Revista Cultura y Ocio

El testigo

Publicado el 20 abril 2017 por Icastico

Acabo de tener un flechazo con la justicia. Me estoy enamorando. Mariano Rajoy, presidente del Reino de España (conocido como Trincalandia), ha sido citado a declarar como testigo. Hecho histórico al ser la primera vez que esto ocurre con un presidente patrio. Obviamente, la fiscalía se opuso alegando que no es “útil ni necesaria…resulta redundante” ya que “la caja B está suficientemente acreditada”. Santo Diosss, ya no sé cuál es el papel de esta figura.

Y tendrá que testificar a pelo, sin abogado. No descarto que lleve escondido un pinganillo y le soplen las respuestas; no sería nada comparado con la destrucción de los discos duros de Bárcenas. En esa calidad, la de testigo (no se le exige calidad humana), está obligado a responder a todas las preguntas que le formulen. Si es así, se convertirá en la envidia de la muchachada de la prensa, tan ninguneada la pobre y huérfana de respuestas. Tan lamedora. Tan valiente según a quien interpele. La que va a las ruedas de prensa que hace el presi tras un plasma. O en las que habla de la lluvia. La que no se planta por eso. Tan indigna. Eso si que es fidelidad.

Estoy por apostar a que casi hubiese preferido en esta ocasión haber sido citado como imputado, o investigado, que es término más light para lo mismo. Es que imputado suena fatal, ¿verdad?, a mi me suena a puta, a puta mafia, por ejemplo y con perdón. De hecho se reformó el palabro porque había una plaga de Populares en el ajo corrupto e irregular y siendo tan finolis como son en los términos –que no en los principios– sacaron una ley con nuevas “etiquetas” para los que vacían España, los que trasvasan lo público a privado con la facilidad de un trilero. Había que perfumar. Y lo gordo gordo, lo feo feo, cae en el “bando popular”. Cae en un partido que tiene vitola de Organización Criminal. Había que inventar La Enciclopedia del Chorizo con el único propósito de describirlos un poco.

Y digo que hubiese preferido ir como acusado porque en tal condición puede negarse a responder y ahí está en su salsa nuestro hombre, cuasi anguila por lo escurridizo: “la segunda (respuesta), ya tal”, como respondió en una ocasión a una tanda de preguntas. Perlas de evasión le sobran. Si acaso, como medida preventiva, antes de acudir a no responder podría asesorarse con la infanta Cristina, que estuvo horas en el banquillo confesando que tampoco sabía nada de lo suyo (y de lo nuestro) o con la misma Esperanza Aguirre a la que no le consta ninguna de las cientos de fechorías que hicieron ante sus narices la pléyade de estrechos colaboradores por ella elegidos (no olvidemos que trabaja para una empresa caza talentos) y por los que ponía la mano en el fuego. Muchos talentos encarcelados ya. Ojalá los incendios que destruyen mi Galicia verano tras verano estuviesen hechos del fuego en el que pone la mano Esperanza.

Obligado a responder a todas las preguntas no quiere decir obligado a decir la verdad, que en eso no hay experiencia. Si así lo hiciera el pueblo podría infartar. Es casi una cuestión de salud pública que siga mintiendo. Menos mal que contamos (cuentan los jueces) con su “ojo polígrafo” para detectar las mentiras. Tendrá trabajo a destajo y puede salirse de la cuenca. Queda por saber si declara detrás de un plasma, por holograma, en diferido o en la propia Audiencia Nacional, que sería lo suyo, teniendo un par. Pero temo que tampoco para esto estemos preparados, esta tropa da lecciones de todo menos de dignidad. Y queda también por saber si jura decir la verdad. Si lo hace sobre la Biblia, sobre la profanada Constitución, mercantilizada, o sobre el Marca, que es sagrao, por aquí lo pueden pillar.

Deberá confirmar o desmentir si existió financiación irregular del Partido Popular. Supongo que dará por hecho que no era irregular, “salvo alguna cosha”. Y estaría convencido, algo que era regular, regularmente. Dirá que no vio nada raro y le brincará el ojo, pero no es una prueba, por desgracia. Diga lo que diga va a salir retratado, esta vez no engañará a nadie, aunque le sigan votando millones, ese es otro estudio aparte para ilustres sociólogos. O sicólogos.

Sí, me estoy enamorando de la Justi, han trincado a Ignacio González y a un puñado más de ignacios. Por hacer negocio, mucho, con el agua de los madrileños, presuntamente (siempre); le llegó al cuello. Otra mano derecha de Esperanza, y ahí sigue la tipa y su pellejo. Otro talento. Se nos va a llenar el trullo de cum laudes.

Mi Justicia está desmelenada, se ha cansado de que nos tomen por tontos y de que nuestra fe en ella estuviera en retirada. Golpe de timón.


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