Revista En Femenino

El Vengador del Parque

Por Mamaenalemania
Por lo general se cree, se dice, se comenta que, en lo que a relaciones fraternales se refiere – y sobre todo si hablamos de más de dos compartidores de padre y madre – los mayores o primógenitos asumen sin dilación y necesariamente el papel de galán protector y vengador del parque.
Por tamaño y experiencia debería ser lo lógico, no digo yo que no; pero a la hora de la verdad, lo que de verdad forja a un superheroe infantil es un pasado ojcuro y un puerperio problemático.
Y ser el tercero endurece que no vean.
Si no se lo creen, pasen y vean.
Allí donde el Mayor fue paseado embutido en piqué almidonado, el del Rizo no ha visto un lazo en su puñetera vida. Y del cochecito tiene vagos recuerdos que se remontan a aquellos maravillos meses en los que no se sostenía sobre dos patas.
Allí donde el Mayor tuvo chichonera propia, sábanas nuevas y nanas personales compuestas ex profeso, el del Rizo vió su cuna relegada a cárcel gigante de peluches y un espacio para el descanso nocturno dos tercios más pequeño que el útero que había ocupado hasta hacía poco. Exactamente entre el sobaco izquierdo de su padre, la teta derecha de su madre, el lomo de Destroyer y los pies cruzados del primogénito.
Allí donde al Mayor se le compraron pañales de todos los tamaños, previa ratificación de la báscula, al kilímetro exacto, el del Rizo lleva los pañales que haya. Que parece Julian Muñoz la criaturita.
Allí donde el Mayor fue aplaudido y festejado cuando articuló su primer „mamá“, el del Rizo ya puede decir supercalifragilisticoexpialidoso y repetirlo al revés, que se llevará como mucho unas enérgicas palmaditas en la espalda y un vaso de agua, que se habrá atragantado.
Ya sé que aquí el que tiene la fama es Destroyer; pero no se dejen engañar por las apariencias, háganme el favor, que aunque sea verdad que el cuñao jr. es una bestia parda, no tiene malicia ninguna y sus daños suelen ser colaterales.
El del Rizo, en cambio, es un macarra de cuidado.
Yo lo intuía, no se crean, que para algo les he parido a los tres. Pero estos días que el sol aprieta y tenemos adosado en nuestro jardín al vecinito insoportable de padres lobotomizados y edad comprendida entre mis dos benjamines, se han confirmado mis sospechas.
No se crean que le culpo, que el cabroncete se lo estaba buscando.
Que yo no me pongo a su nivel, no, pero macho, intentar quitarle la pala a mi Destroyer y llorar en modo mamá-me-ha-pegado-este-niño-más-mayor-y-corpulento cuando no lo consigues, bien merece un mamporro.
Destroyer, bonachón que es él, no quiso ratificar al niño en su llanto con un palazo, pero cuando apareció la Mutter del okupa amonestando al cuñao y reclamándole turnos en la pala, el del Rizo empezó a tensarse... con esa rabia que todos conocemos, de cuando llevas media hora metiéndote con tu madre y a tu marido se le ocurre darte la razón, que se la carga.
Fue darle la espalda a su tiranito con pala ajena y el del Rizo se lanzó. Costó soltarle de esa melena virgen de peine y champú, pero lo conseguí.
Sobra decir que el niño no ha vuelto a pisar nuestro césped. Y que cada vez que pasa por la valla, el macarrilla se quita el chupete y le abuchea tonnnntoooooooooooooo hasta que le pierde de vista.

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