Revista América Latina

El vino

Publicado el 31 diciembre 2014 por Fabricio @yosipuedochaco

El vinono Publicado el 31 de Diciembre de 2014 por Mora Torres Dicen que en la Antigüedad (Paleontología ) el vino no era sólo bebida de los dioses que los hombres podían probar y alegrarse con ella, sino que era remedio, remedio santo (Textos mágicos egipcios ). Los seguidores de Baco bebían en verdad al propio dios en su copa o su cuerno, al menos eso era lo que con seguridad creían (La religión en la antigua Roma ). Como su madre había muerto al nacer él -era hijo del inmortal Jupíter y la mortal Semele (Sociedad y religión en Roma )-, su padre encargó el cuidado del niño a las Híadas. Lo criaron de maravilla, y Jupíter se los agradeció y las depositó en el cielo transformadas en estrellas, las Híadas precisamente. En el momento en que estas ninfas dejaron de cuidarlo, Sileno fue el encargado de su educación. Jupíter no pudo encontrar mejor maestro para Baco que Sileno, un sátiro obeso que era a su vez un dios menor de la embriaguez (La Actio Libera In Causa ). Baco viajaba por el mundo llevando sus eufóricas enseñanzas y enseñando a brindar. Sileno lo seguía, montado en su asno y junto a una gran cantidad de mujeres y hombres armados que bailaban con el sonido de los tamboriles y los pífanos (Tras las huellas de Terpsícore ). El asno de Sileno era un animal muy especial. Cuando la invasión a la India, ahuyentó a enormes elefantes con sus rebuznos y permitió la conquista, por lo que se le agradeció de la misma manera que a las Híadas: fue transportado al cielo y convertido en astro, y allí está, entre las estrellas que rodean a Cáncer. Al regreso de la India, y como Baco ya era un dios en el que se podía confiar -había alcanzado su madurez etílica- el feliz Sileno, que agradaba a todo el mundo con sus dichos e ingenio, se fue a vivir a Arcadia (La Filosofía India en Europa: Arthur Schopenhauer ), donde se emborrachó todos los días de su vida. A este varón el alcohol le sentaba muy bien. En uno de sus viajes, Baco fue recibido por el ateniense Icario. A Icario le enseñó el cultivo de la vid, y como Icario tenía una hermosa hija llamada Erígona, para seducirla Baco tomó la forma de un racimo de uvas -seducciones que sólo les estaban permitidas a los antiguos, y cuando eran dioses o semidioses. A las vendimias de Icario concurrieron todos los campesinos del lugar, y algunos que llegaban de más lejos. Los que bebieron en exceso el jugo sagrado se emborracharon, y creyendo que había sido envenenados por Icario le dieron muerte y lo tiraron a un profundo pozo. De todos modos, y de este modo, el culto de Baco había sido instituido. Llega desde lo profundo de la historia hasta la actualidad. Este dios era un joven rozagante y fresco, como símbolo de la vivacidad que el vino produce. Se lo representa a veces montado en un tonel, en la mano una copa de vino. Pero no hay que creer demasiado en los dioses… Confrontemos versos Escribe Robert Browning: “El hombre, una vez manifestado, imprime para siempre su presencia sobre todas las cosas inanimadas: los vientos son en adelante voces, gemido o grito, quejumbroso susurro o rápida y ligera brisa, nunca un arrebato sin sentido ahora que el hombre ha nacido… Y esto nos llena de respeto por el hombre, de aprensión por su transitorio valor y del deseo de desentrañar su verdadera naturaleza y descubrir su posición y su destino final”. Escribe Fernando Pessoa: “Bocas cárdenas de vino, frentes blancas bajo rosas, nudos, blancos antebrazos abandonados en la mesa: tal vez sea Lidia el cuadro en que quedemos, mudos, eternamente inscriptos en la conciencia de los dioses. Antes esto que la vida como los hombres viven, llena de la negra polvareda que alzan de los caminos. Los dioses sólo socorren con su ejemplo a aquellos que más no pretenden ir en el río de las cosas.” Escribe Antonio Machado: “Yo, como Anacreonte, quiero cantar, reír y echar al viento las sabias amarguras y los graves consejos, y quiero, sobre todo, emborracharme, ya lo sabéis… ¡Grotesco!, pura fe en el morir, pobre alegría y macabro danzar antes del tiempo.” Escribe José Pedroni: “¡Dejadlos que beban el vino negro! Hoy es día de paga y el vino es bueno. Un mes seguido machando hierro. En la garganta tienen el fuego. A la tierra desciende, tabernero. De la tierra suban los jarros llenos. Vino de uva pisada por lagareros; vino que huela a fuerza para el herrero. De la tierra suban los vinos gruesos. Con jarros de vino se mata el fuego. Ponle a la puerta tranca de hierro, y abre la otra que está en el suelo. Abajo espera tonel obeso; tonel echado: desnudo cuerpo. ¡Todos a la tierra de seno fresco! ¡Bajad a la tierra herreros!” Escribe también José Pedroni: “Mamá Angustia, en la puerta, llora y da de mamar; llora porque su hombre en la taberna se está bebiendo el jornal. No llores, Mamá Angustia, que tu niño bebe tu mal. Míralo en la luna de tu pecho dispuesto a lloriquear. Yo iré, si tú lo quieres, a buscar a tu Juan que ha perdido el camino de tus ojos y no lo puede hallar. Le diré que tu mesa ya está puesta debajo del parral, con su jarra de vino de Mendoza y su redondo pan… Pero que nunca llores en la puerta cuando das de mamar; nunca las dulces lunas de tu pecho se hagan lunas de sal. Tu hombre es un herrero lo debes recordar.” Envío Para todos una copa de vino -pero una sola, por favor: dos o tres a lo sumo- para brindar por el 2015. Nuestros brindis no lo harán mejor, pero en el momento de la fiesta es grato chocar las copas y desear, y reírnos y todo lo demás, y pensar en todos nuestros amigos, los invisibles y los visibles, los conocidos y los desconocidos. Por ustedes habrá en mi mesa una copa de vino Mora

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