Hasta ahora y durante sus siete meses de gobierno, Mariano Rajoy fue rehén de la herencia que le dejaron Zapatero y las CC.AA., muchas del PSOE hasta las elecciones de mayo de 2011.
Entre las administradas anteriormente por el PP, Valencia fue la más deficitaria con respecto a su PIB, mientras que el déficit de Madrid, pese duplicar su previsión y llegar al 2,2 por ciento, quedó muy por debajo de la media.
Ahora piden su rescate con fondos públicos Valencia, Murcia y Cataluña, la región cuyos políticos llevan muchos años sacándole lo que desean a los gobiernos españoles porque de no cumplir sus exigencias amagan con reclamar la independencia.
Un gobierno entregado al apaciguamiento al estilo de Chamberlain, como el de Rodríguez Zapatero, elaboró un Estatuto catalán que entregaba casi todo lo que deseaban los nacionalistas y los entonces gobernantes socialnacionalistas del PSC-PSOE, aliados a los independentistas de ERC.
Pero los nacionalistas se encresparon tras unas matizaciones que cortaban levemente ese Estatuto en sentencia del zapaterista Tribunal Constitucional, copartícipe del apaciguamiento ante ETA.
Este miércoles el Parlamento catalán aprobó reclamar un Pacto Fiscal por el que pretende usurparle al Estado los tributos pagados en Cataluña, advirtiendo que “la Agencia Tributaria de Cataluña, será su única administración responsable".
Trata de imitar los estatutos vasco y navarro, se planteó tras pedirle al Estado que rescate la Generalidad de sus escalofriantes dispendios, latrocinios y deudas.
Esto es un reto similar al que inició la ruptura de Yugoslavia, un país artificial, mientras que la Cataluña de la Corona de Aragón participa de España desde los Reyes Católicos.
Debemos exigirle a Rajoy que muestre temple advirtiendo firmemente que, de insistir en este desafío, “Aplicamos el Artículo 155 de la Constitución y se suspende esa Autonomía”.
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