El útero y las trufas

Decididamente me sentía bien, no volaba pero podía decirse que flotaba, comento superman. Todo cálido y cómodo. Mis ojos estaban secos, los cerré un instante.
Que tal estas, pregunto la mujer maravilla. Magnifico, simplemente soñando. Eso es bueno, dijo ella. Más tarde de lo haremos de nuevo.
Creo que se me está pasando un poco, ella tomo uno pequeño y se lo introdujo. Rápidamente sus ojos brillaron y yo chupe mi ración.
Prendimos el televisor, no se que proyectaban. Estamos ahí, viendo las imágenes, pensativos, los sonidos cambian un dos por tres. Nuestras mentes saltaban incontroladas de una idea a otra.
Cada pensamiento se volvía tan urgente que quería comunicarlo, pero encontraba imposible lo que quería comentar. Me levante y camine hasta la ventana.
La mujer maravilla dijo en voz alta, ahora si estoy volando y se lanzo al vació...