Revista En Femenino

¡Elegir el biberón no me parece mal!

Por Tenemostetas
Por Ileana Medina Hernández
A partir del post que ha escrito Ecohumanisten su blog, sobre las cesáreas y el parto libre, he tenido la idea de hacer una versión igual, pero con los biberones y la lactancia materna.
Nunca hasta ahora me había visto en la necesidad de escribir un post aclarando que no tengo nada en contra de las madres que dan biberón (yo misma pude ser una), y que las campañas a favor de la lactancia no van contra ninguna madre individual, sino que tienen el objetivo de cambiar las costumbres sociales y los intereses políticos y económicos que impiden -más o menos invisiblemente- la posibilidad de la lactancia materna libre, a demanda, con placer, en público, y en los plazos mínimos que recomienda la OMS.
Sin embargo, visto como arrecian los intentos de dejarnos como una secta extremista, "talibana" o intolerante, voy a parodiar en este post a Ecohumanist.
Para lograr el efecto completo, te recomiendo que abras las dos ventanas a la vez.
¡Elegir el biberón no me parece mal!
¡Elegir el biberón no me parece mal!No, no me siento en posición de juzgar a nadie.
Aún menos para juzgar a madres que han intentado amamantar y no lo han conseguido.
Personalmente, me parece peor reaccionar en contra de las ideas defendidas en este blog (ventajas y placeres de la lactancia, libertad para elegir con toda la información en la mano...) o en contra de cualquier idea, a partir de una perspectiva parcial, limitada a los miedos y a los obstáculos, que en muchos de los casos, son obstáculos ajenos...
¿Por qué entiendo a quienes eligen biberón?
Actualmente el biberón es la opción más generalizada de alimentación infantil, la que se ve en todos los escaparates y anuncios publicitarios, la que incluso dan sin tu consentimiento en el hospital al nacer al niño, la que hemos visto "toda nuestra vida" y vemos dar a nuestro alrededor... La que, en una cultura totalmente cuantitativa, nos permite ver la "cantidad" que comen nuestros niños y mantener el control de la situación, con horarios y medidas. La que, frente a las desbordantes sobre-exigencias de la vida actual sobre la mujer, nos permite delegar la tarea de alimentar a nuestros bebés.
La mayoría de las mujeres que dan biberón han tenido que enfrentar miles de obstáculos provenientes de un entorno sobre-exigente y poco sostenedor- y eso es lo que se trata de cambiar-; o han carecido de información y ayuda profesional para resolver los problemas -y eso es lo que se trata de cambiar-; o han sufrido un parto traumático y la separación de su bebé durante horas o días, que les ha imposibilitado el correcto establecimiento de la lactancia -y eso es lo que hay que minimizar-  o lo han elegido libremente, y entonces no hay nada ni nadie que pueda hacerlas sentirse culpables.
Tampoco creo que las madres que amamantamos seamos "mejores madres". La crianza se compone de muchas cosas. Las madres que amamantamos, en todo caso, sólo podremos ser mejores madres que nosotras mismas si no hubiéramos amamantado, o al menos así lo sentimos muchas. No se trata de compararse con nadie, se trata de hacerlo lo mejor que cada una pueda.
Pero no entiendo a quienes no son capaces de respetar la elección de una lactancia natural no interrumpida por el uso de biberones...
...y niegan el consenso científico total a favor de la lactancia materna, a la vez que muchos médicos siguen recomendando el famoso "biberón de refuerzo", y midiendo y pesando a nuestros bebés como si fueran objetos que deben cumplir unos estándares de calidad.
Es decir: defenderé hasta las últimas consecuencias el derecho de cada mujer a escoger la forma en que desee alimentar a su hijo. Si eso implica escoger el biberón, adelante.
Lo que nunca aceptaré es lo siguiente:
-Que se nieguen, se oculten o se manipulen las evidencias científicas a favor de la lactancia materna y los riesgos de la lactancia artificial, y se sigan perpetuando las verdaderas prácticas -a veces invisibles de tan "normales"- por las que el sistema las hace fracasar.
-Que se siga vendiendo la idea de que amamantar es incompatible con el trabajo. Si el trabajo es el problema, cambiemos a los discriminadores y al sistema productivo-laboral.
-Que quienes no han podido amamantar y se sienten mal por ello, nos acusen de criticarlas o de "hacerlas sentir peor". Que maten al mensajero, en lugar de intentar cambiar las cosas para que su experiencia no se repita. Es al revés, precisamente queremos ayudar a que cada vez menos madres se sientan mal por no haber podido amamantar, lográndolo.
-Que se diga que la lactancia atenta contra la participación del padre en la crianza. Que -tras milenios en que los padres no han puesto ni un pañal y aún estamos muy lejos de repartos equitativos- vengan a decir que el hecho de que no puedan dar de comer a sus hijos sólo durante los primeros meses, interfiere en su capacidad de vincularse con el bebé es, cuando menos, demagógico.
En resumen: acepto y me identifico con la afirmación de una mujer que dice: "yo elegí el biberón porque así lo quise, o porque fue la única solución posible en mis circunstancias". Es una postura honesta, que nadie podría criticar.
Lo que me parece inaceptable es el discurso que pretende diluir las diferencias entre la lactancia natural y la artificial, disfrazarlo de feminista, y enfrentar a unas mujeres contra otras, con argumentos carentes de toda base.
Espero que mi posición relativa a la libertad de elección haya quedado explicitada para tod@s.

Volver a la Portada de Logo Paperblog