sensible a los rayos del sol por mucha motivos:

• Todavía es inmadura, las células de pigmento (los melanocitos , responsables del bronceado) son menos eficaces que en los adultos.
• La cohesión entre las células de la piel (epidérmicas) es imperfecta aún y, por tanto, su piel es muy permeable a la radiación.
•  La dermis, capa inferior de la epidermis,  es fina, así que los rayos UV no tendrán ninguna dificultad para atravesarla y resultar perjudiciales.
• Además, las glándulas sudoríparas y sebáceas son también inmaduras y, por tanto, la regulación de la temperatura a través de la piel no se realiza correctamente tampoco. De ahí, que los bebés sean tan susceptibles a los golpes de calor

Pese a todo ello,  es durante la infancia cuando la exposición de una persona a la luz solar es más prolongada. Estudios recientes muestran que la cantidad de rayos solares antes de los 18 años suponen entre el 60 y el 80 % de los que recibe una persona a lo largo de su vida. Además la piel mantiene durante toda su vida registrada es su memoria las sobreexposición y las quemaduras solares de la infancia.

No olvides nunca aplicar protección solar sobre la piel del niño al menos 30 minutos antes de la exposición al sol. No hay que aplicar solamente protección solar cuando se va a la playa o a la piscina, recuerda hacerlo al salir a jugar al parque, a dar un paseo o hacer las tareas diarias que requieran salir de casa.

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