El vicio de leer o Los perjuicios del lector mecánico a la literatura

Leyendo el otro día unos ensayos de Edith Wharton- estamos este año en el blog con el Reto Wharton & James y me gusta leer además de obras de los autores, textos sobre los mismos y sobre su pensamiento- me topé con un interesante y esclarecedor artículo titulado El vicio de leer, que merecería ser reproducido aquí en su totalidad. No haré tal cosa, además de por cuestiones de derechos y legalidades, por no cansar a l@s lectores y lectoras que os pasáis por esta bitácora con poco tiempo a vuestra disposición. He hecho, eso sí, una selección de parte de su contenido que puede dar pie a un interesante debate. 
Si tras lectura de estos extractos, os apetece dar vuestra opinión al respecto, ya sea para asentir o disentir con total libertad, y hablar sobre literatura, sobre vuestra visión de la literatura en general y la actual en particular, os invito a pasaros por el grupo de Facebook 'Los libros de Carmen y amig@s'. El debate está abierto...  

"Ningún vicio es tan difícil de erradicar como los que se consideran virtudes. Entre ellos, el vicio de leer es uno de los más destacados." 

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"Leer no es una virtud, desde luego. Pero leer bien es un arte, un arte que solo el lector nato puede adquirir." 

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"El hombre que gira el manubrio del organillo no podrá resistir una comparación con Paderewski, pero el lector mecánico nunca duda de su competencia intelectual. Y así como la gracia otorga la fe, del mismo modo se supone que el afán de superación mejora la sesera." 

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"La peligrosidad del lector mecánico es cuádruple. En primer lugar, al suscitar la demanda de literatura mediocre, facilita la carrera del autor mediocre. El delito de atraer al talento creativo hacia los dominios de la producción mecánica es, de hecho, el peor delito del lector mecánico. (...)

En segundo lugar, con su pasión por la exposición 'popular' de temas abstrusos y complejos, al confundir el refrito apresurado de una obviedad científica con las concepciones de un pensador original, que lleva su tiempo madurar, retarda la transmisión de la verdadera cultura y disminuye la cantidad de trabajo realmente perdurable. (...)

La costumbre de confundir los juicios morales con juicios intelectuales es la tercera causa de este perjuicio que se hace a la literatura. (...) No es obligando al escritor imaginativo a ceñirse a los 'temas elevados' como el lector mecánico interfiere en la producción de obras maestras, sino con su propia incapacidad de discernir aquellos 'temas elevados' en cualquier libro, por grande que sea, que suponga un repentino obstáculo para su punto de vista. (...) Que el lector mecánico confunda lo amoral con lo inmoral es, posiblemente, lógico (...); pero el perjuicio que hace a la literatura radica en su persistente ignorancia del hecho de que cualquier retrato serio de la vida deber ser juzgado no por los incidentes que expone sino por el sentido que el autor da a su significado. (...)

Y por último (...) El lector nato puede desear, o no, escuchar lo que los críticos tienen que decir de un libro; pero si le preocupa la crítica, lo que busca es el único tipo de crítica que merece llevar ese nombre: el análisis del tema y de la forma. (...) Es el lector mecánico el que exige esos inventarios (aquí la autora se refiere al recuento de personajes, incidentes y resumen del contenido) y los denomina crítica. Y esto es así porque el lector mecánico se encuentra en esa mayoría en la que el extractor, también mecánico, de argumentos, está  rápidamente ocupando el puesto del crítico. Toda forma de arte se basa en el principio de la selección, y cuando ese principio no se toma en cuenta, en la totalidad de cualquier producción intelectual, no puede existir una verdadera crítica.

De este modo, el lector mecánico trabaja sistemáticamente contra lo mejor de la literatura."

-o-0-o-Este artículo, y otros interesantes de Edith Wharton, podéis encontrarlos en Escribir ficción, libro publicado por la editorial Páginas de Espuma.   
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