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Elecciones europeas y abstención: claves

Publicado el 08 enero 2014 por Indignado @gritopoliticoes

Tras dos años de inactividad electoral, el nuevo curso político 2014 trae consigo una importante cita para finales de mayo: las elecciones europeas. Circunstancia probablemente desconocida para muchos, lejana para otros e ignorada para amplios sectores de nuestra sociedad.

Se trata de una cita importante porque los europeos elegiremos la nueva composición de la Eurocámara para los próximos cinco años. Un Parlamento que ostentará más competencias legislativas, presupuestarias y poder que nunca antes. Desde otra perspectiva, con nuestro voto vamos a determinar quienes serán los responsables de la toma de decisiones trascendentales para nuestra vida política y la de nuestros conciudadanos europeos, en una cámara que ve aumentado desde este 2014 su poder e influencia en el marco de las instituciones europeas. La política democrática superpone su importancia frente a la política económica, tecnocrática o de electos mediante procesos internos indirectos. Además, y derivado del Tratado de Ámsterdam, el Parlamento Europeo deberá aprobar la designación previa que los Gobiernos de los Estados Miembro hagan sobre la persona candidata a Presidente de la Comisión. Antes realizaba únicamente labores de consulta.

Parlamento Europeo

Precisamente por la relevancia que desprenden estos comicios, los estudiosos de la política en su conjunto intentamos nuevamente hallar la respuesta a un fenómeno político que reluce en este proceso con una considerable relevancia, la abstención. Sobre ella, con especial atención a nuestro país, se va a hacer un recorrido, intentando desglosar las que son las motivaciones más justificativas de este fenómeno perjudicial para la legitimidad política e institucional y fundamentalmente para la idea de una Europa unida y democrática.

La ciudadanía percibe la administración europea con una marcada lejanía y distanciamiento que comparada con su administración más próxima, los Ayuntamientos, le induce directamente a su alejamiento, desconocimiento y despreocupación. Partiendo de esta evidente correspondencia se comprende el sentir de la ciudadanía respecto de las decisiones europeas, las cuales desconoce, no las concibe de aplicación o efecto directo e inmediato, y no se interesa por su funcionamiento.

Existe una notoria falta de información, conciencia y conocimiento generalizado sobre el funcionamiento de las instituciones europeas, y en especial del Parlamento Europeo, electo democráticamente por todos los países miembro y con capacidad de decisión sobre cuestiones que inciden en nuestra vida cotidiana en más proporción de lo que la ciudadanía estima. Ello conlleva una falta de interés por el proceso electoral que repercute en el aumento del abstencionismo.

El ciudadano no llega a comprender en su perfección la peculiar división de poderes dentro de la Unión Europea. Un poder legislativo que es compartido entre el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo y poderes ejecutivos correspondientes a la Comisión Europea. Una organización política, ésta, distinta a la desarrollada en nuestro país y que dificulta la tarea de aproximación entre la ciudadanía y el poder europeo.

Participación elecciones europeas

Desde el punto de vista interno, es otro motivo de peso la menor repercusión mediática que generan estos comicios. La prensa no se vuelca con este proceso electoral con la misma magnitud que lo hace para nuestras elecciones legislativas, verbigracia. Los Partidos Políticos tampoco realizan una campaña de masas significativa ni con despliegues grandilocuentes habituales en los partidos catch all. De partida cuentan con un presupuesto menor puesto que no son financiados para estas elecciones y ello incide directamente en una menor divulgación y propagación electoral. En su conjunto, a oídos de la ciudadanía llega menor información relativa al proceso electoral europeo que viene a celebrarse, por una falta de propagación tanto de los medios de comunicación como de los propios partidos concurrentes.

Esta falta de información anteriormente mencionada trae consigo que el ciudadano acabe votando en las elecciones europeas en clave nacional. Esto es, votando al partido al que habitualmente suele otorgar su confianza, o bien castigando una posible mala gestión de su partido u otro, introduciendo en general con su voto, su sentir nacional del momento, que a su vez es motivación decisoria sobre el mismo. Una mayor campaña informativa continuada y no sola en periodo electoral, conseguiría orientar el sentido del voto de los no abstencionistas en clave más europea.

La idea de Europa no llega a estar suficientemente interiorizada en la construcción político social de los españoles y españolas, no conllevando necesariamente esto un sentimiento europeísta inferior al de otros países comunitarios. Si bien, todo lo anterior, sumado a la profunda desafección política imperante en el pensamiento ciudadano, su desmotivación y apatía ligada a tanto escándalo en la política española, y la pérdida de fuerza de los partidos políticos, previsiblemente arrastrará a una abstención histórica para este 2014.

No obstante, es necesario resaltar que esta abstención no se ha de interpretar como un simplista rechazo a Europa, como intentan hacer creer desde los sectores más extremistas, pero quizá sí un aviso del descontento sobre el camino adoptado por ella y un castigo a la política nacional que a su vez está suponiendo un menoscabo a la legitimidad institucional europea.

Pero el ciudadano europeo, y especialmente el español, ha de saber que el castigo se puede dar ejerciendo el derecho al voto, ya que afortunadamente la democracia permite la posibilidad de escoger entre un amplio abanico partidista e incluso el voto en blanco como seña de rechazo a todas las candidaturas. Con la abstención se favorecen mayorías absolutas como la que vivimos –y ahora lamentamos- en España, y se está posibilitando la entrada de partidos extremos euroescépticos con el consiguiente problema que esto puede acarrear. El hecho de no votar, únicamente empeora y cuestiona a nuestra democracia, en tanto en cuanto se está dejando en manos de otros, que van a decidir por ti, la elección de los representantes.

Es imprescindible cuestionarse el estudio de soluciones para frenar esta coyuntura muy ligada a las Elecciones Europeas. No podemos admitir que la participación estimada para las europeas de mayo sea de un 40-45%, puesto que es una representación irreal e incompleta. Por lo que resulta importante atajar el problema en base a las siguientes ideas.

Una mayor labor informativa por parte de las instituciones Europeas en relación a las funciones que éstas desempeñan es posible, especialmente el Parlamento Europeo, así como de la relevancia de conservarlas y enriquecerlas. Pero esta labor no debe quedar limitada al periodo electoral donde el ciudadano es abatido a información. Los Partidos Políticos, por su parte, deben ser más eficaces y sinceros en su labor informativa y de solicitud de voto, elaborando proyectos más ambiciosos pero realistas, útiles y cercanos, para que el ciudadano sea consciente de la trascendencia de dichos comicios y aumente su implicación.

Continuando en la línea anterior, es indispensable recordar en mayor medida las decisiones que allí se adoptan al igual que las labores funcionales de los europarlamentarios. La implicación de los medios de comunicación en la tarea, es fundamental. La ciudadanía debe percibir que las decisiones que ven la luz verde en la eurocámara alcanzan su vida cotidiana y son de interés nacional y europeo. A su vez los candidatos a diputados deben volcarse en presentarse ante la ciudadanía, escuchar más su voz y una vez en el cargo, continuar con este ejercicio saludable para la democracia.

Con todo ello podríamos mejorar este carente respaldo ciudadano a las elecciones al Parlamento Europeo. No podemos olvidar que en nuestras manos está decidir entre un Parlamento más social y progresista o el continuismo austercida, decidir entre una Europa de los pueblos o una Europa de los mercados. Nuestro voto es esencial porque es la viva voz de cada uno de nosotros, de nuestro concepto, visión y deseo de Europa, una Unión imprescindible para hacer de nosotros una tierra más solidaria, progresista y próspera.

Twitter: @AlejandrEspi


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