Revista Salud y Bienestar

El "yo no sabía nada", la ética y la calidad

Por Saludconcosas @manyez
sabía nada
Nadie es perfecto, y las organizaciones sanitarias tampoco... Pese a los protocolos, las normas, las guías o incluso las leyes, es habitual que de vez en cuando no todo sea como marcan los estándares. La costumbre, el siempre se ha hecho así, la presión de grupo y los pactos tácitos de silencio ayudan a que algunos comportamientos poco recomendables, poco éticos o poco legales pasen desapercibidos. O incluso que se defiendan a capa y espada, dado que en ocasiones van asociados a beneficios para los profesionales o para los pacientes. Esos comportamientos que si salieran a la luz escandalizarían a más de uno. Y no sólo hablamos de profesionales de a pie, ya que ocurre mucho con mandos intermedios y directivos: me consta que algo está pasando pero paso mucho de resolverlo.

Sin embargo, de repente llega el día en el que un informe, una auditoría o una noticia en prensa saca a la luz algunas verdades que duelen. ¿Qué ocurre entonces? Algo parecido a esta escena de Casablanca, en la que todos saben que ocurre pero nadie lo admite y, cuando se anuncia la verdad, todos ponen cara de sorpresa.


¿Es cuestión de ser siempre estrictos? ¿La calidad y la seguridad debe estar por encima de todo? Una cosa es cuando se produce una situación de emergencia, pero en el día a día, cuando se trata de procedimientos habituales, la costumbre y las medias verdades no suelen ser buenas consejeras. En ocasiones, mejorar la asistencia o la gestión pasa por intentar incluir ciertas costumbres en los protocolos y guías, si es que funcionan y son útiles. Pero ocultar la realidad no es la mejor opción. Como decía la canción "Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es... remedio"

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