Revista Coaching

El talento y la dedicación

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso

El talento y la dedicacion

Supongamos que la Orquesta Nacional de España contratase como Director Titular a un maestro que, siguiendo sus particulares gustos, solo programase obras del siglo XX (privando así al público de disfrutar de gran parte del legado musical anterior). Es evidente que, por mucho talento contenido en la formación, las prestaciones musicales de los intérpretes de la orquesta vendrían disminuidas en el tiempo al no “practicar” otro tipo de repertorios que fomenten su enriquecimiento por una mayor dedicación.

Pues bien, esto mismo es lo que ha ocurrido con la Compañía Nacional de Danza que, bajo la dirección de Nacho Duato (Valencia-1957), solo programó ballet contemporáneo durante veinte años (1990-2010), lo cual nos ha llevado a una triste actualidad de muy fácil constatación.

En el programa de abono del Palau de les Arts de Valencia, en estos días se incluye el famoso ballet “Don Quijote”, con música de Ludwig Minkus (1826-1917), coreografía de Marius Petipa (1818-1910) e interpretado por una Compañía Nacional de Danza más desorientada que Cervantes con un ordenador. Pese a los esfuerzos de su nuevo titular, José Carlos Martínez (1969), la realidad se impone confirmando una vez más que el éxito no se improvisa pues es el resultado del talento y la dedicación. Pero que incluso sin aquel, la constante ocupación puede llegarlo a sustituir con mérito y honor. Puede que talento lo hubiera en esta nueva producción, pero todos estos años alejados de una forma específica de danzar pesan tanto que tardaremos quizás otros muchos en volver a disfrutar con nuestra agrupación de baile clásico nacional de aquellas obras que hicieron famoso un arte que tiene al cuerpo humano como vehículo de la más exquisita expresión.

En “El talento y la dedicación”, la Crónica 28 de mi libro “Marathon-15%: 115 CLAVES DE SUPERACIÓN PERSONAL”, abordo de manera genérica esta situación…

La dedicación sustituye al talento cuando no lo hay y en caso contrario llega a complementarlo tan eficientemente que multiplica sus efectos de forma exponencial. Sin dedicación el talento se marchita, tanto en el área física como en la mental. Con dedicación el talento vive y tiende a fructificar.

Pero al talento y a la dedicación les separa un ancho mar, pues mientras el uno es gratuito la otra exige un precio que no todos están dispuestos a pagar…”  

Saludos de Antonio J. Alonso


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