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Elementos y oligoelementos, necesarios para tu salud y belleza

Publicado el 15 marzo 2010 por Luza Rios

Algunos minerales intervienen en el funcionamiento de ciertas enzimas, otros participan en la formación de hormonas, mientras que otros integran la masa muscular, los huesos y la sangre.

Pero para que estos elementos cumplan su papel en la nutrición humana debe existir un equilibrio adecuado entre ellos.

LOS   MINERALES

Además de proporcionar al organismo grasas e hidratos de carbono, proteínas y vitaminas, los alimentos también

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proveen de minerales, elementos básicos que desempeñan un papel fundamental en diferentes funciones vitales y aseguran un perfecto estado de salud.

ELEMENTOS Y OLIGOELEMENTOS

Existen 19 elementos que se consideran indispensables para la vida humana. Según la cantidad en que cada uno de ellos se halla en los tejidos vivos se clasifican en elementos principales y en oligoelementos.

Los principales son aquellos que se necesitan en grandes cantidades: calcio, fósforo, potasio, sodio, hierro y yodo.

Los oligoelementos actúan en el organismo en muy pequeñas cantidades, y son los siguientes: magnesio, cobre, cinc, molibdeno, manganeso, cobalto, flúor, azufre y cloro.

El contenido de minerales en los alimentos suelen depender de la proporción de aquellos que contienen las tierras de las cuales provienen. Por eso es poco probable que en los países importadores, donde se consumen alimentos procedentes de distintas regiones, se den tanto el exceso como el defecto proporcionales.

EL SODIO

El sodio está presente en todos los fluidos del cuerpo y es esencial para mantener equilibrada la proporción de agua que necesita el organismo, así como para la actividad de los músculos y de los nervios.

Un adulto necesita cuatro gramos diarios de este mineral, que se encuentra en una amplia variedad de alimentos, de modo que se obtiene naturalmente con cualquier dieta. Sin embargo, debido a que en los países occidentales se sala la comida, y, a que la mayoría de los alimentos elaborados industrialmente también contienen sal, una persona suele consumir un promedio de sodio cinco veces superior al necesario, lo cual provoca numerosas enfermedades, sobre todo entre los niños pequeños y las personas de edad avanzada.

EL POTASIO

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El potasio, presente en numerosas frutas y verduras, complementa al sodio y puede contrarrestar los efectos perjudiciales de éste sobre la presión sanguínea, por lo que resultaría ideal condimentar los alimentos con una mezcla de sales de sodio y de potasio, en lugar de sal común.

En casos excepcionales, la deficiencia de potasio ocasiona un fallo cardíaco, lo cual puede ocurrir si se abusa de purgantes y diuréticos, ya que este mineral se expulsa por vía renal. Su deficiencia se expresa por irregularidad del ritmo cardíaco, debilidad muscular, irritabilidad y confusión mental.

La deficiencia de sodio puede provocar calambres musculares

EL CALCIO Y EL FOSFORO

Ambos son elementos estructurales principales, porque los huesos están compuestos básicamente de uno y otro. Puede decirse que cualquier dieta aporta el suficiente fósforo, y ahí que no se presenten prácticamente nunca casos de carencia de este mineral.

El calcio es esencial para la formación y la regeneración del tejido óseo y de las piezas dentarias (al igual que el flúor, con el cual se complementan y que, además, previene la osteoporosis y la calcificación de la aorta), e interviene asimismo en las actividades musculares y nerviosas y en la coagulación de la sangre, amén de fortalecer el latido cardíaco. Cabe señalar que los niños necesitan más calcio que los adultos, al menos hasta los 15 años de edad.

EL HIERRO

El hierro forma parte de la hemoglobina y, por lo tanto, participa en la oxigenación de la sangre. Esas dos son sus principales funciones. No obstante, también interviene en la eliminación del dióxido de carbono y en el mantenimiento de la estructura de los núcleos celulares. La deficiencia del hierro, una constante en los países desarrollados, tiene como consecuencia la anemia, o escasez de glóbulos rojos.

La absorción del hierro contenido en los alimentos es, en general, pobre. El alcohol, y en particular el vino, ayudan a su asimilación, aunque su exceso provoca que este mineral se acumule en el hígado, en el bazo y en la médula ósea. La vitamina C también favorece la absorción de hierro, y el cobre contribuyendo a su almacenamiento.

EL YODO

El yodo genera la tiroxina, u hormona tiroidea, que controla la actividad del metabolismo corporal. La insuficiencia de yodo puede provocar bocio, y si se presenta en la infancia puede producir retraso mental.

EL ZINC Y EL MOLIBDENO

Estos oligoelementos son necesarios para la actividad enzimática. El zinc se precisa para el crecimiento normal y para la maduración de los órganos reproductores.

La diferencia de ambos a la vez es muy rara, pero la falta de zinc puede producir enanismo o retraso del crecimiento, dependiendo de cuál sea su nivel de carencia.

SILÍCE: Fortifica arterias, tendones, piel, cartílagos y es bueno para la vista.  Indispensable para la asimilación del calcio, la formación de nuevas células y en la nutrición de los tejidos.  Pero si ya es importante su papel de protector cardiovascular lo cierto es que donde el silicio orgánico ha mostrado más claramente sus efectos terapéuticos es en el tratamiento de enfermedades reumáticas. En estas dolencias el silicio logra disminuir el dolor y la inflamación y provocar una gradual regeneración del cartílago de las articulaciones afectadas. Asimismo, da muy buenos resultados en el alivio de las dificultades de movilidad asociadas a estas afecciones. Por tanto, el silicio es analgésico y antiinflamatorio pero además aporta la ventaja de ser natural y de no provocar ningún efecto secundario.

Por otro lado, conviene explicar que el silicio es parte importante de las estructuras que componen el tejido conjuntivo como son el colágeno, la elastina, los proteoglicanos y las glicoproteínas estructurantes. Por sus características, este mineral determina la integridad del tejido conjuntivo actuando en varios niveles. Por ejemplo, el silicio actúa como cimentador de los tejidos por su ubicuidad (está contenido en todos ellos), resistencia y por los enlaces estructurantes que es capaz de crear. Además asegura la mineralización de los tejidos y determina la formación y estructuración de huesos, tendones, ligamentos y cartílagos.

La dieta moderna no aporta la cantidad de silicio necesaria para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Por eso es recomendable tomar algún suplemento que lo contenga -siempre asesorado por un especialista- o preocuparse especialmente de incluir en nuestro menú diario algún alimento rico en silicio

SELENIO: previene el envejecimiento prematuro, evita problemas de piel y próstata. El cuerpo se ha de proteger contra los radicales libres las 24 horas del día. Estos agresivos compuestos atacan nuestras células, y si no están bien protegidas por los antioxidantes, se produce la oxidación de los ácidos grasos de la membrana celular, lo cual puede llegar a dañar la célula.

Además de ser un mineral, el Selenio es un antioxidante que ayuda a equilibrar el cuerpo. Esta substancia regula una serie de procesos biológicos que son importantes para su bienestar y salud.

Por ello es muy importante tomar una alimentación sana y variada: a través de ella se aporta Selenio al cuerpo.

ALIMENTOS RICOS EN MINERALES

Hierro: Hígado (de pollo, ternera, pavo, cordero, etc.) Carne roja, huevos, ostras, mejillones,
caviar, judías, garbanzos, lentejas, almendras, nueces, pasas, avellanas, pistachos, pipas de girasol, frijoles, habas, guisantes, soja, espinacas, coles, coles de Bruselas, alcachofa,
soja, cereales integrales (avena, arroz, trigo) chocolate amargo y melaza, aceitunas.

Yodo Mariscos, almejas, berberechos, ostras, pescado, hígado, algas (algina o agar agar), hortalizas, ajo, piña, huevo de gallina, cebolla, cebolleta, champiñones, setas, habas secas, cacahuetes, zanahoria, tomate, ciruelas secas, caracoles, chocolate, lechuga y escarola, vino de mesa, yogurt, patata, limón, frijoles, espinacas, rábanos, sal de mesa, medicamentos que contengan cubierta de color rojo (consulte con su médico antes de tomar un medicamento con estas características.

Magnesio Verduras, soja, avena, cacahuates, cacao, nueces del brasil, harina de soja, almendras, avellanas, judías, pistachos, jengibre, legumbres, cereales integrales, maíz, guisantes
almendras y chocolate amargo.

Flúor aguas fluoradas, té y pescado, arroz integral, repollitos de Bruselas, coliflor, yemas de huevo, ajo, centeno, espinacas, berros, remolacha, puerros

Potasio: frijoles, germen de trigo, nueces, plátanos, acelgas, calabaza, berros, zanahoria, coles de Bruselas, patatas, aguacate, melones, fresas, tomate, naranja, kiwi, lentejas, judías, dátiles, lechuga, papaya, guisantes, frambuesas, grosellas, melocotones, manzanas

Calcio: espinacas, col rizada, cebolla, berros, acelga, cardo, brócoli, judías blancas, garbanzos cocidos, lentejas, soja, avellanas, nueces, pistachos

Fósforo: algas, arroz integral, semillas de calabaza, semillas de girasol, semillas de sésamo, nueces, pescado, repollo, semillas de mostaza, berenjenas, rábanos, puerro, coliflor, ciruelas, espinacas, berro, mariscos.

Zinc: frambuesa, alfalfa, duraznos, ostras, huevos, germen de trigo, semillas de mostaza, cacao, semillas de calabaza, levadura de cerveza.

Molibdeno: germen de trigo, legumbres, cereales integrales, vegetales de hoja verde oscura

Sílice: cola de caballo, lechuga, espárragos, remolacha, rábano, avena integral, arroz, semillas de girasol, cereales integrales, verdura de hoja, todas las frutas, diente de león.

Selenio: Germen de trigo, atún, salvado, cebolla, tomate, brócoli, moluscos.


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