Revista Cultura y Ocio

El vampiro interrumpido / En la muerte de Christopher Lee

Por Calvodemora
El vampiro interrumpido / En la muerte de Christopher Lee
Si creyese en una vida después de ésta diría que Christopher Lee y Bela Lugosi están ahora contando víctimas en el infierno, esmerándose en elegir cuáles les proporcionó un placer mayor, las que les dolieron. Ahora que los dos están muertos, debiera existir un lugar en el que pudieran despacharse a gusto, hacer inventario de la sangre, tratar de encontrarle un sentido a la maldición que los convirtió en demonios. A Lugosi el personaje lo anuló. Al otro, a Christopher, le hizo grande - y eso que medía casi dos metros - y tal vez hasta le hizo mejor persona. No hay cielo fiable, azul y lírico, puro y eterno, para estas dos criaturas tenebrosas. Tampoco el infierno me parece el escenario idílico. Les vendría corto. Drácula es cosa de novelas y de películas. En un hipotético encuentro, los dos buscarían a Bram Stoker, le dirían que gracias por los favores prestados. También está el hecho de que los vampiros sean inmortales; circunstancia que aminora el impacto de la noticia. No creo que esta noche sueñe con un carruaje atravesando Transilvania, acechado por lobos, haciendo posada en un pueblo de gente aterrorizada. Ojalá soñase eso. De todas los recuerdos que tengo de las películas de Drácula -las de la Hammer, la fundacional de Tod Browning o la sofisticada de Coppola - es esa la imagen que perdura. Esta mañana, al saber del deceso, me fui al carruaje, me sentí Jonathan Harker, sentí que el cine es una casa a la que le vamos añadiendo muebles. 

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