Revista Cultura y Ocio

EL viejo y el mar. Ernest Hemingway

Por Mientrasleo @MientrasleoS

EL viejo y el mar. Ernest Hemingway

     "Era un viejo que pescaba solo en un bote en la corriente del Golfo y hacía ochenta y cuatro días que no cogía un pez. En los primeros cuarenta días había tenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado, los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente salao lo cual era la peor forma de la mala suerte;  y por orden de sus padres, el muchacho había salido en otro bote, que cogió tres buenos peces la primera semana. Entristecía al muchacho ver al viejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota."
     Este fin de semana hablaba de prejuicios, unas veces razonados y otras no. Yo los tuve durante un tiempo con este libro. No me digáis el motivo... creo que fue porque me lo regalaron hace muchos años y la palabra "viejo" me sonó despectiva. De alguna forma trágica incluso. Y eso condenó al libro en su estante durante meses que se convirtieron en años. Hasta que, finalmente, me decidí a leer esta historia. Hoy traigo a mi estantería virtual, El viejo y el mar.
     Conocemos a Santiago, un anciano pescador que lleva ochenta y cuatro días sin pescar nada. De hecho ha perdido a su ayudante, pues su familia temía que estuviera con un patrón gafado. El día ochenta y cinco, sin embargo, se encontrará con la presa que le ha desvelado. Vivirá una lucha con este gran pez hasta ver si puede llevarlo a puerto o no.
     En realidad podría decirse que lo que hoy traigo es un cuento. Sólo que la palabra cuento se toma muchas veces de forma peyorativa, cuando realmente no es así. Así que diré que es un relato corto, para leer del tirón, escrito de una forma sencilla y sin pretensiones. A partir de aquí, una vez que vamos pensando en lo que hemos leído cerrado ya el libro, es el momento en que nos abrimos a su historia. Descubrimos un hombre en el ocaso de su vida que lucha, pensamos en todo lo que nos han dicho en apenas un puñado de palabras y comprendemos la belleza y emotividad del relato que hasta hace unos minutos tuvimos entre manos.
     Cierras el libro y no puedes evitar mirarte las manos, sabiendo que no eres Santiago, que no ha sido tu lucha aunque te hayas emocionado. Y miras el mar, la mar, con otros ojos. Por un momento con los ojos de un pescador capaz de enfrentarse a tiburones. Entrañable este Santiago que llevaré conmigo para siempre. Tal vez por venir de una tierra con tradición pesquera, o tal vez no haga falta ser de este tipo de tierras para apreciar al protagonista. Lo que es si que os puedo decir, es que la historia conmueve. No llega a ciento cincuenta páginas y la vivimos como propia con un ritmo pausado, adecuado a la edad. La soledad, la vejez, la fuerza de voluntad y la espera, sobre todo la espera. Antes de darme cuenta ya tenía el final encima, perfecto, cosa que pocas veces se puede decir en un libro. Acompañada por un narrador que es capaz de ceder su puesto al protagonista, he vivido la salida al mar, el hambre, la lucha con un pez, con varios, ¡tiburones! He olido la mar y escuchado gaviotas. Y lo primero que pensé al hacerlo, es que podía haberlo disfrutado mucho tiempo antes.
     Hoy traigo un libro conocido por todos, al menos en título. Un libro que, como suele suceder en estos casos, hizo correr ríos sobre el origen de su protagonista, diciendo si era tal o cual patrón del barco del autor. Parece que ahora se decantan por un hombre canario... pero sólo lo parece, siempre hay quien discuta teorías cuando el autor no puede confirmar ninguna. De lo que no cabe ninguna duda, es de que se trata de un título imprescindible en cualquier biblioteca.
     Y vosotros, ¿cuál es vuestro imprescindible, ese libro que si perdierais tendríais que volver a comprar?
     Gracias

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