Revista Cine

El sueño de Trump por Toppi

Publicado el 25 noviembre 2016 por Lord_pengallan

El sueño de Trump por Toppi
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El sueño de Trump por Toppi
El sueño de Trump por Toppi
Esto pertenece al nº 77 de la legendaria Zona 84 y fue publicado en octubre de 1990. No sé que cosa fue lo que inspiró a Toppi para hacer esta historieta. Pero dado que es de 1990 y que lo más relevante desos 12 meses fue que el poder soviético se derrumbó estrepitosamente, pienso que fue la Caída el Muro de Berlín en febrero dese año. Me parece que la historieta tiene un final flojo, cosa que es una pena porque desactiva un nudo genial tanto en lo literario como en lo dibujístico. Pienso que esa flojedad se debe o bien a que la realidad siempre supera la ficción (por eso es imprevisible), o bien a que Toppi era demasiada buena persona para darse cuenta de que lo que deja fuera a los migrantes que huyen de la pobreza, de la violencia o de la represión no es lo absurdo de la burocracia sino el egoísmo, que es la raíz tanto de los prejuicios como de la tacañería, las 2 razones por las que Occidente no comparte nada. De joven tenía un amigo que siempre decía: compartir es tener más. Eso me jodía mucho, pero lo mantenía en secreto, porque lo que se compartía eran mis posesiones (juegos y cómics) no las suyas, bien es cierto que pasaba que él, por desgracia, apenas tenía cosas. En fin, que lo de compartir o distribuir es una idea de pobres, no de ricos. Y ahora que soy pobre, o quizás mejor persona, ese egoísmo me escandaliza. Quizás la riqueza actual del 1º Mundo, aunque no sea tan boyante como antaño, se debe a ntro. curro y no a que los bisabuelos de los euroccidentales (excluyendo a los ibéricos) y de los estadounidenses fueron unos cabrones belicosos, pero desde luego la pobreza de la gente no se debe en general a un demérito personal. No es ningún mérito nacer en un Estado concreto. Por tanto, el privilegio de haber nacido en el 1º Mundo no debe ser tratado como un mérito sino como una suerte inmerecida. Un suertudo no puede ser un cabrón. Y aunque evidentemente un Estado no puede ser el coño de la Bernarda, tampoco puede pretender, hoy menos, aislarse para poder fingir que sus habitantes son los únicos humanos que hay en la Tierra. Hoy el asunto no es compartir es tener más sino el problema del otro es también mi problema. Y como la Gran Muralla demuestra, no hay muro que no acabe siendo superado por un marrón.

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