Revista Cultura y Ocio

El suicidio del PSOE

Publicado el 16 junio 2015 por José Bau Giménez @Jose_Bau_

Madrid, Barcelona y Valencia son ciudades. Apenas tres de los más de ocho mil municipios que tiene España, pero son los más poblados y son uno de sus mejores escaparates… para lo bueno y para lo malo.

Madrid, Barcelona y Valencia son ciudades, son capitales de provincia. Y no son las únicas en las que el llamado pacto de izquierdas ha llevado al poder a Podemos, bajo cualquiera de sus marcas paraguas. Pero no nos engañemos, por mucho que la alcaldesa de Madrid diga que ella no es de Podemos, para todo el resto del mundo, en esta ciudad gobierna Podemos. Y no son las únicas, otras grandes ciudades como Zaragoza, La Coruña, Santiago de Compostela, Cádiz también gobierna Podemos.

Cierto es que Valencia no es exactamente Podemos, que en general en la comunidad ha obtenido unos resultados más bien discretos siendo eclipsado por otra fuerza igualmente de izquierdas pero en la que el componente nacionalista catalán prima por encima de otras consideraciones. También lo es que ya están hablando abiertamente de presentarse en coalición con Podemos en las tres provincias a las próximas elecciones generales.

Hasta ahora, desde la muerte de Franco, el PSOE ha seguido la estrategia de radicalizarse y hacerse de izquierdas cuando quería obtener más votos de los que le otorgaban las encuestas, apelando de forma interesada al llamado “voto útil” que no es ni más ni menos que la constatación de que la ley electoral y la normativa electoral establecida en la Constitución, principalmente por el PSOE, con el “tonto útil” de la UCD. Una ley que el PSOE (también el PP después de convertirse en uno de los grandes) ha defendido desde su creación y que ahora podría ser su tumba.

¿Cuál es el nuevo factor que el PSOE no parece haber tenido en cuenta para que afirmemos que se está suicidando?

Pues en realidad dos: Podemos y Ciudadanos.

Podemos y su victoria, propiciada por el propio PSOE con la entrega a estos de las grandes alcaldías es el mayor peligro por la izquierda, un peligro que puede hacer que no le sirva de nada radicalizarse ya que por primera vez desde la muerte del dictador y el establecimiento de la partidocracia actual existe un partido que es percibido por la ciudadanía (en especial por los de izquierdas) como mayoritario en esa parte del espectro político y no es el PSOE. Puede que no lo sea a nivel nacional, pero al ser el ganador en las principales capitales es percibido como tal en la población.

Ciudadanos en el otro lado del espectro socialista, con un programa económico e ideológico inaceptable para aquellos que se consideran liberales pero con planteamientos nacionales que hace tiempo abandonó el PSOE y recientemente parece haber abandonado el partido de Mariano Rajoy, parece haberse configurado antes de las elecciones como el único partido nacional y fruto de ello ha recibido un gran aluvión de votos de personas que hasta ahora habían votado al PP.

Los pactos con la izquierda, el sí pero no que han jugado en varias autonomías, llegando a pactar con Podemos para la constitución de las mesas de la asamblea pero no para los gobiernos regionales, pactando allá con el PSOE, acullá con el PP y en otros lugares con ninguno porque la aritmética post electoral los deja fuera de juego pretenden dar la apariencia de alguien centrado y entre los dos grandes, aunque escorado hacia el lado socialista, quizá porque piensen que una vez pasado el cabreo con Rajoy, una vez pasado Rajoy, muchos de los votantes del PP que se han fugado a la abstención o a Ciudadanos vuelva al redil, mientras que otros espantados por la deriva neocomunista de Pedro Sanchez y el PSOE huyan de esta hacia un partido que no es de derechas, por mucho que Podemos así los califique, pero tampoco de extrema izquierda.

Y con ello representa el mayor peligro para un PSOE que no viéndolo acude voluntariamente al abismo. Un PSOE que no va a poder frenar la huida de votos por la izquierda, por mucho que se radicalice, tras haber creado un nuevo ganador en ese lado del espectro, Podemos, y que tampoco va a retener a aquellos que hasta ahora se conformaban con pensar que la radicalización del PSOE era táctica electoral, ya que entre ellos uy el PP no había nadie a quien votar, pero ahora lo hay.


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